lunes, 5 de septiembre de 2011

de siete a siete

Tras una guardia en la que la gente ya no sabe a qué hora venir para tocar con más ganas las narices (ven que a uno de nuestros líderes se le opera de madrugada con nocturnidad y piensan que ellos también son los reyes de la sanidad) cojo el coche desde Zamora a Béjar, donde se están celebrando los Campeonatos de España de Ciclismo Máster y Júnior.

el reposo de los guerreros

Íbamos de médicos de apoyo en la ambulancia escoba de la prueba en línea de los júniors. Mi señora esposa, cuando vivía en el Primer Mundo antes de venir a mi tierra a compartir vida, gustaba de ir de médico de carrera metida en el meollo del pelotón, y aquello era divertido. Pero creedme que acabé destrozado de ir en la ambulancia guadaña mortal detrás del farolillo rojo, hasta que el coche del subalterno del director de carrera decidía retirarlo de la competición.

ojo a la del maillot azul y blanco

Alguien tiene mala suerte, se queda a los 300mts de la neutralizada por un problema mecánico. ¿Tan poca experiencia ciclista tiene como para creer que va a enlazar con un pelotón que va lanzado repecho arriba? Gracias a él, sería la última vez que viese al grueso del pelotón. Y así uno tras otro van desgranándose unidades del pelotón y nosotros situándonos detrás hasta que la organización les arrancaba uno de los dos dorsales y los dejaba fuera de la competición, las gafas, el casco y una rueda les hubiera arrancado yo.

 aún tienen los dos dorsales... salieron 32...

Alguno iba dándolo todo, pero los más iban de marcheta. Y nosotros detrás. Y había quien discutía con la organización y no se dejaba quitar el dorsal. A ver, Manolete, si no sabes darlo todo para qué te metes, retírate. Que cada vez que uno quedaba fuera de carrera la ambulancia se ponía a más de cien por carreteras que hacían vibrar todo el aparataje que llevábamos dentro amenazando con desmontarse durante un par de minutos, hasta que nos situábamos detrás de otro elegido a pisar huevos. Aquello parecía la película de los inmortales, se creen la pera, pero sólo puede quedar uno.
la ambulancia, el farolillo rojo (o la linternilla roja) 
y la legendaria animación castellana

Con dos horas y pico de retraso acabó la competición, apenas un par de curas de sonrostrones leves. Vendaje para fardar y justificar que no se hubieran colado en la escapada buena cuando en meta todos están juntos y juntas, mientras los directores de equipo y las familias recogen el material. Al final, bocadillo y para casa.
esto es lo que ve quien va tumbado en la camilla

Yo apenas descansé en la guardia, A. la tuvo el día anterior y la noche previa tampoco durmió presa de la envidia de que los que inaguraban el piso de arriba no la hubieran invitado a la fiesta. Nos acostamos a las siete, hoy a las siete sonó el despertador.

 que nos ingresen

7 comentarios:

A. dijo...

Previa valoración por un psiquiatra, estos romanos deben estar locos...
Lo del ingreso digo...
Un favor puntual, vale, pero no sé si me pillan en otra.

ser13gio dijo...

Anda quejicas, una vez al año no hace daño. Y es necesario. Así que muy bien por ambos. Salutaciones.
s

MAE dijo...

Si es que valéis un montón y lo poco que se valora... bueno por algunos jejeje

Es que los pipiolos aún les queda por madurar, tenían que haber cojido la bici y darles unos empujoncitos, seguro que te lo habrías pasado mejor.

Besicos (descansar y dormir algo jejeje)

Mildolores dijo...

Que cruel eres con los esforzados de la ruta.
Y a los vecinos arráncales el dorsal también.

Esperanza dijo...

Pudiste ver cómo se comportan los padres?????

Esperanza dijo...

...... y tiro porque me toca.

davidiego dijo...

A.
como médico de carrera, metido en todo el meollo, mola, pero eso es un peñazo.

s,
a ver si A. se apunta de doctora a la Subida al Pico del Águila y me saca fotacas y me avitualla en lugares y modos prohibidos.

mae,
como el juego de las sillas, el último eliminado y acabamos antes.

mildo,
el problema es ese, esta juventud ya no se esfuerza, mucho carbono, mucha gafa pero poco sufrimiento.

espe,
esto es la meseta, árida de público y los padres en una cuesta animarían a los primeros, yo iba con los últimos, cuando estaban tirados en las cunetas tomando el fruto de la cebada y el lúpulo, en zona de meta recogiendo el material mientras sus retoños intimaban...