lunes, 11 de junio de 2012

cuarenta y dos de mayo, quitándome el sayo

a veces llega un momento en que te haces viejo de repente
Celtas Cortos

De vuelta de la septuagésimo segunda de las doscientas dieciséis horas laborales programadas este mes, iba pensando en la semana que estaba por venir. Trabajar, estudiar, y disfrutar de las pequeñas cosas que ponen todo en marcha.

Poco a poco el día se iba oscureciendo y faltando poco para llegar, comenzó a llover. El agua que resbalaba por el parabrisas se llevaba mis ganas de hacer algo el día de hoy.

Y a cubierto pasaba la mañana mientras enredaba en las redes sociales. Librería, peluquería y paseo con mis chicas. Entre el cielo nublado se cuela un poco de sol. Mientras ellas se preparan, preparo el petate de la piscina.


Hoy comienza la temporada de verano de piscina. Ya no nadaremos más, gratis, a cubierto. A partir de ahora toca piscina descubierta, la de mejores vistas de todas, la menos resguardada del aire de todas.



No hay nadie en la piscina. No ha habido nadie hasta el momento ni creo que lo haya cuando yo marche. Dudo que en alguna piscina al aire libre vaya a haber otra persona más que yo.

Pienso que esto lo hago porque me gusta, aunque hoy bien podría saltármelo. 


Pienso que en un par de meses los fiordos me esperan.

Así que me enfundo el traje armadura contra el frío y pongo las cosas a buen recaudo para que no se las lleve el viento.

No es para tanto. En peores he nadado.



Uno tras otro van cayendo los metros. Poco a poco neopreno y yo vamos haciéndonos uno. Y como él, por el momento, tiene menos costumbre que yo, decido que descanse mientras termino los últimos quinientos metros.

No era para tanto. En peores he nadado y en peores nadaré.


No había miedo, sino pereza normal y corriente. No hizo falta que la mente educara al cuerpo, pero volverán a citarse para aprender el uno de la otra.

Pero sinceramente no me convencieron ni @Embrunman02, ni @triburradas ni mi maestro @pablocabeza. Lo hizo alguien sin twitter pero que me lee antes de que me piense, y cuando me pienso mal, me reescribe bien. Muchas gracias A.

el invierno había terminado y ya no éramos jóvenes, pero nos aguardaban grandes cosas.
C. Morley en La librería ambulante.


4 comentarios:

A. dijo...

Nunca es demasiado difícil, lo malo, si lo es, es que a veces ni siquiera hacen falta palabras.
Aunque corremos el riesgo de creer que lo hemos dicho pero solo lo hemos pensado...

Pablo Cabeza dijo...

Sin duda, A. si que sabe.

Abrazo.

tonicendon dijo...

Todo tiene un final, también los malos tragos, suponiendo que lo sean, aunque yo pienso que solo lo son cuando pensamos que así lo son y de hecho una vez metido en harina se soportan bastante bien e incluso son agradables , ya llueva, granice o corras a 40º y cansado. Después la paz mental que encuentras es muy superior al dolor producido además del apaciguamiento de endorfinas.
Saltarse un entrenamiento por inapetencia circunstancial, es una derrota mental y eso es un lujo que un fondista no se puede permitir.

davidiego dijo...

A.
qué te voy a decir?
tty+!x2

pablo,
soy inteligente por rodearme de gente que sí sabe.

toni,
cierto, somos de fondo y no perdonamos, si lo hacemos nos sentimos mal porque nos falta algo.