el lugar
la prueba
Para no despertar la fiera de la prueba, para pillarla por sorpresa, a las seis de la mañana, antes del amanecer, con nocturnidad y alevosía 850 triatletas se introducen en el lago bajo la mirada de muchísimos testigos. No se ve más que lo que iluminan las escasas farolas de la zona y las de los pueblos que rodean el lago. Una pequeña luz roja nos guía de boya en boya, algunas canoas cuidan de que ninguno se extravíe.
la natación
Sinceramente no he disfrutado lo que debiera de nadar de noche en agua agradable, a pesar de no pretenderlo me vi inmerso en la marabunta, un poco marrullera (patada sangradora en la nariz, dos arranques de gafas), pero nadé cómodo. Son dos vueltas alrededor de una pequeña balsa separada del lago principal por un paseo de tierra por el que unas horas después pasaremos corriendo. A finales de la primera vuelta ya es de día y se ve las preciosas montañas que nos rodean.
La transición decidí tomármela muy tranquila. No hay carpas ni bolsas que recoger. El público anima a los valientes gladiadores desnudos. Todo lo que necesites lo has de colocar en una caja de plástico (similar a las de la fruta), la bici se coloca por el sillín con el manillar hacia abajo y hay una silla de plástico donde sentarse. Decidí cambiarme por entero de ropa para cada disciplina. Hasta me sequé con una toalla. Visto el día que hizo me lo tomé con bastante calma perdiendo muchos minutos que en esta prueba dan igual.
la bicicleta
Nada más oir el sonido de la cala en el pedal la carretera se empina y así seguirá casi 15km. Bajar un poquito y volver a subir. Es en estas primeras rampas donde peor lo paso, voy tranquilo, pero no pillo ritmo y todo el mundo me pasa. El circuito es precioso, esta abierto al tráfico en varios puntos, pera la labor de los voluntarios hace que no sea peligroso en ningún momento. Creía que L'Izoard sería el mayor reto de la bici, nada más alejado de la realidad. Es un puerto largo, tendido, no de esos que se coronan tras mil curvas de herradura, la cima está en la salida del valle. Cojo ritmo y hacia arriba, pasando más gente cuanto más cerca de la cima estoy. Mucha gente animando, en el avituallamiento personal me paro a recoger unas barritas que había dejado y me coloco el cortavientos para bajar, tampoco hubiera hecho falta, pero esta prueba la afrontaba tranquilo.
Creí que mi habilidad descendedora me iba a hacer perder muchísimos puestos, pero no son demasiados, y a casi todos los vuelvo a adelantar en las siguientes rampas. Que no tienen ningún desperdicio. Que son lo más duro del circuito. Hay tramos donde pueden rodar acoplado los que prefirieron lastrar la bici con unos cientros de gramos más en la subidas. En cualquier momento aparecen rampas, unas más largas que otras, pero todas van hiriendo y la gente va más tocada. Empieza a hacer calor y la gente para en las fuentes de los pueblos. Unos pocos también paran a estirar. Yo me sigo viendo bien, pero si volnerant omnes, ultima necat, voy con miedo de encontrarme esa última mortal y sigo rodando conservador.
Y ya se ve Embrun. Paso por delante de nuestro hotel. Sé que de aquí a la T2 hay 2kilómetros, pero el cuentakilómetros dice que aún quedan 15km de prueba...
Son las tres de la tarde. A estas horas sólo tres tipos de personas andan por la calle. A saber, los turistas, los triatletas y Satanás. Y en esto que Satanás sale a pasear. Y cuando llevas más de ciento setenta y pico kilómetros (y qué kilómetros) en las pierna y los termómetros marcan 36 grados, la carretera se vuelve a empinar ligeramente. Te crees que has tocado fondo, pero el diablo te toca el hombro y te dice que no con el dedo, que cojas un pico y una pala y sigas cavando. Os aseguro que esto es lo más duro del circuito. Rampa tras rampa a cada cual más dura, sin saber hasta dónde nos quieren llevar, con una carretera en mal estado y en algunas curvas con el asfalto derretido. La incertidumbre del destino y el porcentaje del circuito hacen que muchos decidan poner pie a tierra.
Y de repente parece que ya es suficiente, que aquí no me van a derrotar, unas cuantas curvas para abajo y estamos en boxes, alfombra azul y vuelvo a tomármelo con tranquilidad.