Estoy a la puerta del banco salmantino media hora antes de que abran. Ya que madrugo, quería hacer cosas pendientes desde hace tiempo sin esperar colas.
Cojo el coche y conduzco hasta Zamora para recoger a la triviajera que sale de trabajar. Tras ducha y desayuno salimos para casa de sus padres. Comemos en media hora y otra vez en marcha hasta Tolosa, donde me espera Emaitz.


Aquellos que recuerden que ya estuve por tierras vascas el fin de semana pasado tal vez se pregunten por qué no hice esto entonces. Emaitz estaba dirigiendo a su equipo de aficionados fastidiándome los planes y haciéndome ganar otro día de no-descanso y no-entreno. Por cierto, una montonera de 60 corredores bajo la lluvia mandó a un pupilo a la UCI con neumotórax bilateral amén de ingresar otros 11 compañeros con diversas fracturas y contusiones .
La triviajera, aún somnolienta, certifica con sus ojos de fotógrafa que ahora tengo una postura aero más convincente. La Kuota, tallada en su día a ojo, poco puede aportarme en postura triatlética más que comodidad.
Poco le gusta el transporte público a la viajera. Tiempos que exasperan, vecinos incómodos, horarios rígidos que pueden estropear un domingo de campo con su familia. Decido dejarle el coche y volverme yo en tren, pero ya salió el último que enlaza su ciudad con ahora la nuestra.
Así que juntos hasta Miranda de Ebro donde cogeré otro tren una hora después. Aprovechamos el rato para pasear por sus calles, entrar en una librería e intentar oir a toda prisa la llamada de una historia que me acompañe en el viaje. Al final el elegido es Pedigrí de Patrick Modiano. El vagón va casi lleno, así que decido no viajar con la montura bien acomodada en su bolsa. Al final se van juntos coche, bicicleta y chica. Yo me quedo con una ventanilla que mira en dirección contraria.
Ahora conocéis la razón del título. Hoy puedo haber hecho muchas cosas o haber perdido el tiempo. Cada uno sabe cuáles son las cosas que le gustan y sin las cuales no le importaría morirse, pero en tanto uno pueda realizarlas espera seguir viviendo.
Hoy he cafeteado, he leído un libro, he paseado, he viajado, he soñado con mi nueva compañera, he visto una película y me han abrazado. ¿Qué más puedo pedir?
Empezar a entrenar en condiciones después de cuatro semanas. Que el clima y las lesiones me respeten. Aprovechar mejor el tiempo para hacer las cosas pendientes. Pero esto son cosas que pertenecen a otro post.
4 comentarios:
Otro libro para la lista de futuribles; tenemos que hablar sobre tu "gurú" de Tolosa. Ánimo y no te desmandes de Rodríguez! Jejeje.
Por cierto, la última foto es muy bonita. Taluego!
Simplemente "un día completamente rico".
PD: Hay ese inancanzable mundo de las posturas,... me refiero a las bicicleteras.
¿Habéis visto cuán caballero es mi triatleta salmantino?
Gracias por protegernos maitia.
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