jueves, 26 de septiembre de 2013

Jumentoman

Todas las aventuras con mis amigos mirobrigenses comienzan alrededor del Árbol Gordo. Su génesis suele tener lugar a la orilla de su río, aunque luego son gestadas y alimentadas en los foros y quedadas.


Los Jaramugos y Jumentos se merecían un triatlón en sus territorios, y esta primera edición fue uno de los triatlones posibles, porque la idea primera era otra, más dura pero no imposible, por lo que creo que si se sigue celebrando, como se celebra una fiesta de rencuentro, el recorrido cambiará, y más de una vez.


Sin madrugar demasiado nos lanzamos al Águeda, vuelta al pilar del puente, llegar a la presa y vuelta. Es una natación técnica, de llevar el codo alto, pues hay tramos donde apenas cubre dos palmos. En todo el verano he nadado cuatro veces: en el Challenge de Vitoria-Gasteiz, la Travesía Miríobrigense (que fue mi bautizo jaramugo), la Travesía Villagonzalo-Alba de Tormes del día anterior, ideada por mi Club, (éstas dos últimas de más de 4200mts) y la natación del Jumentoman, y me sentí cómodo de nadar por nadar, disfrutando de un río para nosotros tres.


Toda el triatlón lo pasé en cabeza. La noche anterior, en el briefing-cena de la pasta, me comentaron el circuito y me facilitaron dos hojas de ruta, una para el recorrido ciclista y otra para la carrera. Así que iba abriendo carrera, a pesar de las escuetas indicaciones  tuve que parar un par de veces a preguntar el camino y aún así me equivoqué en un desvío donde ni había un alma ni estaba señalizado ningún destino en ningún sentido, aunque acabé reincorporándome al circuito. Me gustó, repechos, llanos y un bonito paisaje.

Los boxes eran únicos en el mundo. A cubierto y donde se permitía la asistencia del equipo de apoyo. Besos, risas, avituallamiento, cambio de ropa y como en un juego de pistas, a buscar el circuito a pie.

En principio eran cinco vueltas, mixtas asfalto-senda. No miento si digo que los primeros 13km iba muy cómodo y sorprendido de mi rendimiento, tras no haber nadado apenas y no haber hecho nada con mi bici desde el 13 de julio (los sesenta kilómetros del Challenge Vitoria-Gasteiz los hice con la bici de un tío más grande que yo pero a la que me adapté muy bien). Pero los últimos 8.195mts a pata se me hicieron largos, muy largos, situación que además coincidió con el aumento de las temperaturas. El avituallamiento estaba situado a la orilla del río, donde los entregados voluntarios nos surtían de todo aquello que necesitábamos y si algo faltaba, el bar estaba a unos pocos metros. Al final de las cinco vueltas el gps no marcaba la distancia redonda y hubo que buscar los metros perdidos ante el asombro de la gente que tomaba el sol en la alameda y nos había visto pasar una y otra vez a lo largo de las dos últimas horas.

Al final meta, abrazos de mi equipo y gorra y logo Jumentoman de premio, cortesía de un patrocinador llegado del extranjero, y comida con larga sobremesa donde, tras intentar darle esquinazo en los últimos días, el tío del mazo finalmente me alcanzó.

epílogo:
ya dije que el día antes del jumentoman había nadado una travesía pirata sin entrenar, a la que llegué directamente desde una guardia de treinta horas a más de 160kms, con otras dos previas en la misma semana. Con cabeza me deslicé en el agua y con poco desgaste salí, para a continuación, coger el coche y desplazarnos otros cien kilómetros para dormir en Ciudad Rodrigo.

y al día siguiente del jumentoman, la soberbia de ver 20 personas apuntadas a una carrera donde hace un par de años hice quinto me hizo apuntarme a un trail de montaña de 10km. Un par de noches antes vi que donde había cuatro gatos, ahora había unos cuantos galgos más y que poco iba a pillar. Debatiendo entre dormir y perder la inscripción y perder la gasolina me decidí por esto último, y ya, en la primera rampa perdía además la honra, pues mis piernas dijeron basta, aunque luego llaneando y bajando fueran bastante alegres.

Esta fue la crónica de mi Ultraman sprint. El trail del domingo sobró, y parte de la sobremesa del día anterior, aunque realmente disfruté de ese triatlón sin dorsal donde nadie hizo trampas y cumplió con el recorrido a pesar de que apenas había nadie animando (sólo los imprescindibles), ni había chips, ni clasificaciones, ni jueces y cuando la calor y el río al lado invitaban a otra cosa. Me sentí Jumento de verdad, y eso es más que ser de hierro, porque no todo el mundo comprende qué significa ni lo ha probado.


versión beta, incapaz de subir fotos. A ver si esta tarde, con ayuda, se puede.

jueves, 5 de septiembre de 2013

soy del 9%


Recuerden que en esta vida todo se puede comprar menos lo importante y lo verdadero.

Antes de desilusionar a mis lectores una vez leída la parrafada, aclaro que si llegan, iré a verlos con alegría.

Pero soy de ese nueve por ciento que no quiere los juegos. Sencillamente porque no estamos para juegos, y menos en la Capital, que parece acomplejada por haber tenido la Culturalidad en vez de aquella Olimpiada celebrada en esa ciudad del extranjero que tan bonita quedó después con dinero de todos. Si no hay dinero para Educación, Justicia, Sanidad y dar de comer a los niños, es decir, crear empleos estables y con salarios verdaderos para los adultos, creo que no estamos para juegos. Los amigos de la mejor gestión, la privada, deberían buscar ésta. Inversión privada para beneficios privados. Aunque lamentablemente sabemos que ha sido, es y será al revés. Tercer intento, diez años invirtiendo en promocionar la ciudad y creando casi todas las infraestructuras, infrautilizadas. Mucha gente viviendo del cuento. Del juego.

A su vez, los Juegos Olímpicos me causan un revoltijo de pensamientos. 

Para empezar no entiendo por qué unos deportes son olímpicos y otros no (no me cuenten las razones, que casi todas me las conozco). Creo que hay deportes que sólo existen porque son olímpicos y al contrario de las verdaderas cosas a proteger, que suelen extinguirse por algo (alguien) que modificó su hábitat y que con cuidado vuelven a crecer, los deportes que no se practican no tienen por qué vivir artificialmente, existe una infinita variedad de actividades más o menos físicas que entusiasman a grupos más numerosos de personas. No voy a poner ejemplos, prefiero que dejen volar su imaginación en comentarios.

Si las Olimpiadas son la máxima celebración del deporte es una contradicción que no estén presente los mejores. UEs una competición hipertrofiada, donde ni están los deportes que más importan ni los deportistas que más importan. Interesa más que esté la curiosidad, la minoría, el raro, que los más completos atletas de cada disciplina. Incluso para bastante gente que está, ésta no es su meta más importante.

Estoy a favor de que el Estado se ocupe del deporte, pero del deporte base. Prefiero treinta mil niños jugando al tenis que tener 3 españoles en el top 10 de la ATP.  Sin dudar escojo que todo el mundo practique una actividad deportiva a ser una potencia mundial en el deporte de élite tal como titulan los diarios preferidos de nuestro presidente. El deportista a altos niveles o es un semidios hijo de Zeus y Alcmena o es profesional, y el profesional se ha de buscar la vida. Si produce lo suficiente para que marcas registradas lo mantengan me alegro por él, y si no, que se busque la vida como los menos dotados atléticamente y practique deporte como la gente normal, por recreo, por salud o por necesidad, pero necesidad espiritual, no económica. Creo que el jugador de un equipo deportivo vale lo que la entidad quiera pagar por él (allá las deudas y de dónde provengan los ingresos) y que a él se debe por encima de convocatorias de selecciones. Porque nos ponemos tontos con los colores. Y hacemos trampas, como contratar a los buenos de otros lugares para que lleven nuestra camiseta, pero no nuestra lengua, costumbres o simplemente vivan por aquí. Y esto lo hacen en todo el mundo. Pero nosotros no sé si podemos permitirnos potenciar a los mejores físicos en vez de a los mejores licenciados en físicas, y ni si quiera creo que al deportista llegue toda la ayuda prevista. Las federaciones deportivas no son extrañas al resto de las organizaciones de nuestra sociedad, mamoneo de los directivos y descuido de la base.

Mañana concederán los juegos a la capital de este reino, extinto imperio que aún no lo sabe. Todo es posible y somos un país muy olímpico, la sangre azul de nuestro país, esa familia irreal, ha estado siempre representada, el padre en Munich '72, la mamá fue suplente de su hermano en Roma '60, el hijo varón fue el abanderado de Barcelona '92, y el yernísimo hizo su mejor inversión en Atalanta '96. Creo que el nieto mayor debería participar en la disciplina de tiro en la cita castiza, así las tres ramas estarían representadas.

Y si no gana Madrid muchos se alegrarán, un porcentaje más pequeño que ese 9% pero que vivirá muchísimo mejor que casi el 100% con la excusa de la deportividad del gesto de volver a participar.