soy un guay

Sí, soy un guay. Lo admito porque no tengo complejo. Me da igual reconocerlo ante los, muchos, que no son como yo.

 más chulo que el toro osborniano

Salgo a la calle, la gente es cada vez más fea, tonta y maleducada. Yo lo intento, sonrío, digo por favor, perdone, gracias, e intento tratar a la gente con respeto y molestar lo menos posible. Como no suelo encontrar algo similar, me siento diferente pero a lo largo del día voy aborregándome como los demás. Aunque cada vez más gruñón y reafirmándome en la idea de que soy guay. Los demás están equivocados.

Si encuentro quien me salude por la calle, a la puerta de la tienda, o que  me mire a la cara al darme el cambio deseándome un buen día; o mantiene la verticalidad en su trayectoria de caminante, o estornuda a otro lado y se aguanta el humo del tabaco cuando paso cerca, dice disculpe o me pasa por alto algo con una mirada clara, ese momento es igual que si hubiera llegado a donde nace el arco iris.

Hay muchos guays por el mundo. No todos son como yo. A algunos les gusta ponerse sus mejores galas para resoplar a más de 5'/km por el centro de la ciudad a hora punta, para que todos los demás vean que está henchido, y apestoso, de espíritu olímpico. No soy más guay yo porque sea más rápido, sino porque no estorbo.  Ni mi coche es más guay porque tenga  mejor equipo de sonido, sino porque le funcionan los elevalunas y se para en los pasos de cebra.


Soy tan guay en mi bici o en mi moto que los coches me adelantan supercerca para verme mejor, y luego no pueden aguantar verme en el retrovisor, porque en unos segundos han torcido a su derecha. Mi bici y mi moto son tan guays que los conductores pasan rozándome para admirarme mejor, y al no soportar mi brillo en el retrovisor, en unos segundos tuercen a su derecha. Algunas hasta lo van retransmitiendo por el móvil.

Soy un guay, no gano ni pierdo cuando la televisión detiene un país. No grito ni me alegro. Tampoco es que entienda mucho si con un equipo sin delanteros podemos hacer algo. No sé, pienso en otras cosas que me quitan más el sueño, aunque la gente no lo vea así y necesite tocar los cláxones y bubucelas para demostrarme que ellos tampoco duermen, aunque no se alegren lo mismo de que la justicia no sea tal en este país, los servidores del pueblo sean los que más roban, los discípulos del pastor quieran ser señores y los que menos tienen tengan que dar cada vez más para que los que tienen de los demás sigan igual.

Soy un guay, murmuro, gruño y obro en los que creo culpables de la situación. Así me siento mejor. Aunque reconozco que son más guays que yo. Porque todo se la sopla. Tienen su vida, y la de sus bisnietos, resuelta. Están cerca del picuruto de la pirámide y los que estamos hacia la mitad nos preocupamos de que la base cada vez más ancha no nos engulla.

Soy un guay. intento escribir unas letras con sentido y sin faltas que los más guays no leen. Y desconecto. Conecto con alguno que piensa como yo. Somos guays. Cojo la bici, salgo a correr, me voy a nadar. Abro un libro y aprendo a pensar.  Me dejo abrazar y me desarmo por una sonrisa recién amanecida.

Eso es lo más mejor.