lunes, 31 de octubre de 2011

domingo, 30 de octubre de 2011

no colecciono números

Ocho grados. Viento a 10km/h. Llueve 1L/m^2. . Dos horas de entreno por delante. Subjetivamente fácil. Cadencia alta y potencia mantenida. Me visto. Cojo la bici. Salgo. Me doy la vuelta.
Pereza 1 - Motivación 0

Veinte grados. Viento 0. Lluvia 0. Potencia del ventilador 3. 1214Kj consumidos a razón de casi 0'68 órbitas de mis pies por cada línea del libro recorrida.  60'03 kilómetros en 103 páginas.
Pereza 1 - Motivación 1. 



Las cosas importantes no pueden medirse.

Me acuerdo del libro. 
Mis piernas se acordarán del entrenamiento.

Estoy bien. Estoy mal. ¿Cuánta graduación hay entre ambas? 
Estoy contento. Estoy triste. ¿Cuánto es eso?

Me acuerdo de los buenos momentos, el objetivo es crearlos. 
No pesan, no ocupan,  pero intento que llenen nuestra vida.


sábado, 29 de octubre de 2011

no me gustan los ciclistas urbanos

 

no me gustan los ciclistas urbanos
que nunca montaron en bici
y ahora lo hacen
porque está de moda.

no me gustan los ciclistas urbanos
cuyas bicis chirrían,
o tienen las llantas rozando el cemento.

no me gustan los ciclistas urbanos
que siguen la ruta de la serpiente en las aceras,
ni siguen su carril
o van en parejas taponándolo.

no me gustan los ciclistas urbanos
que pedalean con indecisión
y que circulan sin luces ni reflectantes cuando ya no es día
y se saltan semáforos y direcciones prohibidas.

no me gustan los ciclistas urbanos
que aparcan su bici de cualquier manera
y a veces estorban.

no me gustan los ciclistas urbanos
que piden respeto
y no  respetan.

viernes, 28 de octubre de 2011

una falta de respeto

En la red se encuentra la solución a todos nuestros problemas.


Estoy a favor de la propiedad privada, y la primera de todas es la vida de uno mismo. Así que es cuestión de cada uno disponer de ella como más guste. No entro a cuestionar el suicidio, siempre hay otras maneras de cambiar de vida simplemente con montar en un avión y presentarse en un país en vías de desarrollo o casarse con un millonario, pero atendiendo a la estética de las cosas y no a su ética, a mi me gustan las cosas bien hechas.

Ya no me sorprende atender a esos que lo intentan casi diariamente (uno distinto cada vez, perserverar es factor de riesgo de conseguirlo) y al interrogar el modo me enseñan unos cuantos cartones vacíos, a veces otra bolsa con más cartones les acompañan. Me dicen que se han tomado veintiocho o catorce de éstas, pero han pasado por alto que con cuatro de las otras y dos de aquellas lo hubieran conseguido, incluso éstos últimos pueden conseguirse sin receta. O se toman lo que se tomó la amiga del colegio.

Y me parece una falta de respeto a esa gente que tiene una necesidad vital de hacerlo por tener una enfermedad de verdad. Que no se lleva su vida, sino también un pedacito de la de los que les rodean. Que luchan por no intentarlo aunque el mal se haya apoderado de ellos. Afortunadamente son más los que llaman la atención, los irrespetuosos, que los que lo intentan en silencio, los que acaban por conseguirlo para desgracia de los que les quieren.

Darse de baja en este mundo y no conseguirlo, como si estuviéramos atados igual que a una compañía telefónica, es desagradable. Querer hacerlo una pena. Si caes en manos de una persona cuya obligación es traerte de vuelta sin cuestionarse nada más, recibirás un par de pinchazos en tus venas más gordas, una sonda penetrará hasta tu vejiga, un tubo del grosor de tu pulgar llegará a tu estómago y tras llenarse y vaciarse sucesivamente con litros de agua, quedará lleno de una sustancia de consistencia repugnante y color negro. No podrás dormir, porque cuatro o cinco cables te tendrán atado a un monitor que pitará rítmicamente a la vez que hincha un manguito que apretará tanto tu brazo que creerás que va a seccionarlo, y pitará aún más si desprendes un capuchón que se ajustará a tu dedo. Si te pusiste un poco tontito, después de un relajante sueño tras el cual puedes contar mil bobadas a quienes te rodeen, te encontrarás con fijación mecánica a esa camilla que será tu fiel compañera hasta que metabolices lo que te has tomado. Eso si la cosa es leve, porque si es grave lo pasarás peor, y si son buenos los que te tratan lo recordarás. Y si la cosa fue grave y vuelves a este mundo, lo harás en peores condiciones de las que te empujaron a abandonarlo.


Regustillo a vómito, convulsiones, daño hepático permanente acompañado de malestar abdominal, lesión cerebral.. que podrían haberse evitado disponiendo de una buena conexión a internet.

Aunque a lo mejor tienes conexión a internet y tarifa plana, y entonces te dedicas a llamar con frecuencia al Servicio de Urgencias de tu ciudad, a consumir tiempo de los profesionales que han de atender a otras personas, potenciales bajas de esta sociedad en contra de su voluntad.

- puedo hablar con un médico, por favor?
- ¿?
- si me tomo 4 pastillas de XXXX  y un litro de güisqui puedo hacer una depresión respiratoria??
- ....

- buenas tardes, es usted médico?
- ...
- mire es que me he tomado tantas pastillas de P y otras tantas de V, ¿en cuánto tiempo me voy a morir?

Si no dispones de línea, la del tren siempre fue la más efectiva, o la de alta tensión.

O seguir viviendo. Eso es infalible.

miércoles, 26 de octubre de 2011

¿qué te dirías?

¿qué te dirías si te encontrarás a tu yo de hace cinco, diez, quince, veinte, veinticinco años?


probablemente yo volvería a vivir la misma vida, que es la que me ha traído hasta aquí, la que conozco y de la que no me quejo aunque tuviese más potencial. Una vez vista la continuación, en algún momento me hubiera gustado llegar más allá, porque muchas veces después me he dado cuenta de que un paso más, un pequeño esfuerzo, me  hubiera hecho alcanzar más sensaciones.

volvería a estudiar la carrera que hice pero no hubiera pisado apenas por clase. Han cambiado dos veces los planes de estudio desde entonces y ya no puedo opinar, pero perder el tiempo en las aulas estudiando algo que puede hacerse por correspondencia me parece desperdiciar seis años de una vida, no voy a decidirme si los mejores o los peores.


si hace quince años me hubieran dicho dónde iba a acabar lo hubiera considerado un fracaso, sin embargo los pequeños fracasos que me han traído a teclear donde lo estoy haciendo ahora sumaron un éxito. Todo podría ser mejor, pero también mucho peor. Y ahora, en este momento, en mi mundo, soy feliz. Otra cosa es que me preocupe de mañana.


En Memorias de un Hombre en Pijama el autor se encuentra con su yo adolescente y le da una serie de consejos.

En Otra Tierra, una pequeña gran película que recomiendo desde el lugar de mis pequeñas cosas, los habitantes de la Tierra descubren que hay otra Tierra Gemela, Tierra 2. La protagonista (además de guionista, productora y muy interesante) pondrá todo su empeño en viajar allí.

En Tierra 2 no te encontrarás con un yo pasado. Te encontrarás contigo mismo frente a frente. ¿Qué le dirías? Los avances tecnológicos nos han hecho ver lo más lejano, lo más grande y lo más pequeño, pero ¿qué sentirías al verte de cerca?

Todos los días estamos con nosotros mismos. Nos hablamos. Nos contestamos. Pero estar con otro yo, físico, contemplarlo, charlar con él, es distinto.


El día que se descubre un punto azul en el cielo, una prometedora estudiante acaba con las vidas de la mujer embarazada y el hijo de un hombre feliz. Cuatro años después los dos tienen sus vidas rotas. El lejano punto azul es una Tierra paralela donde todo tiene su doble. Llena de culpa, la chica intentará pedir perdón, cuando se enfrente a su víctima no podrá contarle en un principio la verdad, pero entrará poco a poco en su vida y con pequeñas cosas intentará redimir su pecado mientras sueña con viajar al Nuevo Mundo.


Sin la grandilocuencia, los famosos actores y la publicidad de El Árbol de la Vida, esta película intimista también versa sobre  la culpa, el perdón, la liberación y la búsqueda de la paz interior. Pocos actores y ninguno sobra. Bellas imágenes que combinan diferentes texturas y música que las enriquece.

Me gusta recomendar películas. Será porque no  lo hago a menudo.

lunes, 24 de octubre de 2011

satisfacción

En El Club de lectura de los oficiales novatos, Patrick Hennessey nos cuenta su experiencia desde que terminó su carrera universitaria como cualquier chico de buena familia inglesa, nieto de guerrero ilustre de su Graciosa Majestad por parte paterna y de un famoso pacifista por la materna. Ingresó en la Academia Militar y pasó de hacer guardias en Buckingham Palace a cumplir misiones en los Balcanes, Irak y Afganistán. Un soldado moderno con internet, i-cachivaches, McDonald's en el cuartel y televisión por satélite que deseará abandonar todas las comodidades en busca de acción. Jugar a la guerra con armas de verdad. Liquidar al enemigo tratando de esquivarle. Gozar el subidón de adrenalina de quien mira a la muerte a los ojos. Llegará a ser el capitán más joven del ejército británico. El libro acaba con su vuelta a la civilización, donde en ocasiones desearía encontrar bronca en cualquier bar, para como asesino profesional destrozar al buscabroncas que osara a provocarle, pues necesita su dosis de endorfinas.


Restrepo es un documental que sigue durante 15 meses a unos soldados americanos destinados en el lugar más peligroso del mundo, Korengal Valley, en Afganistán. No hay héroes, sólo supervivientes. La clase proletaria del ejército, algunos enrolados para ganarse el jornal, otros por las misma motivación que nuestro joven capitán de veinticinco años. La guerra real.


Termino ahora de leer The photographer, muy recomendable novela gráfica que articulada en tres partes relata el primer viaje que un fotógrafo realizó a Afganistán en los noventa, antes de que supieramos de su existencia, acompañando a los MSF para documentar su labor.


La motivación del fotógrafo sabemos cuál es, fotografiar. Buscar La Foto, como el surfista busca La Ola.

Las tres partes del libro recogen los preparativos y el viaje de ida hacia la base que MSF tiene en las montañas, lejos de la capital, accesible durante determinados periodos del año a través de pasos de montaña que se atraviesan mediante caravanas con animales. La segunda parte refleja la actividad de los Médicos Sin Fronteras en su campamento y la tercera es el viaje de vuelta en solitario de nuestro fotógrafo a casa, una especie de viaje iniciático lleno de penalidades.


La motivación de los Médicos Sin Fronteras al ir a la frontera del mundo, a territorio hostil, es hacer el bien a los más desfavorecidos. En este caso aldeas remotas de Afganistán, territorio en guerra en aquella época contra los rusos.

 buscamos médicos altruistas que quieran practicar una medicina
 integral, desde la preventiva hasta la curativa y no sólo 
rellenar recetas 3 horas al día
primer anuncio de MSF en la prensa española buscando voluntarios

Podemos llegar a imaginar por qué los que dañan están dónde están. Podemos elucubrar los objetivos de sus gobernantes de enviarlos a pacificar, civilizar a nuestra manera, unos u otros territorios. Hacen algo allí que no pueden hacer aquí. Pero aún comprendiendo las motivaciones de los cooperantes, no acabo de entender del todo por qué ponen su vida en peligro poniendo parches a redes cuando más cerca pueden zurzir velas, a pocos kilómetros de nuestras ciudades tampoco hay internet, cobertura del móvil o la felicidad que propaga el primer mundo. Y gente necesitada no les falta.

sábado, 22 de octubre de 2011

2/10

Las piernas afinan, las uñas enlutan. Como en los gobiernos este año ha habido cambio de tendencias, las sobrecargas han sido en la pierna izquierda, los problemas de dedos en el pie derecho. 


y si estás enganchado, pincha en el enlace y sabrás cómo colocarte


jueves, 20 de octubre de 2011

ancha es Castilla

Tirada larga, cuanto más viejo menos me tira el asfalto, sólo para competir.


Hace un Sol espléndido, así tendré compañía. A veces me adelanta, pero siempre la cojo.


El camino se estrecha cada vez más. Y sin darme cuenta, aparezco en la selva.


Con su componente de aventura...


y de escalada, para salir de donde el final del camino me dejó sin tener que retroceder.


Foto para el recuerdo, cuando llueva se pondrá impracticable.


martes, 18 de octubre de 2011

triathlon makes us sexy




Entrenar nos mantiene en forma, hace que cuidemos nuestra dieta. Nos vemos mejor, nos ven mejor.


Entrenar nos socializa. Entrenar con frío, con calor, con viento, con nieve o con lluvia, nos da caracter. Nos sentimos fuertes, nos ven fuertes.


Y no soy ningún travestri, pero mola entrar en una 28W...

domingo, 16 de octubre de 2011

¿se puede vivir sin democracia?

Hay un tema polémico en las redes sociales a raíz de un buen artículo de Juan Arias en elPaís. Aunque he opinado en el post de algún amigo, la falta de carácteres, que no de carácter, hacen que prefiera hablarlo con quien quiera compartir una taza de café. Pero he seguido rumiando la idea, y es que las tiradas largas a pie es lo que tienen.


¿Realmente creemos que nos gobierna una democracia? ¿Pensamos que el gobierno de la mayoría es el mejor para todos? ¿Realmente es apropiado que todos y cada uno de los hombres, y mujeres, tienen un voto con la misma validez? ¿Somos todos iguales? Y aún igualándonos a todos en nivel intelectual y conocimientos, entonces ¿por qué vale más o menos el voto de alguien según el lugar donde resida? ¿Nos creemos que los que toman las decisiones son únicamente los representantes que hemos elegido para gestionar nuestros impuestos? ¿Hay alguien en su sano juicio que piensa que los gobernantes únicamente miran por el bien de sus gobernados? ¿Quién está al servicio de quién? ¿Realmente cambian cuando finaliza su mandato o gobiernan los de siempre tras un telón que pocos traspasan? ¿Por qué escoger cientos de representantes si van a votar lo que diga su jefe de filas? ¿Por qué no otorgar directamente a cada líder de partido el poder proporcional al número de votos obtenido por su grupo?


Crecer es hacerse preguntas y lamentablemente dejar de creer en cada vez más cosas. Apenas creo en nada.

No deberíamos dejar de ser niños, de vivir en una familia funcional en cualquiera de sus variantes: mono o biparental, homo o hetero, pero funcional. Donde quienes nos quieren velan por nuestros intereses aunque a veces pensemos que van en nuestra contra, donde se nos consulta y tienen en cuenta las opiniones para acabar haciendo lo que piensen mejor.


A veces los dictadores se erigen en padres de la patria, signifique lo que signifique ese concepto. Y puede que en sus primeros años funcionen. Lo que pasa es que como todos los padres, envejecen, chochean y acaban teniendo delirios. Lo bueno de esta democracia, que el mayor ejército de esta galaxia intenta exportar como quien expande una franquicia de comida rápida, es que bueno o malo, imaginamos que los de arriba cambian cada cuatro años. Aunque no sepamos por quién sustituirlos. A veces, ante la duda de votar a uno u otro, dar un voto de castigo, un voto útil o soñar con nuevas alternativas, no votar o abstenerse (que no es otra cosa que permitir que sigan los de siempre) uno sueña con un voto negativo.

Si alguien quiere dejar alguna respuesta, puede hacerlo en pensamientos. Si alguien quiere hablar y dejarse llevar a paradojas, siempre nos quedará una mesa o una tirada larga para quedar.

viernes, 14 de octubre de 2011

lo que va a ocurrir depende de lo que creemos que va a ocurrir

Esta vez me planto en una línea de salida en serio. No es un objetivo en sí, pero es una buena prueba. Llevo meses sin encontrar los ritmos y tengo que encontrarme.


La gente sale embarullada. Los extranjeros van a lo suyo. Alguno les sigue. No me dejo llevar, clavo los ritmos. Ojo al 494 a mi izquierda.


Cada vez voy más rápido pero sigo sin saber correr, no sé ir en grupo, miro a los lados y los veo ligeros, aunque me relaje me siento mucho más pesado. 


 No vuelo sobre el mundo, parece que lo aplasto bajo mis pies. No dejo de sorprenderme de ir cada vez más rápido y no sé a cuánto puedo llegar, lo que sí sé es que el rango de mejora en eficiencia es todavía enorme.


La vida sigue, tranquila. Mientras, me quedo solo y me concentro en mantener la velocidad, debería apretar, pero sinceramente, no me atrevo, voy bien. Por delante y por detrás mantenemos las posiciones. Paso la media media en 38'50", ¿voy a volver a rebajar mi mejor marca sin pretenderlo o me espera reventar a la vuelta de una curva ratonera?


No miro a la cámara. Sigo la línea. Persigo mi sombra. Escucho mis pasos confundirse con los latidos. A ratos vuelo. No pienso en el crono final, sólo en mantener estas sensaciones. 


Por delante se separan los grupillos. A falta de dos kilómetros acelero, debería haberme atrevido hace tres. A lo lejos veo un atleta que también compite en el Cto Asturiano de Sanitarios (fisioterapeutas, enfermeros y médicos) y subo el ritmo. Es el 494.


Le alcanzo cuando aparece la meta tras una curva, sprint que se decide en veinte metros. Me han sobrado fuerzas, estoy más entero de lo que esperaba, podía haber ido más lejos, o más deprisa. Pero en carrera no me arrepiento de las decisiones que he tomado. Estoy muy contento.


Con estas sensaciones no pienso en los números, pero están ahí. 340 metros más según el gps me dejan la espinita de no bajar de los 80'. 18º de la general, 7º en mi estrenada categoría de veteranos, 4º sanitario, 2º de mi categoría. El tercero es el 494. ¡Otro podio en un mes! No hay lomo, pero la espicha postcarrera con empanadas y tarta no lo desmerecen.


En la media de Langreo he rebajado mi marca 66", hace apenas nueve meses la había vuelto a reducir en 2'41" en Vitoria. Sonrío. Contento se corre más y se afronta mejor el final de esta temporada que se me está haciendo larga. Espero no encontrarme con el muro.