Hoy no he dado la vuelta a la encina, pero he pasado por Encinas de Abajo, dejaré para otro día Encinas de Arriba. Sigue el viento soplando y mi cabeza como unas bielas girando.

He ido a ver una película convencido por los efectos especiales más que por el argumento o los actores. La verdad es que al final los tres han estado compensados, e incluso han dado para pensar. Me la esperaba más
americana, con más banderas, discursos y salvadores del ombligo del universo (si Copérnico levantase la cabeza) pero se queda en lo mínimo esperable, o es que ya he visto tanto que no lo capto, o peor aún, el mensaje
u-ese-a ha penetrado subliminalmente en mi mente.

Y al llegar a casa y poner la tele sale un refugio antinuclear que un paisano construyó en tierras talaveranas, y contra el viento sólo pienso en dar otra pedalada más, pero a veces se me escapa que no me gustaría sobrevivir a un ataque nuclear. Que no le encuentro sentido a ser uno, o el único, de los humanos que salga a pasear después del desastre y encontrarlo todo calcinado, quemando mis pulmones vírgenes de tabaco con las cenizas que nublan la luz del Sol y sin nada nuevo que ver en la tele porque todos son reposiciones. Miren, que cuando suene la sirena no voy a correr, que quiero que los protones y neutrones me atraviesen como Jesucristo a Santa Teresa en sus éxtasis, y que se me vea el esqueleto justo antes de desintegrarme como sucede en las películas. Que digo yo que será instantaneo y luego paz y después gloria.
venga ya la dulce muerte, el morir venga ligero, que muero porque no muero
Y en 2012 se acaba el mundo. Los ricos lo saben y han comprado su pasaje al futuro posible, y resulta que no dejan entrar a los proletarios en el arca. Y me pregunto quién va a trabajar entonces, si la Reina Isabel no lo ha hecho en la vida y
Steven Jobs ya tiene bastante con sobrevivir a su enfermedad y seguir creando achiperres de la manzana mordida para que los atornillen los que en toda su vida no podrán comprar ninguno. Si los que tienen dinero son viejos para hacer algo, y sus vástagos no valen ni la cuarta parte de sus progenitores, ¿quién sacará a la humanidad adelante?
como el mundo se acaba no le importa pagar por internet y que le roben como a un servidor
Así que la peli entretiene, pero prefiero ser como
Charlie Frost, que muere contemplando la belleza sin esperar nada y retransmitiéndolo por la radio, que quizás nadie escucha.
El problema reside cuando
A piensa que ella intentaría sobrevivir, aunque los paisajes que queden después sean de cuento, sí, pero de Lovecraft. Recordando la entrada sobre el miedo llego a la conclusión de que a lo que realmente tengo miedo es al dolor. Así que si viene una invasión de amenazantes, pongamos alienígenas para no ofender a ningún país limítrofe, guerreros que nos quieren pasar a todos a cuchillo pues no haré otra cosa que correr y cavar un refugio hasta llegar a NZ, donde no me importaría acabar mis días, que allí no hay vecinos con intenciones hostiles, y las películas me han enseñado que los aliens sienten predilección por quemar barras y estrellas. Pero si no duele,
hasta otra señores.
Pueblos del mundo extinguíos, dejad que continúe la evolución...
¿Por qué vamos a ser más que un trylobite?
De todos modos, si creeis que valéis más que mil millones de terabytes, aquí unos consejos para sobrevivir:
+ no viene mal ser un ultraatleta, acostumbrado al esfuerzo y a la autosuficiencia, mejor triatleta, que además sabes nadar,
+ aprende a conducir todo tipo de vehículos, desde ala-deltas a antonovs,
+ compra un coche grande y duro, con caballos y que consuma poco.
+ usa el banco rumanogitano, es decir, lleva todas tus pertenencias encima (relojes caros, oro..),
+ apréndete el diario de McGyver como tu propia biografía y nunca dejes tu navaja multiusos en casa,
+ vete siempre vestido como si fueras al monte, que el fin del mundo no te pille arreglado.
+ leer es muy importante, cualquier cosa, las noches van a ser muy largas, y los contadores de historias y los que se acuerden de cualquier pizca de conocimiento serán bienvenidos.
+ y sobre todo no te arrepientas de nada, ni de lo hecho bien ni mal ni de lo que no se ha podido intentar, que no hay nada como pasar la eternidad arrepintiéndose. Aprovecha el momento.
Al final me ha salido una entrada densa, mejor sería que hubieras dejado su lectura para cuando no hubiera otra cosa mejor que hacer.
No lo dejes para
mañana.