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martes, 17 de febrero de 2009

triatleta busca esposa

Ahora que toca descanso en el sofá, debajo de una mantita suave, es momento de echar un vistazo a la parrilla televisiva. Los lunes por la noche hay un programa en el que cuatro hombres buscan pareja. Tras un proceso previo de selección en programas anteriores, que no he llegado a ver por estar entretenido en otras cosas, cada hombre tiene dos féminas que luchan por conseguir su atención.


El caso es que estos machos recurren a este programa porque en su vida habitual, por su trabajo y otras condiciones, han tenido difícil conseguir pareja. Los tres, varón y dos hembras, conviven en el ecosistema de él, a veces juntos, otras él y una de las otras dos alternativamente. El triatleta enseña a las candidatas sus faenas diarias: salir con la bici y llegar un par de horas tarde, a veces lleno de barro y poniéndolo todo perdido; o a correr, dejando la ropa oliendo a sudor desperdigada por las distintas dependencias de la casa, a su vez colonizadas por distinto material deportivo (ruedas, rodillo, repuestos, platos, cascos...); o a nadar, impidiendo darse una ducha a gusto por estar todos los achiperres secándose en la bañera... ; también comer mirando las calorías; aguantar que le tomen prestada la depiladora y no la limpien después. Si hay confianza, él se atreverá a presentársela a sus amigos, a los dos minutos estarán hablando de las próximas ruedas a pillar, competiciones o de la última salida en bici y la revancha que se va a tomar en la próxima. En los ratos de ocio, las chicas tendrán que aguantar los celos ante sus compañeros blogueros o de e-listas, o que se pasen las horas mirando webs de material o teoría aerodinámica. Si consiguen sentarse a solas tendrán que aguantar los triathlete y los finisher entre las revistas del corazón sin atreverse a reciclarlas y si en algún momento de arrebato sentimental, él les propone pasar un fin de semana fuera, tendrán que reducir su maleta a su mínima expresión y echar el asiento para delante para que quepa todo el material deportivo en la maleta y la bici en los asientos traseros con dos pares de ruedas por si el viento cambia.


Algunas no aguantan. Otras sólo compiten por el hecho de quedar por encima de la otra concursante. A veces un sentimiento surge entre el triatleta y una, o las dos. Entonces puede que el protagonista se deje hacer por las distintas armas de mujer de las aspirantes (más o menos afiladas) o que se aproveche de la situación forzando las situaciones.

Todavía quedan más programas para saber cómo finaliza el concurso, quizás algún día, llegando de la piscina, lo vea acabar.

Ya os contaré. O quizás esto es lo que me he soñado arropado y bien abrazado una noche de lunes y sofá.

miércoles, 15 de octubre de 2008

historias de la tele

Imaginaros que estamos tan obsesionados que todo es tri, que cuando ponemos la tele para desconectar los programas versan sobre el multideporte.

Aparte de los múltiples concursos de preguntas y respuestas, Pasapalabra, El precio justo (y su versión El peso justo),... sobre las distintas configuraciones del material podríamos transformar Vente a cenar conmigo en Vente a entrenar conmigo, un grupo de 5 ó 6 personas salen a entrenar según los métodos del anfitrión por sus rutas preferidas. Éstos luego le critican, aunque luego le copien o le envidien. Al final gana el que recibe más puntos de sus invitados.

davidiego, Sergio, Abel, Mario, Toño.
Germen de la grupeta Cuantomásmejor en el Hervás Training Camp.

En El día después podríamos ver la moviola y medir virtualmente los centímetros que suponen drafting. Las brazadas submarinas avanzarían a cámara lenta. Los campeones del día contarían sus impresiones y un grupo de expertos discutirían las tácticas empleadas y criticarían el arbitraje.

Los distintos batidos y pócimas secretas, tanto para ingesta como para utilizar como cataplasmas las aprenderíamos en Con las manos en la masa y como subsanar cualquier imprevisto mecánico en Bricomanía.
Habría programas de tendencias donde se mostraría lo último en trenzado de carbono de alto módulo, y podríamos saber en febrero que en el octubre próximo el blanco iba a ser el rey de las pasarelas.
En Al filo de lo imposible nunca faltarían las hazañas de algún fenómeno que siempre busca el plus ultra de sus límites. En Lonely Planet viajaríamos por todo el mundo descubriendo las pruebas más curiosas.
Y los ahora tan de moda programas donde jóvenes y no tanto conviven con el sueño de ser grandes bailarines, acróbatas o seudofamosos porquesí recogerían el día a día de una academia de triatletas.

Sé que lo que hicistéis el ultimo finde recogería la cantidad de chorradas que contamos en foros y blogs y alguna que otra foto comprometida.

Un grupo de famosos por razones extradeportivas competirían por aprender los diversos estilos en Mira quién nada aunque seguro que todos querríamos participar en Kona Express.

La verdad es que no veo mucho esos programas, ahora me tiene enganchado Dexter, va de un árbitro que por la noche se dedica a hacer sangriento drafting de los chupópteros que se escapan a la sanción. Más o menos.

Se os ocurre alguno más?