las cosas no son como fueron sino como las recuerdo

Quince días: cinco guardias y tres turnos, ciento cuarenta y una horas en el curro, cuatrocientos sesenta y seis kilómetros sobre ruedas, setenta y seis sobre calcáneos y ocho mil setecientos en la piscina. Orando et laborando, currando y entre medias sumando kilómetros. Porque lo quiero todo, como esa vaca que vive en una dehesa, con la sombra de las encinas, los estanques y las amigas, y se dedica a sacar la cabeza por el cercado para comer lo que crece fuera.

La sombra de la izquierda es el que suscribe, cuánto la echaba de menos en invierno y el calor que da ahora.

Por las mañanas sacando a pasear a la cabra, y por las noches mi esposa me saca a pasear a mi. Aunque esté arrastrado cumplo igual, faenas domésticas, laborales y deportivas. Terrazas, cines, libros (acabé la trilogía Millenium) y siestas largas. Parece que no pero si lo estiras el día acaba dando un poco más de sí, pero cuidado con estirarlo demasiado, o el hechizo de estirar el tiempo se rompe y caerás en un sueño profundo en el que el tiempo recuperará el ritmo perdido.

Ahora soy gusano, dentro de poco volaré cual mariposa.

Creo que poquito a poco me voy quedando más fino, aunque no al ritmo que quisiera. Devoro kilómetros y después lo que encuentre por casa. Ingiero más agua con polvos de todos los colores que la que uso para refrescarme en la ducha y estaría contento con el rendimiento si de vez en cuando una petada sideral no me volviera a poner los pies en la tierra. Tierra polvorienta de caminos agrícolas, con avituallamientos más lejanos que el horizonte. Horizonte que mantiene la mirada fija como en la maratón del ieme, cuando el ritmo va disminuyendo hasta que de repente no queda nada. Nada queda más que volver a casa andando, vacío. Los veintitantos kilómetros conquistados hasta entonces se diluyen con los treinta y tantos grados del ambiente. Ridículo.

Remedio infalible para adelgazar: a más watios, menos kilos. Devora watios.

Pero esto es otro mundo. Mi mundo. El que no está lleno sólo con el trabajo ni otras obligaciones, más que las que dicen que me busco, pero que son elegidas y pueden postponerse. En el que soy igual a mi en otros días. El de tanto te esfuerzas tanto consigues, sin depender de nadie. El de salir a buscar la sonrisa que aparece tras el esfuerzo. El de buscar un rato para viajar con las letras. El de los abrazos que refrescan la brisa de la noche y detienen el tiempo.

foreigners, remember...