mural en el lobby del hotel realizado con miles de pegatinas
Se dice que la cafetería de nuestro hotel hace el mejor café de la isla. Siempre hay cola a sus puertas, pero no faltamos ningún día a nuestra cita con él y los riquísimos croissant de mantequilla (algo que se está perdiendo en la península). Sentados en el sofá a hora temprana observábamos los perfectos estilismos de la gente que nos rodeaba. La gente que se arregla, que tiene estilo es atractiva. Aquí todo queda bien. si tienes actitud. Quizás los que guardaban cola por un café suspiraban porque en sus tazas cayera algo de la actitud de los camareros.
Me gusta nuestro hotel. Pasillos oscuros, pero se ve lo que hay que ver. Habitación cómoda con colores neoyorkinos, ese negro, gris y blanco de las películas de policias. Bañera y cuatro ventanas a esos patios de paredes de ladrillos y kilométricas escaleras metálicas plegables de emergencia donde a veces se cuela el sol y la luna llena.
TRIangle BElow CAnal street es el barrio donde De Niro organiza su festival de cine, poco que ver salvo pasear para ver contrastes y encontrar alguna tienda o restaurante. Por aquí nos encontramos a Harvey Keitel.
Al oeste, en Chelsea, las antiguas vías del tren se han convertido en paseos con tumbonas para tomar el sol por el día y ver atardecer al final de la tarde.
Vemos a los acampados en el parque Zuccotti, ahora desalojados. No parecen muchos ni muy ordenados, aunque meten mucho ruido y en cafeterías se distribuye un interesante periódico. Parecen una atracción turística más de la Zona Cero, cercana a Wall Street.
Manhattan es grande, pero es caminable. Por lo menos en un sentido, quiero decir que ir y volver a un lugar puede ser mucho, pero andar y desandar en metro o taxi es factible. Y el barco que pasa cerca de la Estatua de la Libertad en su camino a Staten Island es gratis.
Toro cercano a Wall Street, para unos la pujanza de la economía, para otros un símbolo de lo que hay que destruir. Cercado de vallas y turistas, se podría montar una buena si alguien dijera que frotar su cuerno trae suerte igual que el roce de la teta de Julieta en Verona, el hocico del jabalí en Munich...
En los solares que esperan su rascacielos se aparcan los coches en esta isla donde el espacio es tan caro. Y aparcar en ellos sale por un ojo de la cara, encima de ser al aire libre y de tener que dejar las llaves al vigilante. Para aprovechar el espacio hay soluciones como apilar los coches unos encima de otros.
Debajo de Manhattan bridge, en Brooklyn, las calles vuelven a estar empedradas y calmas. Algún café curioso, galerías de arte y gente trabajando en los almacenes cercanos. Y desde este lado del río, las vistas de la isla son distintas, los rascacielos se ven diferentes desde lo lejos que desde abajo.
El auténtico viaje no consiste en ver nuevos paisajes, sino en tener una mirada nueva.
Marcel Proust
4 comentarios:
:(
no se comenta por falta de interés del texto?
envidia de la última foto?
nadie me lee ya en dispositivos con teclado??
el blog se queda triste al no alimentarse...
... llegue tarde.....
Dr.Diego, me ha gustado tu forma de contar lo que vivistes/vistes por alla....
sigue así, no pares
No iba a escribir ya, pero al ver la palabra de verificación: "dueles", me he sentido casi obligada.
¿te he dicho ya que me gusta lo que escribes?
Balti,
perdonado, más vale tarde que nunca.
A.
nunca me canso de oirte.
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