He vuelto a la piscina.
Piscina rima con rutina, y con disciplina.
Piscina rima con rutina, y con disciplina.
Preparar la mochila, la toalla, las gafas, las chancletas y el gorro como imprescindibles. También están los juguetes que toquen ese día.
Ensayar una transición donde casi siempre gano al disfrazarme de aprendiz de nadador. Y también suelo ganar al revés. Aunque la mayoría de las veces los otros no saben que compiten, yo sí.
La hoja de los entrenos en el pollete. El aspa amarilla a las doce, y un largo tras otro. Desde lejos puedo parecer un hámster rodando en su noria, pero sabemos que sueño con mares abiertos, y cuando no veo esos mares es porque intento ir más rápido, mucho más, antes de que lleguen las aspas a su lugar. Toco la pared, paro el reloj y miro el crono de la piscina. Respiro. Vuelvo a empezar. Series rápidas, lentas, cortas, largas, de técnica, de velocidad, de brazos, de piernas, respirando cada 3, cada 5 o cada 7. Respiro. El corazón marca los segundos.
En la calle de al lado los nadadores cada vez son más jóvenes. Pero igual de rápidos que el año pasado. O más.
En mi primera semana el agua se resiste a que la atraviese. Sé que cada día se mostrará un poco más suave y que al final se dejará acariciar y me dejará deslizarme con mayor facilidad a su través. A veces incluso no entrarán burbujas con mi mano. Pero también sé, que si le soy infiel, aunque sea por unos días, volverá a ser dura como en un principio, a veces no tanto, pero siempre retrocederemos algo en nuestra relación.
A veces el entreno es compartido y recriminas a tus padres no haberte tirado al agua nada más nacer. Su culpa es que no puedas llegar a tocar los pies a ese compañero cuyos padres sí lo hicieron, y aunque no está tan fino y resultón fuera del agua, dentro es tan veloz y dañino como una orca. No se cansa. Mientras, yo reviento intentando seguir su ritmo a base de fuerza.
Cada día un par de largos más. Un poco más lejos o un poco más rápido. Si no es así lo será mañana.
Y algún día no habrá pared, y entonces nadaré hacia un Sol que amanece entre tres mil piernas y otros tantos brazos y un montón de espuma.
Y al llegar a casa y acostarme, al encontrarme con otra piel, al cambiarme para trabajar, al tumbarme en el sofá, me llegará ese olor a piscina, a nadador, a entrenamiento de la primera transición. Y me sentiré bien, porque ese olor me gusta más que mil aromas embotellados. Porque es mío y porque me lo he ganado.
12 comentarios:
olé
Como me gusta tanto el agua ni comento.......pero la foto de los gorros es genial muy buena idea
Te vamos a ar el premo al columnista de oro.... muy buena.
Puajjjj olor a cloro...
Ya lo he dicho. Tenemos que inventar un premio al "Blogger de Oro" o algo así...
Que poco me gusta nadar... Si aún tuviera mares sin líneas pintadas en el suelo...
Menuda colcha nueva de cama que te has hechado. Eso si, mucho latex, demasiado...
chulos, gracias. lo mejor para nadar el mar, pero la piel me queda más tirante, oliendo a sudor, protector solar... aunque sabe rica.
Aitor, no huele a cloro, la desinfección es por un sistema "ultravioleta de media presión" y me gusta el olorcillo que deja.
Talín, alguno hay de silicona ;)
Muy bueno. Como siempre.
Yo odio la piscina. No sé nadar y me jode pasarlo mal para adelantar a gente sin apenas forma física. Lo único bueno es que al final el de al lado suele aburrirse antes.
Oye, me tenéis que pasar algo de entrenos de técnica para principios de temporada. Mis entrenos se limitan a ir arriba y abajo sin series ni técnica.
Esa foto, si fuera de muchacha, directa a la contraportada del as.
¡Ya te has vuelto a olvidar el Champú y el gel!
La bendita y jodida natación. Lástima que no se nade cuestabajo.
atalanta, no seas machista, acaso las mujeres no leen el As? ;) gran esfuerzo el tuyo que nadas en aguas internacionales.
Ramón, no los he olvidado, no los llevo. Al salir del agua me aclaro sólamente, la cabeza me la lavo en mi casa antes de ir a trabajar o salir.
Muchas gracias, pero primero voy a esperar a ver si decido donde ubico mi vida. Agradezco muchísimo tu agradecimiento. Ya te contaré.
Es probable que el miércoles o jueves aterrice por Salamanca, karbona en mano para pasar quizá 6 o 7 dias. Piscina cada día, salidas de bici el finde, carrerita... ya te contaré por si me puedo "añadir" a alguno de tus entrenos o si no te pediré consejos sobre piscinas y rutas "biciclistas"
increible niño! no hay palabras! ese olor... ese momento... mejor que tu no lo puede describir nadie!
Ahora, te toca mandarnos una foto de esas firmada ajajaj!
Saludos!!!
PD: tu gorra ya esta estrenada en una carrera!
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