elúltimodomingodediciembre

La San Silvestre salmantina se corre el último domingo de diciembre, por eso esta entrada no se titula como el papa que en la época de Constantino se erigió como Pontifex Maximus, inició la construcción de la primera basílica de san Pedro en el Vaticano, compuso el credo e inició esa gran organización que llega hasta a nuestros días. La carrera de hoy podría llamarse la San Juan Evangelista, patrón de los escritores, y por ende de los blogueros.

Esta última semana se ha hecho un poco cuesta arriba: sin coger la bici desde el día 15 por culpa de las lluvias que han durado hasta hoy, con agujetas desde la media de Vitoria-Gasteiz y acatarrado desde la nochebuena, el pajarón que pillé ayer en la vuelta a las dos ruedas no presagiaba nada bueno para el frío día de hoy, pero como:

+ lo que se coge compitiendo se quita compitiendo (Cendón dixit),
+ se sale aunque llueva, qué pasa, cuándo se compite no llueve? (dice Clemente, por eso he seguido acumulando kilómetros a pie esta semana)
+ todo suma,




esta semana me he plantado en la salida de esta carrera. Esta vez no en las últimas filas, dado el caracter popular y que había gente disfrazada, con perros, con carritos de niño, y zapatillas que se estrenaban hoy, al igual que sus propietarios. Ni en las primeras, que también había mucho pro.



De la mitad para delante, más bien. Y da igual. Porque con la salida la gente sale desbocada, aunque los adelantes a los dos kilómetros a trote cochinero, o a los 300 mts asfixiados. Da igual. La gente sale a saco. Se ponga lo que se ponga por delante. Mi garmin al suelo, tres metros me separan de él y 3.000 personas tratarán de que no lo recupere. Pero no dejo solo a este fiel compañero y consigo recuperarle, a él y a un cabreo que no nos dejará en toda la carrera.


Así que de la intención de ir tranquilito y apretar en la última subidita, nada. Al final fui alegre desde el principio y todavía pude hacer dos cambios de ritmo en el último kilómetro. Vuelvo a quedar contento de una competición. A pesar de no sentirme en mi mejor nivel he vuelto a bajar de 4'/km en competición por tercera vez desde que me calzo unas zapatillas, 3'56" a lo largo de los 8.700mts ondulados, y esta vez sí, arropados por el público que llenaba las calles al acercar los organizadores la carrera al centro de la ciudad, llegando este año a la puerta de mi casa, ¿homenaje al 261 de 3.800 en meta?


Y tras esta pequeña alegría se cerraron los bronquios y las fosas nasales. Volvieron los mocos, la tos, el dolor de cabeza y el estar destemplado todo el día. Da igual, en unos días se pasa y ya he estrenado el regalo con un poquito de leche caliente.

otros deberes reclamaban a mi médico
y representante de prensa, así que las fotos
son las premiadas el año pasado en el concurso
de fotografía que se organiza paralelamente.