viernes, 31 de agosto de 2012

Norseconsejos. y III



ALOJAMIENTO

Aconsejo los hoteles que recomienda la organización. En el de meta, en el que además acaba la maratón de los que luchan por la camiseta blanca, dan un buffet la tarde/noche de la llegada, pagando. Igual que el desayuno al día siguiente. Allí se entrega la camiseta finisher y se hace una foto con todos los participantes.

La población de Rujkan está en el valle, a unos 18km de carreteras reviradas y con una amplia pero cutre oferta hotelera. Pero un domingo por la noche es difícil encontrar algo abierto para comer, aunque por la mañana está animado.

También hay campings y lugares habilitados para acampar.

No hay pasta party, el día antes hay una quedada de natación con café y pastas del patrocinador por la mañana y un triatlón sprint por la tarde (este año se transformó en duatlón por la temperatura del agua). Hay varios lugares acogedores y ricos para comer y cenar, teniendo en cuenta que hay que hacerlo con horario europeo y un par de supermercados, mejor el Joker que el Coop.


COMUNIDAD   
                                         
Si tienes interés en participar o te gusta el concepto del Norseman, te recomiendo agregarlos al FB o al Twitter. Según vaya acercándose la fecha irán subiendo fotos con comentarios que te animarán; descubrirás al ganador de la primera travesía invernal en el fiordo así como a los valientes que se atrevieron a hacer el Norseman en primavera (con trajes secos de submarinismo incluido, tardando un par de días), irás viendo el estado del circuito según se acerque el día, fotos graciosas… es una comunidad maja. Seguir  a esta gente es realmente interesante.


CIRCUITO

La bicicleta es subir, subir, subir, subir, llanear, llanear, bajar, subir, bajar, subir, bajar, subir, bajar, subir y bajar por el peor tramo de carretera de todos (baches)


La maratón tiene los primeros 25km picando hacia abajo ligeramente, se corre por el arcén izquierdo, no tiene más historia que la de correr por una carretera noruega (verde, lago, algún pueblo), después se gira a la izquierda 90º, control de chip, primer avituallamiento de la organización (agua, isotónico y plátanos con sonrisas ralladas en la piel y poco más) y empieza el ascenso. Se puede correr según el estado físico de cada uno, la mayoría caminamos. A partir de ahí, ya se puede llevar acompañante corriendo al lado.


Control de tiempo en el km32 y nuevo avituallamiento, los que no pasen tienen recorrido alternativo que finaliza en el hotel, y continua el ascenso, ahora más ligero hasta el km 37 donde hay un amplio aparcamiento. Para entrar al Gausta hay una puerta, unos cuantos jueces delante. Si hay buen tiempo pasas, si no, te harían bajar al control anterior y ahí se acaba la carrera.







Y hay 4.750 mts a meta. Realmente lo peor, puede ser el último kilómetro, que está lleno de piedras. Aislado, no me parece muy complicado. Hay marcas rojas que impiden perderse. Y es una romería de gente subiendo y bajando. En los primeros km he visto incluso niños en la mochila de sus padres, y más arriba además de niños más mayores, perros, caminantes de todas las edades y descendedores con buen estilo. Conforme se asciende, el clima cambia. A mi me llovió cerca ya de coronar. En fotos se ve a gente que ha llegado en camiseta de tirantes… cuestión de suerte y de estar en el momento justo.



Desde la cima se ve un sexto de Noruega. Disfruta del ascenso.


miércoles, 29 de agosto de 2012

Norseconsejos II



EQUIPACIÓN UTILIZADA

En mi opinión, y eso también me dijeron las personas que consulté, el Norseman es un circuito de cabra. Sobre todo ligera. Hay más de tres mil metros de ascensión, las bajadas son fáciles y hay decenas de kilómetros para rodar acoplado. Como se pasa por túneles hay que llevar chaleco reflectante y luces delante y detrás para ser vistos, si alguien quiere ver, puede poner luces de mayor potencia. Las bicicletas y peatones tienen prohibido atravesar túneles, van por una carretera alternativa que suele ser una vía antigua que a su vez puede tener sus propios túneles.

Este año el agua estaba a 13’5º, en la web esperaban una temperatura entre 15 y 17º, y se permitieron escarpines de neopreno. Yo estrené unos Orca que me fueron francamente bien. También usé gorro de neopreno. Supongo que hay gente que se da grasa en la cara, pero yo desconozco cuál usar.


Sinceramente, no pasé mucho frío los primeros 50-55’, luego tuve el primero de una larga serie de calambres y después nadaba completamente destemplado. Pero nos salió un buen amanecer en T1.

Nadé con calzas de compresión y decidí usar un culotte pirata, camiseta interior de manga corta, manguitos que en algún ascenso prolongado retiré, maillot de manga corta, zapatillas de triatlón (por comodidad) con puntera de neopreno y guantes cortos.


En el km40, lo hubiera deseado mucho antes pero fue mi culpa quedar ahí, se acaba el primer ascenso y empieza una enorme y fría meseta. Ahí está el primer control de chip de la bici y una cafetería. Para ese lugar reservé gorro de poliéster, guantes de invierno ligeros, maillot de manga larga grueso, chaleco de windstopper y braga de punto. Al principio me subí la braga todo lo que pude, más tarde me la quitaría y bajaría cremallera del chaleco, pero me calenté menos que subiendo alguna cuesta a brigada del viento y no eché nada de más. Incluso abrigado subí la sensación subjetiva de rendimiento.


Cuando empezó a llover, cambié el gorro por gorra de lluvia, y el chaleco por un chubasquero, los guantes largos hacía tiempo que me los había quitado y volví a por los cortos (nunca he usado guantes en IM y no suelo usar mucho los cortos cuando entreno, pero no fueron mala elección). Tenía varios pares de calcetines secos de varios grosores de reserva que no usé.

Los primeros 37’5 km de la maratón, o la totalidad si no se acaba en el Gausta, son de asfalto. Hasta llegar a la montaña puede hacer hasta calor. Voladoras, 4quads, camiseta y pantalón de atletismo Raidlight, ligeros y con bolsillo para geles (para no depender tanto de asistencia) y gorra. Cambiar las voladoras por zapas de trail al entrar en el Gausta es opcional, he visto a gente arriba con todo tipo de zapatillas. Cuestión de agarre, seguridad y preferencias.


Al entrar en el Gausta exigen a cada persona portar mochila con frontal, ropa de abrigo, comida, agua, móvil funcionante y dinero. Realmente sopesan la mochila con una mano, y te preguntan qué llevas. Empecé el ascenso tal como corrí sobre asfalto, cambiando las Brooks ST Racer por unas Lasportiva Raptor, añadiendo un Buff al cuello y a la espalda mochila 2’5l Raidlight, compacta y ligera, con 1L de agua (sobró casi todo) y una cazadora ligera que pronto me puse. También usé unos guantes finos (ya que los tenía los aproveché), un gorro de forro polar y un cortavientos Raidlight, que cumplió perfectamete su función y no ocupaba nada. Por si acaso, llevaba en la mochila, además del frontal, barritas, geles, móvil y dinero, una camiseta térmica y unos pantalones largos de windstopper.


En la línea de meta cabe poca gente, apenas los jueces, un par de fotógrafos, asistencia médica y cronometraje. Cuando yo llegué el clima tampoco era muy agradable. Hay un refugio calentito con cafetería donde puedes tomar desde una cerveza a un chocolate caliente y gofres recién hechos. El ascensor está unos 50mts más abajo.

CLIMA

En el gráfico se ve una correlación entre la temperatura y la altitud, aunque falta la correspondiente a la carrera a pie. Desde el inicio del ascenso a la cima, fácil es una diferencia de 8-10º.

En 2012, un noruego nos confiesa que es un mal verano, frío y lluvioso. Pero el clima por estas latitudes es caprichoso. El día anterior tuvieron una carrera con un tiempo estupendo y a mi me llovió la segunda mitad de la bici y los últimos metros de ascenso. Sin aire y con el sol brillando se puede estar en manga corta por la calle. No me parece un clima extremo, el problema de esta prueba es correrla entrenando la semana previa a 33º, parecido a cuando participando en Utah o Lanzarote es el primer día que me quito la cazadora y el culotte largo. Prueba de ello es que muchísimos locales corren mucho más ligeros de abrigo que yo.


domingo, 26 de agosto de 2012

Norseconsejos I


Hace años, cuando al coronel John Collins se le ocurrió enlazar las tres pruebas de larga distancia de la Isla, muchos le tacharon de loco. Pero acababa de nacer un deporte que ahora muchos practican con pasión.

Corren tiempos ahora del “y yo más”, “cuánto más mejor”, “aquí cruzarás tu límite” y otros epítetos que adornan pruebas de resistencia a cual más dura e imaginativa.

De aquellos primeros triatlones de unos pocos participantes, que seguramente acabaron siendo amigos, pocos quedan. La criatura ha crecido, se ha hipertrofiado, y sirve a otros amos que lo que quieren es ganar dinero más que ayudar ensanchar el espíritu de los que en ellos confían.

Y muchos se conforman más con la imagen y los números que con el verdadero sentimiento de vencerse a lo largo de la prueba.



El Norseman me parece un triatlón original y radical, original y radical en el sentido de volver a las raíces, a los orígenes del triatlón y de la larga distancia. Siento haber defraudado a los que buscan cualquier cosa con estos adjetivos, de los que últimamente se abusa, pero aunque mole y sea cool (por el frío que puede llegar a pasarse), afortunadamente no está de moda, y aún no hay medioNorseman, ni acaso una franquicia a latitudes más meridionales, ni su logo se reproduce mil y una vez en cualquier artículo destinado al consumo de un grupo de deportistas cada vez más pijo.


El Norseman es único. Gustará más o menos. A unos no les llamará en absoluto y a otros los recibirá una y otra vez con los brazos abiertos, aunque luego en carrera los sitúe en su sitio.

En este triatlón participan 250 personas. Cada vez hay más solicitudes. Apartado el cupo de noruegos y de élites, el resto de los participantes accede por sorteo y criterio del director de carrera, que para eso pide un pequeño currículo deportivo en pruebas de este tipo.


LUGAR

La salida está en Eidfjord, a la misma latitud que Anchorage (Alaska) y la meta está en el Gaustatoppen, a sus faldas está la localidad de Rjukan, a 197km de la natación. Dos zonas de transición distintas separadas por casi 200km en un país en el que la velocidad por ley está limitada a 80km/h y a poco más por la orografía (curvas, carreteras de montaña, ferris, túneles, presencia de autovías únicamente en las salidas de las ciudades...), por lo que conviene reservar hotel rápidamente tan pronto se sea aceptado en ambos lugares, aconsejo los que recomienda a su vez la organización, pues ambos están en el centro de todo el meollo y ofrecen más comodidades que las alternativas que podamos encontrar. Eidfjord es un pequeño pueblo transición entre el fiordo y las montañas, preciosos alrededores para visitar, entre ellos el Voringfossen, quizás la caída de agua más visitada de toda Noruega. Allí fue lo más cerca que conseguimos hotel, a 20km y 6 túneles de meta, quizás los 20km más duros de todo el circuito de bici.

Recomiendo entrar al país por Bergen y salir por Oslo. Así hacemos un viaje lineal y descubrimos nuevos lugares. Si se entra y sale por Bergen, creo que es mejor volver por el mismo camino, no sólo es el más bonito sino que los que recomiendan los distintos navegadores  me parecen más incómodos y poseen más trasbordos en ferry. A Eidfjord se llega por Ferry, pero para junio del año que viene un majestuoso puente unirá ambas orillas.

Los peninsulares de la costa este tienen más fácil llegar a Bergen, pues de algunas ciudades salen vuelos directos y más baratos que desde la capital. Si hubiera dispuesto de más tiempo, mi primera opción era hacer noche en una de estas ciudades y volar sin escalas.


ORGANIZACIÓN

Me gusta la organización del Norseman, minimalista pero eficaz. Cómodo checking, pegatinas para identificar el coche, pulseras para identificar acompañante y atleta, dorsal con el nombre, chip, una bolsa de tela para dejar las prendas que nos quitemos antes de saltar del ferry y una camiseta de algodón para identificar al equipo. Nada más.

El día antes de la carrera, nos reunimos todos en el polideportivo del lugar para el briefing en inglés, espectáculo de danza y saludos en varios idiomas, entre ellos el castellano. Repaso de los vídeos colgados en la red y apunte de algunas cosas de última hora. Varios organizadores resolviendo dudas en varios idiomas, entre ellos el que usamos los dos únicos españoles que allí se encuentran.


Tengo pendiente hablar de los tramposos, pero no me pareció que en esta carrera la gente hiciera trampas. Ni atisbo de intento de drafting. Las cuestas, se subían en paralelo. He visto gente con tres pares de ruedas en el coche, otra cosa es que estuvieran dispuestos a utilizarlas todas en carrera. Otra situación prohibida es que el atleta se siente en el coche, reciba ayuda con el vehículo en marcha o que el coche no esté aparcado con las cuatro ruedas a la izquierda de la línea que delimita la carretera. No hay arcenes en las carreteras noruegas, pero sí muchos lugares para detenerse.

APOYO Y VEHÍCULOS

El equipo de apoyo ha de constar de una persona mínimo y un solo vehículo. He visto desde una moto a un BMW GT, pasando por caravanas y a toda la familia preparando bidones y ayudando a vestirse al atleta, aunque sólo dan identificación para una persona. Cuanto más grande sea el automóvil mejor, mejor ordenado irá todo, a los locales les gusta llevar las cosas en contenedores de plástico: las cosas de lluvia, de carrera, de abrigo, repuestos, bidones de colores, comida... Esto está muy bien si se va con apoyo a tope, pero si se va de turista hay que tener en cuenta que hay que desplazar todo el equipaje (junto con la bicicleta que el acompañante ha de recoger de T2 a 25km de meta…) de una transición a otra si se decide hacer noche en la meta (y ahorrarse 3 horas de conducción al acabar el triatlón, además la camiseta finisher se entrega al al día siguiente…

Importante que vuestro apoyo esté mínimamente familiarizado con desmontar una bici y/o cargarla en el coche…

Es un día largo para el equipo de apoyo: se levantarán a la misma hora que el atleta y tras despedirlo cuando monte en el ferry pasarán solos lo que dure la natación, luego ayudarán a hacer la T1 y T2 lo más cómodo posible y recogerán todo, conducirán con cuidado, pararán y arrancarán según lo convenido, pasarán frío, posiblemente se mojen, se agobiarán intentando cumplir las peticiones del atleta lo más rápido posible y luego tendrán que buscar un aparcamiento lo más cerca posible del punto de corte para acompañar al atleta a la cima del Gaustattoppen, cinco pedregosos y empinados kilómetros. El triatleta bajará en ascensor, el/los acompañantes lo harán por el mismo lugar por donde subieron (el clima puede cambiar, puede oscurecer...), aunque vi acompañantes usando el ascensor sin problema (ellos pagan, el atleta no).


viernes, 24 de agosto de 2012

Crónica de un Norsedemon

El lunes publicaré una serie a apuntes que pueden hacer un poco más fácil la organización y participación en el Norseman de cualquiera de vosotros, hasta entonces, podéis seguir disfrutando de más crónicas en


¡Vive salvaje! ¡Vive Demonfit!

domingo, 19 de agosto de 2012

quiero ser Norseman. y II


La chica veloz está delante. Si he llegado a verla es que voy más rápido que ella. Sin prisa, pero sobre todo sin pausa. Flato, piernas flojas pero me mantengo en carrera. ¿Por qué me habré tomado la transición tan tranquilo? Ahora es tarde y se me han escapado seis que quizás no atrape. Dos kilómetros y cae. 164.

Un poco más delante se aproxima rápidamente un hombre vestido de azul. Miro atrás, la chica veloz se aleja cada vez más. 163.

Saco un poco de ventaja, paso detrás del quitamiedos y aligero. Chica veloz ha pasado a hombre de azul, pero no está en distancia peligrosa.


Aparece mi equipo en el km 9. Ya soy el 161. Bebo y como muy brevemente. Dos besos. Me quedan 2. Creo que pasan 160, ¿no? ¿Y si eran 150?

Si están en el horizonte poco a poco serán míos. Mejora el clima. Cuando tras una curva a izquierda aparece el Gaustatoppen a lo lejos, me emociono. Ya soy el 158. Voy a subir, pero no me relajo. Tengo que pasar más gente, tengo que tener más margen, ¿y sólo si pasaban los 150 primeros?

En modo económico, al tran-tran del hasta el infinito y más allá llego al km 25. Control de chip y primer avituallamiento de la organización, me lo salto, me como tres, aprieto corriendo en la cuesta y cuento con 300mts de ventaja.



Los primeros corren, podría correr. Pero con el estado actual de las cosas, me vale con mantener esta ventaja para que me dejen subir a la cima y conseguir la camiseta negra. Camino rápido, los de atrás corren y caminan, corren y caminan, son más que antes, pero no me cogen. Tampoco pillo a los de delante. Tengo que mantener la posición hasta el km 32. Y lo consigo en la que creo que debe ser el puesto 142.

Estoy supercontento, ¡lo he conseguido! he tirado de todo y ¡he pasado el corte!

Los últimos rivales en el horizonte ahora son amigos. Estonios. Dos amigos, sus parejas y el padre de uno de ellos. Uno corrió ayer y por poco tuvo que conformarse con la camiseta blanca. Les pido permiso para compartir asistencia en el ascenso, ya que no me dejan subir solo y mis chicas no han podido entrenar la ascensión.


Me cambio de zapatillas, cojo la mochila, nos reímos con los controladores de material y pasamos la puerta que nos da permiso para acabar en la antena de radio.

Ya da igual el puesto y el tiempo. Hemos pasado el corte. La subida no es difícil. Hay perros, niños, bebés en las mochilas de sus padres y mucha gente baja corriendo con envidiada técnica.


No es un ascenso muy difícil. Es un ascenso después de un día largo. Y voy zombi.

Y aún así, sin querer, sin que hiciera falta, el acompañante estonio que corrió ayer sigue conmigo, a veces me empuja y a veces me da su mano para tirar de mi. Ha dejado a sus amigos atrás y se ha venido conmigo. Me pide la cámara para hacerme fotos sin que me de cuenta. Me pide que me vista cuando empezamos a estar a más descubierto y comienza a soplar el viento.


Me pregunta cuándo voy a sacar la bandera. Le digo que no llevo. Me mira extrañado. Le cuento que no me siento orgulloso de la situación actual de mi país. Me mira como si hubiera visto al yeti en una montaña noruega. Hablamos un poco. Le explico que somos un país de tramposos.

4.750 mts de camino. 1.800mts de altitud. Se hace largo. Pero sigo avanzando. A falta de 200mts la épica aumenta porque empieza a llover. Un completo, por favor.


Cruzo la línea. Estoy bien. Foto sonriendo y pasa rápidamente al refugio. Apenas hay sitio en meta para unas doce personas.

El refugio es grande. Dentro hace calor. Está lleno de triatletas comentando la jugada. Pido un chocolate caliente y un gofre con mermelada de fresa.

Llega el equipo estonio, nos abrazamos, me acabo el chocolate y me despido.


Tengo que volver, tengo que volver, tengo que volver.

Quiero que mis equipo llegue aquí arriba. Quiero que nos abracemos en lo alto. Pero antes quiero hacer una carrera donde reviente tras darlo todo, donde suba fuerte y llanee rápido. Quiero volver a saltar de ese ferry y nadar en el mágico fiordo al amanecer y quiero volver a disfrutar del precioso circuito de bici. Quiero volver con calma, con más días y disfrutar de este país como se debe. Quiero volver a organizar esta aventura como acostumbro y no como lo he hecho, quiero planificar bien la asistencia. Quiero hacerlo mejor.

Quiero salir en la foto con todos los participantes (esta vez llegamos tarde), quiero otra camiseta negra, quiero la camiseta verde (5 negras), si algún día sueño con la rosa (2 verdes) seguro que se han inventado la amarilla.


Tras mi primer IM, mi primer LZ, éstos han sido mis mejores 226km, sobre todo por esos 25km de carrera donde apreté los dientes y me sentí capaz.

viernes, 17 de agosto de 2012

quiero ser Norseman. I


La noche antes de una competición nadie duerme. No duerme el organizador, no duermen ni los atletas ni sus acompañantes, no duermen quieres preparan el desayuno a las 2am.

Sólo Å duerme.

A las tres estamos preparando la bici y el material que necesitaré en T1. Hace buena noche. Además de las farolas y el aura del mágico ambiente precarrera nos iluminan antorchas.

Un cuarto de hora antes de las cuatro todo son abrazos y palabras que no hacen falta pronunciarse y que todos entendemos.

A las cuatro todos estamos en el ferry que se mueve perezoso hacia la entrada del fiordo.


A falta de cinco minutos para las cinco me asomo al filo de la cubierta del ferry. Apenas cinco segundos después un nudo en el estómago mientras floto en el vacío anticipa mi entrada en el agua.

Doscientos metros a nuestra izquierda, la sirena del ferry nos da la salida, las piraguas se apartan y doscientos cincuenta soñadores empezamos a nadar hacia nuestro sueño.

El día empieza a clarear, es fácil orientarse. Línea recta hacia la hoguera y las luces del pueblo y luego giro de noventa grados paralelo a la costa hacia la izquierda.

Sinceramente, al principio no noto que el agua esté a trece grados y medio. Llevo patucos y gorro de neopreno. La cara y la mano no se quejan. Deslizo cómodo. La natación es limpia. El gps me dice que puedo bajar de una hora si mantengo este ritmo durante apenas mil metros más.

Contractura en el gemelo izquierdo, paro a tratar a estirar y el gemelo derecho se queja. Mal. Más o menos continúo hasta tierra. Empiezo a sentir un poco de frío.


Un hora y ocho minutos, unos pasos saliendo del agua y caigo. Contracturas en las piernas. Llego donde mi bici y mis As me esperan. Me tumbo en el suelo y A. me estira como puede. Parece que un loco me ha conectado un electroestimulador al tope de potencia. Isquios, cuádriceps, gemelos… todos y cada uno de los músculos se van marcando sobre el antes uniforme relieve de mis piernas. No te preocupes txiki, hay más como tú. Duele.

Con calma me pongo unos piratas, una camiseta interior, manguitos, guantes, el maillot corto Demonfit, un chaleco reflectante y conecto las luces de la bici. Con calma salgo de T1 hasta que vuelva a encontrarme con mi equipo.

Cuarenta kilómetros de continua subida, pasando por túneles, algunos iluminados con velas, otros goteando agua del techo, algunos abiertos y otros cerrados durante más de dos kilómetros. Siempre ascendiendo.


No voy. Doscientos días preparando éste y me tiene que salir uno en el que las sensaciones no acompañan. Con calma, con cabeza. Piano se va lontano.

Cuarenta kilómetros. Empieza la meseta de Hardangervidda. Control de chip y encuentro con las As. Con la ropa que les dejé. Maillot manga larga, guantes de invierno, chaleco windstopper y braga. El recorrido es precioso. Lagos a los lados de la carretera, casitas en lugares imposibles, montañas a lo lejos, nieve, niebla en la carretera. Dicen que es el lugar más meridional donde se ve el zorro ártico y que por aquí está la manada de renos más grande de Noruega. Los únicos animales que veo van acoplados sobre dos ruedas.

En esta parte llana recupero un poco pero sin poder dar lo que pensaba que tenía. El circuito me encanta. No hay drafting ni amagos. Somos pocos y en un país civilizado. Los mismos coches me adelantan y paran un poco más adelante una y otra vez. Ya tengo animadores fijos.


Kilómetro 95. Primera bajada importante. Empieza a llover. Sesenta y pico kilómetros por hora. Reventón trasero. Tardo decenas de metros en frenar y parece que me pasa media carrera. Desmonto la cámara. El equipo de apoyo consigue aparcar 200mts más abajo. Recambio la cámara por otra nueva, me cuesta colocar la cubierta y le doy aire con bastante dificultad, habitual lo primero, extraño lo segundo. Con calma. No voy bien pero voy a llegar.

Cuando todo está listo doy un último repaso. El flanco de la cubierta tiene una herida por donde escapa parte de la cámara. Mi Asistencia tiene de todo. Cambio la cubierta. Si compitiera por un puesto, la carrera se me ha ido aquí. No deja de pasar gente.

Acaba la bajada, comienza otra subida, acaba la lluvia. Mi Apoyo me ofrece cambiarme por ropa seca como hacen otros triatletas. Le digo que cuando llegue abajo, que tras varios kilómetros con el chubasquero es fácil enfriarse. Acierto. No dejará de llover hasta el kilómetro ciento setenta.

En una subida la rueda trasera se descentra. No la había apretado demasiado para que mis Ayudantes pudieran desmontar fácilmente la bici en T2. Nueva parada. Me encuentro a mis Animadoras comiendo y aprovecho para hacer lo mismo y cambiar de sabores.

Subida larga, bajada larga. La historia se repite. Cuando queda ya la última bajada y es hora de apretar para ganar algo de tiempo la carretera se bachea. No son baches con falta de asfalto, son bañeras. Algún coche desalmado pasa por alguno y salpica, pero suelen ser respetuoso. Me acoplaría e iría fuerte, pero un bache anterior casi me tira de la bici al pillarlo despistado, la rueda no lleva demasiada presión y tengo miedo de macharla. De todas formas, sin pausa pero con calma.


T2 está un par de kilómetros más allá del km180. Un pradera verde, seca y soleada. Me quito la ropa despacio, juego con la pequeñA, A. va y viene del coche con cada uno de mis caprichos. Viene una chica verloz, entre 3 asistentes se desviste, come, se viste y se va. Ni se ha sentado.

Empiezo a correr. Una niña me enseña un cuaderno donde ha escrito 165. Supongo que es el puesto que hago en este punto. A estas alturas de la carrera ya no me planteaba luchar por la camiseta negra, pero está ahí. Seis personas delante. Decido apretar un poco y sobre todo no parar. Tengo 25km para recoger a los caídos. Espero que me de tiempo, espero no caer yo.


me quedo descansando, ¡hasta el domingo!

martes, 14 de agosto de 2012

próximamente en su pantalla

Lamento el abandono de este blog, pero el zarandeo de la vida me impide expresar todas las experiencias vividas en las últimas semanas por escrito.

Tan pronto como sea posible lo retomaré, habrá, como siempre, ejercicio de davidiegocentrismo contando mi carrera noruega y, al menos una entrada recogiendo la experiencia práctica con consejos para futuros Norsemen.

No tuve el día, pero espero volver de nuevo a darlo todo, más, mucho más. Aún así, es la carrera, junto con mi primer LZ, mi primer IM, que más satisfecho me ha dejado.

Viaje exprés para un día largo que deja un saco lleno de recuerdos.

Si pueden, no dejen de echar un vistazo a las fotos de este evento.