sábado, 10 de enero de 2009

a sangre fría

Desde el otro sábado ando mutando en animal poiquilotermo. El frío ha entrado en mis entrañas más fácil que la envidia o el egoísmo en el alma de la humanidad. Camino del trabajo la temperatura parece irreal, pues nunca he visto tal temperatura en el luminoso de una farmacia cuando paseo.




Quizás ese sea el único momento cálido del día. Buena temperatura, mejor compañía y calma alrededor, porque al llegar al edificio que me da de comer comienza el caos y el darporculo de la gerencia (tras la comida que os enseñé ahora dice que pedir el alimento fuera da mala imagen, y yo en mi casa bebo agua del grifo, pero ahora escatima el agua embotellada, los azucarillos, la leche, la fruta...).


En mi cama me acuesto calentito, pero mi dormitorio, de nueva construcción amanece rondando los diecisiete grados. Así que para que remolonear, un largo día espera y hay que aprovecharlo. Camino de comprar el pan me encuentro cosas como ésta en las fuente.


Y ya no sé si es por épica o por ópera de los cuatro cuartos, pero sigo entrenando. El objetivo no es lograr el pasaporte a las islas lejanas, ni ser un subdiez, ni andar más que nadie. El objetivo es sobrevivir, quizás demostrar que puedo seguir con mi vida, haciendo lo que me gusta, cuando quiero y puedo. Aunque últimamente ya no quiero tanto...

Para que esto no parezca un déjà vu no ilustro la crónica otra vez con copos de nieve cayendo por los montes que suelo visitar para sentirme un pelín escalador. Ahora también me caen con la cabra, que ya se muestra más sumisa y me deja rodar acoplado más tiempo, aunque las puntas de los dedos parecen querer seguir el mismo camino que las de Juanito Oiarzabal. Duelen. Mucho.


Si alguna vez os dejáis caer por aquí os enseñaré la ruta de los Big Five charros. Tiene subiditas, llanos y animales. Vacas, cerdos, caballos, ciervos en su reserva y el quinto y más preocupante


De los pequeños animalillos que se encuentran rondando los márgenes de la carretera ya hablaré en otra entrada. Hay veces que uno de los grandes se cruza en el camino, y no siempre da tiempo a tomarles un primer plano. Os aseguro que este bicho y su compañero, saliendo de la niebla tres metros delante de por donde voy rodando impresiona.


Y no sé si se pasa más frío en la bici, que se va más abrigado, que circulas por carreteras por las que de vez en cuando pasa alguien, que te puedes hacer un ovillo, que sales con comida (y si no la que hay en los cercados próximos) y en la que llevas el preciado teléfono, o corriendo. Que a la mitad de una sesión larga estás lejos de casa y no te queda más que volver, aunque tengas hambre, frío y te hayas quedado destemplado, tienes que poner un paso tras otro y volver, y la cabeza y las piernas comienzan su lucha. Y quieres volver. Porque en casa te espera el entreno cumplido, y la ducha, que al principio también duele, pero luego reconforta.

No llega a los doce centímetros, es hielo blanco, aunque lo vea negro. Lo bonito de hacer el tonto a estas alturas son los paisajes que descubres. Aunque para eso te conectas a internet y los ves igual, a menos que ya de pereza sacar otra vez el móvil y fotografiarlos, aunque sea en marcha.



Ayer salí con la cabra. Ya he hablado de los dedos congelados. Pero no del suicidio lentillero, Algo empieza a molestar en ojo del lado que entra el viento con algún copo de nieve. El ánimo se escapa poco a poco con cada exhalación y se queda congelado en la braga, que se va quedando húmeda y rígida. Pero ella no lo soporta más, decide dar el salto y estamparse contra el cristal. Me he quedado tuerto y sin compañera. Cuando llego a casa ya no puedo reanimarla.



Hay quien piensa que no soy previsor. Que cómo se me ocurre salir con lo que cuentan en la radio de Barajas cerrado, Madrid colapsado y dos estaciones metereológicas en casa que poco se equivocan y que llevan con el copo de nieve fijo desde hace varios días. A esos les digo que si no fuera previsor no habría comprado esto además del pan, porque un buen colacao calienta las manos y resetea el espíritu.

8 comentarios:

Isadora dijo...

Tustasmulocooooooooooooo!!!!!!
;)

A. dijo...

Qué rica raqueta...
¿de verdad te hizo entrar en calor?

davidiego dijo...

isadora,
hay que hacerlo.

misstake,
no.

sislen dijo...

a ver si con tanta helada se te van a congelar las ideas y nos dejas sin entradas!

davidiego dijo...

tanta soledad y tanto frío dan para rumiar mucho...

Talin dijo...

Pásate por aquí apañero,... que se congelan hasta las entrañas.

davidiego dijo...

ya me gustaría.. pero para calentar las entrañas ya están las otras entradas ;)

Jetlag-Man dijo...

Luego nos quejaremos del calor. Aquí, a 12º, salgo yo sólo. Se acojonan todos. No tienes mérito: eres de hierro.