en la cocina

Siempre he sido fiel a las parejas de mis pies. Cuando jugaba al baloncesto casi todas las zapatillas eran de la omnipresente marca, a la que siempre volvía tras escarceos con otras que no me daban lo mismo, y cuando empecé a correr, tras coquetear con otras etiquetas tanto o más famosas me enamoré de las niponas que a la vez que animaban a sanar la mente a través del cuero... Cinco años con ellas hasta que algo cambiaron, la horma, la suela, qué sé yo, pero nuestros encuentros ya no eran los mismos.

Así que cambié. 


A mi no me patrocina nadie, salvo A. y alguna vez la familia. Llevo con orgullo las camisetas de los amigos de Demonfit y GR10Trail, un chaleco que Dorsalcero me regaló una vez, Buff me envió una camiseta y un Buff tras un sorteo y Tamalpais me envió mi camiseta de competición favorita tras pedirle un detalle. A todos, muchas gracias. Así que puedo decir que todas las fotos de productos que salen en este blog son subvencionadas, siempre intento que al menor costo posible, por la empresa que me paga por mis servicios a la comunidad, tras quedarse mi  representante con lo necesario para ahorrar y vivir sus otras pasiones.

De monte tengo otros dos pares, según las circunstancias, pero sólo éstas son de la familia que aquí aparece. Recalentadas al horno al adquirirlas de segunda casi sin estrenar. Ahora muy cómodas, pero tardé en hacerme a ellas. Las únicas de toda la sesión sin refuerzo de pronador, pero no lo echo de menos. Sus compañeras son la última adquisición, modelo tope de gama a precio inferior al que quería sustituir, al final han resultado lo contrario al trance, demasiado mazacotes, muy altas, pesadas, fuertes... mis primeras zapatillas eran así, pero ya no me gustan. Al final las he dejado para esos entrenos nocturnos por el duro carril bici.

Ahora una de las que más me gustan son éstas, no tanta adrenalina como prometen, pero más ligeras y con menos suela. Adaptación inmediata, rápidas cuando tienen que serlo y con suficiente amortiguación para que las articulaciones no se quejen hasta que los miles de kilómetros aparecen en su contador. 

Proteína pura para competir, racear. Me encantan. Esos colores, la ligereza y la suela anchota y casi plana son los que me llevan en volandas cuando quiero ir rápido, aunque también es el par con el que más he caminado...

Y éstas son el segundo plato, se han superado, las usaré para cumplir con vuestras apuestas, el talón es más alto y los cordones pasan de bicolores redondos a planos negros, los demás cambios parecen más estéticos que funcionales.

Y para postre las más puras. No tengo paciencia más que fuera de temporada para iniciarme en el barefoot, pueden  suponer una iniciación debido a su reducido peso y casi nula diferencia entre el talón y la puntera. De todas son con las que he sentido que una mejor pisada, comodísimas desde el primer día, rápidas sin querer. Si me regalaran un par cada tres meses no usaría otras, pero creo que su durabilidad se cuenta en cienes de kilómetros. Hace un mes me empezó a molestar el talón y por eso volví a las de antes. Pero encantado con ellas, como Pez.