Esta es la entrada setecientas (y ocho mil quinientos comentarios) y este blog no ha reparado en gastos para celebrarlo. A saber, tras duras negociaciones con los distintos estamentos implicados, hoy empieza el verano y su dominio se extenderá durante noventa y tres días y quince horas. Otro evento importante ha sido la celebración de la I Carrera Nocturna Salmantina en la que el número de participantes se limitó a setecientos afortunados (aunque luego fueron muchos más sin dorsal) y para rematar los fastos, se ha conseguido que ¡A. participara en esta carrera!
Antes de dicha carrera hubo un conato de rebelión, tocaban 75' de fartlek y la rodilla izquierda dijo basta, salieron 8km en 32'10" y 4km en 31'15". Reposo de tres horas, mucho hielo y nos plantamos en línea de salida sin saber todavía si iba de fotógrafo estático, o dinámico, de A. o iba a picarme con los gamos y darlo todo.
Que se celebren carreras en mi ciudad no deja de ser un hecho sorprendente, máxime si discurre por el centro de la ciudad. Aunque tuviera el beneplácito del Ayuntamiento, no deja de ser la carrera más pirata en la que he participado. Y como piratas ávidos de nuevas experiencias, el Club Triatlón Salamanca envió una nutrida delegación
Esta vez no tenía fotógrafa oficial, así que acabé liando a la familia para el reportaje gráfico. El marco era precioso, la plaza Anaya, jardines punto de encuentro, otrora barrio que un general francés derribó porque estropeaban las vistas de la Catedral desde el balcón del palacio neoclásico en el que habitaba.
segundo acontecimiento este año en el que los dos llevamos dorsal,
y no hay dos sin tres...
La improvisación de la carrera quedó manifiesto a la hora de agotarse los dorsales, plantar el arco de salida en ángulo de noventa grados con el circuito, no balizar el recorrido (únicamente unos adhesivos amarillos señalaban el sentido de la marcha), no cortar el tráfico, no retirar vehículos aparcados, incluir en el recorrido escaleras sin ningún tipo de iluminación y la habitual apatía charra ante toda prueba deportiva que no sea emborracharse para celebrar un triunfo futbolero, nada les impedía cruzarse en el teórico recorrido de la prueba.
Coche, bolardo, obstáculos varios e inicio de las escaleras tenebrosas
No estoy acostumbrado a hacer sufrir mi corazón más que en momentos contados durante la realización de series. En momentos de gran demanda, la sangre va a los órganos vitales, corazón y cerebro. Creo que en esta carrera unas cuantas neuronas se sacrificaron a fin de que las piernas dispusieran de combustible, aunque confieso que tres días después aún no las echo de menos.
Me hubiera dado lo mismo hacer esta carrera debajo del agua. Porque la sensación fue de ir anaeróbico en todo momento. Las escaleras, giros en esquinas, empedrado, cuestas, obstáculos y otros atletas hacían que los cambios de ritmo fueran constantes. Cuando piernas y corazón iban al unísono podía disfrutar del decorado, pero no siempre era así.
Al final top 10, era carrera no competitiva, no he visto clasificaciones por ningún lado. 17'44" para 4.670mts de infierno urbano. Al llegar giro de 180º y a por el premio. Encuentro a A. dentro de un grupo al que la gente apenas deja pasar, se hubieran apartado más ante alguien que acabara de robar un bolso. Intento animarla, aunque no tengo mucha práctica y a veces temo agobiar. Y a falta de 200mts y con cuatro escalones e inicio de leve cuesta, A. hace un cambio de ritmo y nos deja a quienes rodábamos con ella allí clavados. Lástima que la aglomeración que se había formado bajo el arco le impidió disfrutar del paso por meta.
Nos divertimos. Así que habrá que repetir, ¿verdad?
Y si vosotros seguís ahí, ¡a por otras setecientas!
gracias a Carlos Gallego por las fotos,
y también a ti, papá.