Despedida de Queenstown, con su puerto, su barco de carbón y la mejor hamburguesería del mundo, con menú en español... En alguna otra tienda también nos dicen hola, cómo estás y nos preguntan de fútbol...
Visitar el Milford Sound (sólo hay tres fiordos que se llamen Sound, los demás son fiords) es el must do número uno para un buen kiwi. Vamos en autobús, totalmente recomendables la compañía Kiwi Experience, no sólo es la más barata, el conductor del autocar es un tío muy enrollado y que se haría coleguita de atalanta por su buen gusto musical... (contentar a todo un autobús de mochileros es muy difícil..).
Atravesamos en túnel de homer, hay que guardar turno, es estrecho y muy oscuro, imaginaros bajarlo con la bso de Misión Imposible y haciendo eses con el autobús...
Volvemos en avioneta, así nos ahorramos cuatro horas de viaje y vemos cosas que desde el autobús no se ven, sólo en una caminata de cuatro días, y hay que reservarla con meses de antelación. Im-presionante.
Afortunadamente no pierdo ninguna extremidad, pero mi sentido del equilibrio se ve afectado durante bastante tiempo... Hace veinte años que no se mata nadie por aquí, la última vez seis japoneses y el piloto de 21 años. Las fotos del avión en el
cuaderno de viajes de A.
Desde el barco se ven cosas como ésta.
Y ésta, que además de verse te moja.
Sin olvidarnos de las que hemos visto en las sucesivas paradas del bus hasta llegar al fiordo, perdón, al sound...
Aquí las formaciones esféricas de Moeraki, daros prisa en ir a verlas, porque yo creo que se están rompiendo un poco y no lo arregla nadie... son piedras cubiertas de formaciones calizas que le dan esa forma, aunque los maoris dicen que son canastos de comida de una barca que se hundió convertidos en rocas y arrecife respectivamente.
Y en Dunedin visitamos la calle más empinada del mundo, el secreto de las series de potencia...
En está el edificio más fotografiado de NZ, una estación de tren con tejas de Marsella y piedra inglesa que conoció más actividad en su tiempo. Poco más que ver, mucho ambiente universitario, abundancia de skaters y bicicletas de montaña de todas las clases. Cold but cool, dicen ellos, la capital indie de NZ, debe ser aburrido vivir aquí y por eso se dedican a la música... yo creo que conoció tiempos mejores...
ya nos avisan para embarcar y programo la entrada para dentro de unas horas, la próxima será desde un ordenador fijo... y eso que el portátil pide caña, habrá que hacerle caso, pero será para otra vez, ahora toca llenar la despensa.
El pakeha para los maorís, el oversea para los kiwis vuelve a casa.
Espero que nos hayáis echado de menos.