domingo, 30 de diciembre de 2012

lavar

lunes, 3 de diciembre de 2012

Un buen día

Abro los ojos, sin ayuda del despertador. Con un beso me despido, preparo el equipo con calma (triple de porsiacasos que de equipación real, que llevo puesta). Desayuno y levanto la persiana para que pueda amanecer.

La radio continua relatando tristeza, pero en mi burbuja, veintitrés grados por encima de la temperatura exterior, voy contento. Lo más difícil del día es aparcar, en cuesta y en camino estrecho. Al sol cambio los piratas por el pantalón corto y me quito una capa de arriba. Esperando quince minutos la salida en la sombreada plaza me quedo frío, menos mal que saludar a los amigos me calienta por dentro.

Dan la salida en un despiste, hacia abajo, zigzagueando hasta salir del pueblo. Casas del Monte, Carrera de Montaña. Subida a los Campanarios. Seis kilómetros hacia arriba, a ritmo, seiscientos y pico metros de ascensión entre lecho de hojas y arroyuelos. Parece bonito, pero sólo voy pendiente del ritmo de mis pies y mi corazón. Adelanto gente, pero sobre todo me adelanto a mi, con ocho semanas de entrenamiento aguanto la cuesta arriba mejor de lo que pensaba.

Corono. Almacenada la energía potencial elevando mi peso a lo alto, es hora de transformarla en velocidad. Me gusta esta carrera, es corrible completamente. Hojas, senderos, rocas, barro... hacia abajo, único freno la rodilla y la palma de mi mano derecha, estoy entero, sigo bajando como un loco, sin disfrutar del paisaje pero sí de la carrera.

El último kilómetro  se hace largo. Estando al lado del pueblo, hace un rodeo y pica para arriba. Es la misma sensación que se vive al final de la bici en Lanzarote o en el Embrunman, el nosevayantodavíaqueaúnhaymás. Cruzo el arco de meta. Diecinueve de la general tras quince kilómetros y medio. El primero de los míos tras tanto galgo, o sería mejor decir cabras. Contento. Bocadillo, agua, camiseta y braga. No me quedo a la comida. Ni a la ducha. Seguro que me ducho en mi casa a cien kilómetros antes que alguno que sigue en carrera en el albergue.

La llave en la puerta. Dos preciosas sonrisas en casa. Estreno ducha, nos vestimos, salimos, comemos. Alguna sestea. Película, manta, libro. Paseo para oxigenarnos. Cena, manta, libro. A dormir.

Hoy ha sido un buen día.



No está mal esto del blogger para móviles. Ya no tengo excusa. Aunque da pereza teclear con un solo dedo, como los de antes en las antiguas olivettis.