La semana pasada exponía cómo Salamanca era ciudad de lenocinio y universitaria a partes iguales en los tiempos en que el infante Juan decidió trasladar a todas las mujeres de vida alegre a otro lugar. Este mismo infante moriría poco después de su matrimonio con la ardorosa Margarita, hubo quienes advirtieron a la reina Isabel de que dejara descansar a su hijo de tanta cópula, y ésta replicó
los hombres no pueden separar a los que Dios unió con el vínculo matrimonial.
Muerto el varón y siendo la mayor de las hermanas quedaba Juana, desquiciada tras la muerte de su amado Felipe según nos contaron. Del Hermoso tuvo un hijo, Carlos, que fue criado en los Países Bajos de donde regresaría a los diecisiete años.
Al morir el abuelo Fernando II de Aragón, dejaba en su testamento Gobernador de Castilla y León, en nombre de su madre e incapacitada reina Juana, a su hijo Carlos. El Reino de Aragón, Fernando se lo dejaba igualmente a Juana, por tanto legaba también a Carlos la corona de Aragón.
Y así acaba la casa de los Trastámara. Demos la bienvenida a los Habsburgo, también conocidos como Austrias, inconfundibles gracias a su mandíbula deforme, el labio inferior grueso y el superior retraído. Ahora tenemos a un desconocido a cargo de las Coronas de Aragón y Castilla y León.
para disimular la quijada sobresaliente, se dejó barba permanente
y en seguida la puso de moda entre todos los adyacentes...
Un día, los vecinos de Tazones ven unos navíos acercarse a la costa, piensan que son piratas, y no andan desencaminados, es el adolescente Carlos, que viene a reclamar su reino y sus ducados, que los necesita para sobornar a príncipes y principales centroeuropeos para ser elegido digno de la corona del Sacro Imperio Germánico.
Así, los castellanos se encuentran ante un extranjero que les viene a pedir dinero, desconoce todo de aquellos a los que gobierna y llega rodeado de pelotilleros foráneos a los que otorga cargos en su gobierno. Y, con educación, le piden un detalle ya que van a aflojar la bolsa: haga usted el favor de aprender castellano (aunque dicen que con tal mandíbula nunca pronunció bien), ponga su merced a gente del lugar en el gobierno, no se lleve las riquezas del lugar al exterior, y sea bien nacido y trate mejor a su pobre madre, que aún loquita, la mujer sufre.
Los representantes de las principales ciudades castellanas, burgueses y algún clérigo, se levantaron. Querían otorgar el trono a la demenciada, y ésta lo rechazó, no sabemos si con buen tino. Puestos a revolverse, entre sus reivindicaciones pedían un poco más de autonomía, al estilo de las ciudades italianas, por lo que los nobles castellanos, viendo que la rebelión tomaba un cariz revolucionario se acercaron al rey intruso, que por lo menos era de su clase.
Tras un año de revueltas, los Comuneros fueron derrotados en Villalar. Carlos I de España y V de Alemania, como nos enseñaron en la escuela, se salió con la suya, ajustició a los cabecillas, respetó a los nobles su exención de impuestos y para equilibrar la economía aumentó los impuestos al pueblo llano, impidiendo así la creación de industria y burguesía en estas tierras como estaba ocurriendo en el resto de los países europeos.
Vemos que de aquellos polvos estos lodazales. La historia se repite.
Y este es el día que se celebra hoy en mi comunidad, a veces Castilla se une a León con un guión y a veces con una conjunción. Ni nuestro nombre conocemos. Hay independentistas de uno y otro bando. Y los que piensan que ambos reinos han de estar unidos nunca se ponen de acuerdo para celebrar la fiesta en el mismo lugar.
Así es Castilla, perdón, Castilla-León.
¿Qué hubiera ocurrido de gobernar Juan? ¿y si la Reforma hubiera triunfado en la península? ¿nos hubiéramos transformado en duros trabajadores y avezados comerciantes? ¿y si fuéramos un departamento más bajo el dominio de Napoleón?
Pensaréis que esto es historia ficción, como otra fiesta más famosa que hoy también se celebra, la del patrón de Inglaterra, Etiopía o Portugal entre otros. Desconozco que haría el santo por esos lugares, pero se le reconoce la muerte de un animal imaginario para salvar a la hija de un rey de ser comida por la bestia como prenda de un tributo anual.
ay Jorge, vuélvete a nos, a cobrar la vida
de los que tributos asfixiantes nos piden...
Si los castellanos-leoneses, castellanas-leoneses, castellanas-leonesas y castellanos-leonesas celebran la sublevación del pueblo contra la tiranía de un monarca ajeno a quines gobernaba, los otros vitorean al que venció su pereza matadragones cuando la siguiente víctima era la hija del que mandaba.
Que ustedes lo pasen bien, y se lean al menos un libro de los que hoy se lleven a casa. Por cierto, Shakespeare y Cervantes no murieron en idéntica fecha, el manco murió el día antes y fue enterrado el mismo día que el Dulce Cisne de Avon expiró, pero ambos lo hicieron en calendarios distintos.
Carmesí, que no morado, es el pendón del comunero Maldonado
La banda morada de la bandera republicana se colocó así en reconocimiento al ardor comunero y al esfuerzo de Castilla, pero eran hombres que de colores poco entendían, pues esta banda no debía ser morada sino carmesí si somos fieles a la verdad.