viernes, 29 de enero de 2010

Península Valdés

Y de la combi blanca se bajan unos pocos larguiruchos más, y empiezan a mirarnos a través de esas cajitas negras que hacen mil ruidos extraños, como hacen siempre, aunque cambien sus ropas no cambian sus costumbres. No puedo evitarlo, salgo de mi casita, me acerco a la valla, me estiro y empiezo a cantar. Ahora todos están pendientes de mi, ni mis hermanos deslizándose colina abajo son capaces de llamar más la antención. Nunca falla, puedo repetir mi número mil veces que siempre seré el número uno.
un pingüino cualquiera de los más de cinco mil de la pingüinera de Punta Norte.

Míralos, otra vez, levantando esa nube de polvo en el ripio. Les miro con desprecio y me contestan deteniéndose y sacándome mil fotos. Idiotas. Ahora salto sobre la valla y ahí os quedáis, pringaos.
el guanaco del camino de Punta Cantor.

Despligo mis orejas y siempre oigo lo mismo: "ahí, ahí, al lado del arbusto, pero qué raras son, son como conejos gordos sobre cuatro patas. Sácales una foto". Qué pesados.
La liebre patagónica de la Estancia Rincón Chico.

Estoy afiebrado, espero que no se acerquen y me obliguen a correr. Mira que dan la lata, a estas horas sólo se pueden mover los turistas. Se creen que no los veo pero sé que están pendientes de cada uno de mis movimientos, intentan no meter ruido pero molestan. Que pillen un trocito de piel de mi muda y se larguen de una vez. ¿Acaso creen que no sé que soy segundo plato? Hasta el mes pasado no era a mi a quien venían a ver, sino a nuestras enemigas las orcas y sus primas las ballenas gordas.
El lobo marino del Faro Punta Delgada.

No sé si alegrarme de que se queden en la playa descansando o prefiero sentirme el protagonista y que vengan en barcos a tocarme las narices, incluso los hay osados que se enfundan en esas negras pieles gordas y se acercan a nadar conmigo con aletas en vez de pies. Cada día es más difícil pasar un día en paz.
El elefante marino de Puerto Pirámides.

Corre hijo corre, que nos pillan.
El ñandú de la cuarta carretera.

Qué rico! Cómo me gusta este sitio. Quieres más ñoquis? Tengo sueño (...)
misstake.

Jo... doce horas fuera de casa para ver cuatro bichos. Carreteras de gravilla y distancias enormes, no sé si fue buena idea venir aquí en esta época. En diciembre esto debía estar petado de ballenas y ahora no hay ni una. A ver si llegamos pronto a Puerto Madryn y me voy a trotar un poco. Menudo ambiente que hay, patinadoras, skaters, joggers, jugadores de rugby y jugadoras de hockey... Incluso hay senegales vendiendo bisutería como en las playas españolas. Al final me tengo que dar un baño para contarlo en el blog...
dvdg

hasta mañana.
un blogger cualquiera que ve el mar mientras escribe.

miércoles, 27 de enero de 2010

Iguazú

Imaginé una novela de García Marquéz, pido perdón a Borges y a Cortázar que nada suyo me viene a la mente, donde un hotel se encuentra al final de una calle que poquito a poco va desprendiéndose de actividad humana igual que la acera de losas y, a ambos lados de la carretera, la selva espera para volver a hacerla suya. Imaginé una esquinita del mundo donde confluyen tres países. En la desembocadura del verdoso Iguazú en el terroso Paraná cada orilla pertenece a una bandera, Argentina, Paraguay y Brasil. Imaginé no mucho calor, pero sí húmedo, y no dejar de transpirar desde que uno se levanta hasta que se acuesta. ¿Vos lo consiguió?

Sigamos.

Imaginé una pequeña ciudad donde restaurantes que podríamos encontrar en la guía de lo más on de cualquier ciudad europea comparten tabique con maxikioscos armados de un gran ventilador donde la Quilmes es omnipresente, aunque la multinacional propietaria del agua que más se ve por aquí es la misma que la del agua que más se ve por ahí... (Villavicencio-Fontvella)

El ritmo aquí es otro, más pausado, quizás por el calor que nos aplatana. Quizás por eso el guardia fronterizo brasileiro no nos sella el pasaporte al cruzar la frontera para visitar ese lado de las cataratas después de aguardar una cola de vehículos bastante larga. Matrículas de varios países aguardan a pasar a ambos lados. Apenas mil cien metros de paseo, pero que dan una imagen más general de la gigantesca caída de agua.

En el lado Argentino la catarata nos dejará llegar hasta su misma caída. Primero el trenecito nos llevará a la pasarela que nos deja en la misma Garganta del Diablo, la catarata más famosa, la más grande, la más fotografiada y la que nunca se seca, aunque este año ninguna de sus compañeras lo hará, el río lleva el triple de su caudal habitual. Adán, Eva, Dos mosqueteros, Tres mosqueteros... son los nombres del resto de saltos de agua. Por pasarelas y escalones entre la selva subtropical de este parque natural nos movemos de una a otra. Buscamos la sombra y a veces salpicarnos de Iguazú, a pesar de que las pequeñas gotitas multipliquen después el poder abrasador del Sol, y es que nos hemos quemado.

Nos desprendemos de nuestra ropa, y la metemos en una bolsa estanca, antes de montarnos en la barca que nos llevará a escasos metros de donde el agua cae con fuerza. A medida que nos acercamos vamos cerrando los ojos, incluso los no lentilleros nada podrán ver, pero se agudizan el resto de sentidos, el dulce vapor ensordecedor nos baña de arriba abajo ,primero con una caricia, luego más intenso. Después de ser bautizados por la gran catarata ascendemos un largo paseo de estrechos escalones excavados en la roca y salpicados de miles de mariposas amarillas. Todo el parque está lleno de fauna si sabes mirar, los grandes mamíferos duermen de día pero hay enormes arañas sobre nuestras cabezas, lagartos que se cruzan en nuestro camino y simpáticos coatís (coa boca, ti nariz) que mendigan comida a pesar de que está prohibido.

Ahora esperamos un nuevo vuelo, dentro de un poco pegaremos nuestra nariz a la ventanilla buscando de nuevo el humo que truena (como dirían al otro lado del mundo los nativos frente a las Victoria falls), para darles un vistazo por última vez, prometiéndole no olvidarla a pesar de que otras maravillas de este país nos vuelvan a enamorar.

lunes, 25 de enero de 2010

seguimos

Seguimos recorriendo estas calles que cambian de fisonomía y habitantes de una cuadra a otra. Al final hemos tenido que claudicar, y participar en el deporte de riesgo que supone pedir un taxi, no por la velocidad que alcanzan, sino por la manera de conducir de aquí. Y es que al final del día andamos cansados, y más si he madrugado para trotar por un humedal cercano, reserva natural, que a las 8am ya estaba repleto de corredores sudando a chorros.

Por la mañana nueva visita más relajada a la plaza de Mayo, el centro está vacío como el de cualquier gran ciudad en agosto. Ojeamos libros en una librería que lleva en la misma esquina más de ciento cincuenta años y que poco ha cambiado su fisonomía en las últimas décadas. Siguiendo las pistas saltamos de embajada en embajada hasta el cementerio de Recoleta, donde cada tumba es un monumento y la de Evita es la más visitada. Café en el MALBA, cuya visita dejamos para el día siguiente, teniendo la suerte de ser guiados por una artista que le estaba mostrando la exposición sobre Warhol a unos alumnos. Cena en Palermo, el barrio de moda, calles vacías y oscuras hasta llegar a la plaza de Cortázar, hervidero de gente que se desparrama por las calles de alrededor.

De mañanita al delta del Tigre, repleto de porteños que acuden a pasar el domingo. Llegamos en el tren de la costa, once estaciones para casi veinte kilómetros. Volvemos en barco por el delta, hasta el río de la Plata y Buenos Aires. Nos quedamos con las ganas de cruzar al otro lado y llegar a Montevideo.

Mañana otro avión nos llevará a Iguazú, más calor aún, aunque esperamos refrescarnos.

Habréis notado que no hay imágenes de este viaje, el lector de tarjetas no funciona. Aunque como hoy nos han contado que una vez dijo Warhol, no es por las imágenes que llegamos a conocer algo.

sábado, 23 de enero de 2010

macanudo

Llegamos acá a las ocho de la mañana, ya nos esperan veintipico grados, cielo azul y las calles repletas. Tenemos suerte y nos dan habitación a esas horas, ducha y city tour organizado que no merece mucho la pena. Acaso pasar al lado de la Bombonera, el estadio del Boca, un barrio no muy recomendable para visitar solo. Allí nos espera la cuadra colorista de El Caminito, casi lo que hay es lo que se ve en las postales. Apenas una manzana de casas de colores mantenidas para reclamo de turistas.

Así que sin tener el cuerpo preparado, aún, para los rigores del verano austral, en manga y pantalón corto, y sandalias, decidimos recorrer de nuevo la ciudad de Buenos Aires. Resulta que el hotel está al lado de la calle Florida, una larga arteria peatonal y comercial, la misma donde vivimos en Salamanca; de la avenida 9 de julio (fecha de mi cumpleaños y de la independencia bonaerense en 1810), la más ancha de las porteñas, con sus 140mts; y de la plaza de Mayo (el 25 es el día del cumpleaños de mi madre y en el que se celebra la independencia en 1816 de lo que sería la nación Argentina), donde se encuentra la trasera de la Casa Rosada, la Catedral Metropolitana y se reúnen las madres a protestar por sus hijos desaparecidos.

Comemos en Puerto Madero, en los antiguos docks, y seguimos paseando nuestra piel roja por las calles porteñas. Visitamos la librería El Ateneo, situada en un antiguo cine remodelado con una hermosa cúpula, y nos dejamos llevar por las calles lujosas, de embajadas y enormes portales del barrio de El Retiro hasta su cementerio, que nos da con las puertas en las narices. Y allí, a sus puertas, sobre el césped, descansamos.

Aunque este país es generoso, para que no echemos de menos la lluvia, no deja de calarnos con el agua que chorrea continuamente de los aparatos de aire acondicionado, y por si estamos cansados, aún nos regala cuatro horas más de día para seguir descubriéndolo. Y ahora en el hotel, cien canales y nada que ver.

viernes, 22 de enero de 2010

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jueves, 21 de enero de 2010

zarpamos!

Mientras leías la entrada anterior viajábamos en tren a la capital.

A la hora de publicarse esta entrada tomamos un vuelo a nuestro sueño.

Un viaje largamente pensado y brevemente planificado. Tres semanas nos mantendrán alejados de este hemisferio, espero que a la vuelta, la lluvia se haya tomado sus vacaciones también.

Como dice la triviajera viajamos ligeros de equipaje, o eso intentamos. Esta vez la cabra y la flaca se quedan en casa. No las echaremos de menos, aunque las gemelas se vienen con nosotros y espero que vean mundo. Volveremos cargados de recuerdos y algo habrá cambiado dentro de nosotros cuando vuelva a golpear estas mismas teclas.

y un capítulo que se cierra

Pero el libro de la vida continúa abierto por el medio que decía Antonia, se acaba este mes que dedicaba cada entrada a una letra del abecedario, y se acaba en la fecha prevista. No contaba con cumplir el reto, pero lo he conseguido.
Ahora toca iniciar un nuevo capítulo. Tan pegado al anterior que parece un punto y seguido.

X

La equis es la letra que marca los tesoros en los mapas, también la desconocida que queremos despejar, la letra que aumenta la excitación y también multiplica un tamaño, si es grande lo magnifica, si es pequeño lo hace aún más diminuto.

¿qué esconden los niños de este pueblo?

Llámalo equis, cuando no sabes cómo nombrarlo. Equis es la incógnita, lo desconocido que flota en La Cinta Blanca, la película que venden como la mejor europea del año (primera incógnita, ¿el que empieza o el que acaba?). Hay algo en esta película que al final no se explica, cada cual saca sus conclusiones. Ciento cuarenta y nueve minutos en blanco y negro con preciosa fotografía, y largas secuencias resueltas en un solo plano. Como una película de mediados del siglo XX, como una película de Dreyer, por ejemplo.

La palabra, C. T. Dreyer

En pueblo alemán, durante el año antes del asesinato del heredero austriaco en Sarajevo, el momento X del inicio de la I Gran Guerra, se suceden extraños sucesos violentos. Nadie sabe quién o quiénes están detras, llamémoslos equis. La gente obedece a sus superiores y los niños rígidamente a sus mayores. Las mujeres, XX, son dominadas por los varones, XY. Hay un barón, un cura, un maestro y un doctor. Poco a poco irán tejiéndose diversas historias. El ritmo discurre lentamente como un arroyo, pero no aburre. Quizás esperamos que ese arroyo que fluye tranquilo explote de golpe en una cascada o haya un rápido que cambie el curso de la corriente y nos preparamos para el desenlace, pero la única cosa cierta es lo que le ocurre al narrador de la historia, que sólo cuenta cómo vivió los hechos. Al final el plano se abre, y se abre cada vez más, igual que nuestras dudas sobre quién desencadenó los hechos.


Os voy a destripar el final exponiendo mi teoría, pero tal vez el instigador de todo tenga que ver con el Señor X, o sea él mismo, X de cruz.

miércoles, 20 de enero de 2010

watios

Espero que la ley que dice que la energía ni se crea ni se destruye, sino sólo se transforma ,no tenga en mi su excepción negativa. Y que todas las ganas, la ilusión, los entrenos ganados al tiempo y los panecillos suecos con mermelada del desayuno se transformen al final todos en un mismo tipo de energía, la que me lleve a disfrutar en mi próximo encuentro con la distancia.

guau, guau, allez, allez, me decía, mientras le perseguía con una mano
agarrado al manillar y con la otra sujetando el teléfono. 300mts duró el
apretón, al llegar su amo doméstico a la puerta de la finca, se bajó
de un salto, y se puso a correr devorando los huesos de watio que yo
había ido soltando.
guau, guau, qué rico!

Estos días en la bici y corriendo me he visto bien, pero son watios perezosos, adormilados, viejos, es preciso quemarlos de vez en cuando, cortarles las puntas, para que broten watios nuevos, jóvenes y poderosos, de no ser así, estos watios que ahora dormitan en parte en los depósitos de glucógeno en parte en los de grasa, abandonarían el hábito de tirar con energía de las palancas que mueven los músculos que nos impulsan y se irían todos a dormir a esos hoteles fofos de lípidos, echándose todos a perder, y la verdad, es una pena, porque los cadáveres de watios son difíciles de quitar, y además, no me gustan.

martes, 19 de enero de 2010

viajar

No niego que me encanta viajar. Caminar por las calles de otros lugares, buscando las diferencias y semejanzas con las propias es una manera de aprender, de ser más rico al encerrar en la memoria esa mezcla de aromas y ruidos, del tacto de los distintos materiales y de cómo la luz incide en ellos. No hace falta ir muy lejos para viajar, a veces basta con sumergirse dentro de un libro y crear un mundo con la imaginación, pero hay otras que necesitamos conocer cosas nuevas para construir con ellas nuevos recuerdos imaginarios, o darnos cuenta de que en otro lugar, nuestros recuerdos existen.


A veces caminamos por lugares que hemos visto mil veces en revistas o en la televisión, y a lo mejor no es exacto, pero puedo decir que algo de ello tienen. Así no nos extraña Groenlandia cuando hemos visto tantas veces Alaska por la tele y algún pueblecito de Nueva Zelanda se parece a otro del lejano oeste, hasta hay vaqueros con sus botas y todo. Porque el viaje había empezado mucho antes, casi la primera vez que vimos esas imágenes y quisimos estar ahí. Cada vez que paso por Callao miro arriba a ver si Santiago sigue colgado del cartel de Schweppes y si algún día corro la NYC marathon creeré que he paseado por las avenidas de Manhattan ayer mismo al comprar el pan.


Si salir al extranjero supone abandonar la tranquilidad de comprender nuestro entorno no es menos reconfortante el esfuerzo de hacerse entender fuera de su abrigo, de intentar averiguar el sabor de palabras extrañas en la carta de un restaurante, de adaptarse a los horarios de vida, de dividir y multiplicar continuamente las cifras para convertirlas a un precio entendible. El goce de encontrar un rincón mágico oculto de las recomendaciones de las guías y donde si hay turistas, no lo parecen.


Y tenemos el vicio de sacar fotos, y la costumbre que se pierde poco a poco de llenar las páginas de la Moleskine, pero que se suple con unas letras en el blog. Al final, lo leído (no se sabe ya dónde), lo vivido, lo reflexionado y lo escrito se funden, y las letras que dejamos y las fotos que hicimos nos sirven de índice de recuerdos que ya no sabemos si fueron reales o inventados, pero igual da, porque eso es lo más parecido a la eternidad que tenemos, recordando vivimos dos veces.

Cádiz, Santiago de Compostela, Venecia

domingo, 17 de enero de 2010

un domingo cualquiera

Salgo de la cama y dejo mi despedida en forma de beso en su nuca. Hoy tocan 12h de turno, como entro más tarde, madrugo un poco más para correr nueve kilómetros por la ciudad vacía, bueno, no del todo, hoy está llena de lluvia.

Con un deber cumplido y tras dejar que las penas se vayan por el desagüe, tras dar cuenta de desayuno extra cojo el coche. En una rotonda un coche de atestados toma datos al conductor que se ha salido de la vía tras, según parece, hacer la rotonda en sentido contrario.

de tanto escribir explotó el boli...

La lluvia me ha seguido, y siguen goteando pacientes detrás de la mesa. Mi compañero y yo ora los vemos a cuatro manos, ora los repartimos, lo más normal cuando la pila que está encima de la mesa se multiplica. Algún niño llora detrás de la puerta, casi acierto la edad y probablemente que esa forma de llamar la atención no se corresponda a ninguna patología más que a la ansiedad de sus padres.

el tobillo de A.

Dolores de seis meses urgentes, golpes varios, muchas caídas y alguna fractura. Su ritmo viene determinado por la hora que marca el reloj o la retransmisión de algún acontecimiento que consideren importante.

Firmo los partes judiciales de la semana anterior. Alguien bajo mi cargo ha puesto el diagnóstico de agresión verbal, escribo debajo pronóstico leve y firmo. También tratamos las contusiones del alma.


Y luego están los chicos de rojo del soporte básico. A veces peones del enemigo. No dudan en cargar en su ambulancia a cualquiera que lo solicite, lo necesite o no. Quiera ser atendido o no. El soporte avanzado duplica el equipo sumando un DUE y un médico, y la ambulancia está mejor dotada. Dan la primera atención, en ocasiones muy importante.

todas, todas, mías...

Llamadas al pediatra, al ginecólogo, al traumatólogo, al psiquiatra.. en ocasiones porque sobrepasan mis capacidades, en alguna porque me sobrepasan y necesito una voz experta que les haga entrar en razón.

Partes de agresión para cumplimentar la denuncia en Comisaría, casi siempre, afortunadamente, no son nada, pero cinco hojas a cuádruple calco que hay que rellenar porque a la niña de dieciséis su ex le ha retorcido la mano. Ella no tiene nada objetivable, él se llevó un mordisco.

En ocasiones pienso que este no es el mundo en el que me crié. Si me arañaban o insultaban, allá yo. Sólo pisaba el hospital a por puntos o escayolas, que si mis padres supieran darlos sólo habría venido al hospital a nacer. Ahora la gente delega responsabilidades, que sea otro el que me solucione mi molestia, que me de la pastilla mágica después de tres radiografías. Que no voy a tomar la decisión de cambiar de hábitos o hacer algo por mí mismo.
Un pequeñajo, con una crisis convulsiva acapara nuestra atención, el resto de consultas van depositándose inexorablemente sobre la mesa.

Mientras se enfrían la hamburguesa y las patatas, y se calienta el Acuarius traídos del negocio de otro compañero triatleta, tengo de afluencia, y ninguno puede esperar.

La tarde es mala. No bajan de 8 las hojas de asistencia encima de la mesa. Los cinco boxes de los que dispongo están ocupados. Niño berrea porque no quiere ponerse aerosoles, niño berrea porque no quiere ponerse aerosoles, niño berrea porque no quiere ponerse aerosoles. Si no fuera por el niño que berrea estaría de mejor humor.

un clásico

Una herida por arma blanca de la señorita Pepis trasladada desde más de ciento y pico kilómetros, no le voy a dar el alta según llega, así que ya que ha venido que lo vea el especialista. Policía Judicial, me enseña la placa, podemos hablar con usted.

otras veces me pongo el pijama entero

Gente que mete los dedos donde no debe. Gente que se le mete en los ojos lo que no debe porque no hacen nada para evitarlo.

Enfermos que ningún especialista quiere, que juegan al ping-pong con él y yo de red, perdiendo el tiempo. Llamo al árbitro (jefe de la guardia) y opina igual que yo, pero en un descuido el que da el último da dos veces y de un golpe magistral se lo endosa a otro sin que haya derecho de réplica. Maestro! de lo inútil.

Niño remitido porque el primer médico que lo asiste no se atreve a suturarlo. Normal, sólo hay que abrir un poco más el plano que enfoca al niño. Familia que amenaza a los sanitarios por tardar en la sutura de un niño consentido que no deja de moverse. Tras un punto el niño que se queda sin el resto de sutura. Luego dirán que somos racistas.

éste tenía un petardo, éste lo encendió, éste lo sujetó, éste lo lanzó y en éste explotó!

Y en lo que unos vienen y otros se visten y dejan esto libre blogueo o consulto el correo, la verdad es que no puedo estar mirando las musarañas...

¿culo, teta o codo?

Se acabó, tras 60 kilómetros de niebla y lluvia llego a casa y subo las fotos, no son de hoy, pero como si lo fueran.


sábado, 16 de enero de 2010

Trabajo, triatlón y todo lo demás.

Las tres tes, para continuar esta serie de entradas tituladas cada una con una letra correlativa del abecedario.

Tres tes que hay que cuadrar para que las tres tengan su parcela. Intento reducir la primera T a lo mínimo necesario, aunque me guste, pero a veces para sacar para las demás hay que doblarla o triplicarla durante unos días, y no es por dinero, que al fin y al cabo se lo lleva Hacienda, sino para sacar Tiempo, otra T importante, que se escapa para siempre sin que nos demos cuenta.

Y Todo lo demás puede ser uno, porque aunque Tareas necesarias pueden ser las relacionadas con el cuidado de las cosas del hogar, se pueden relegar o intercalar con otras más placenteras. Y el cuidado de los seres queridos es algo que lo impregna todo y se comparte. Hasta el Triatlón, que bien que madrugamos y a veces nos enfrentamos a los elementos para buscar excusas para Turistear y que nuestras parejas no se aburran en la línea de meta.

De postre, Tiramisú. Y entre todas las tes, , la más importante.

Sherlock Holmes, supongo

Reconozco que nunca he sido lector de los libros de sir Arthur Conan Doyle, y que si he visto alguna adaptación en cine fue sin querer, tumbado en el sofá, no habría otra cosa más interesante en la tele. De los dibujos animados, tengo más recuerdos. Pero en el imaginario popular todos conocemos detalles de la vida del habitante del 221B de Baker Street.

- deduzco que es el blog de dvdg, llueve y se aburre.

- elemental, querido Watson.


En la película de Guy Ritchie, el protagonista es un detective que destaca por su inteligencia, comentarios mordaces, observación y uso de la deducción para resolver casos difíciles. También mantine una curiosa y cercana relación con su mejor amigo, el doctor Wilson, perdón Watson.

se ha metido de todo, ha dormido más veces en calabozo

que en su casa. Y luce así de fino, oiga.


En esta ocasión Lord Blackwood querrá dominar Londres y de ahí el resto del Imperio Británico a través de la magia negra. Sólo la lógica y la ciencia de Sherlock podrá impedirlo. Persecuciones, mamporros, romance, estupenda ambientación y decorados nos hacen pasar dos horas muy entretenidas. El famoso profesor Moriarty apenas se insinúa, pero me da que si la bolsa de recaudación suena haya secuelas...

Watson, apostador irremediable pero siempre elegante, como Sherlock,

fíaunque este con un aire más descuidado, casi guarro.


Y como en Número 9, las chicas son guerreras. En este caso, Irene Adler, casi más lista que el chico protagonista, que en esta adaptación combina su elevada inteligencia con una buena forma física. Y la clave de todo será algo de uso cotidiano un siglo después...

viernes, 15 de enero de 2010

recuerdos

Ordenando estanterías me ha dado por mirar álbumes de fotos. Esos libros con páginas en blanco que rellenábamos con nuestros recuerdos analógicos. Cuando las cosas a recordar se capturaban al primer intento, y luego había que esperar para llenar un carrete y poder tenerlo en la mano.

Ahora las generaciones digitales podrán tener documentada toda su vida casi desde el momento de la concepción, todo convertido en una secuencia de ceros y unos que se almacena en algo del tamaño de un Cheiw. Para una sonrisa se pueden disparar 200 fotos, y no eliminar ninguna, porque en todas se ve un detalle del que carecen las otras. Yo aún no manejo el photoshop, con eso las posibilidades se multiplican hasta el infinito.

Cómo han cambiado las cosas. He aquí unas cuantas trifotos escaneadas tal cual del album, el plastiquillo protector les da un aura que las hace aún más antiguas, pero sólo fueron tomadas el siglo pasado... Una foto un instante, una carrera a veces se resume en una sola imagen.

Mi primer duatlón, un mes antes de apuntarme al club.
No hice la bici, me llegó al día siguiente. 12-VI-97

Mi primera bici de carretera. Como mínimo he cambiado cada pieza
dos veces. Luego cambiaría de cuadro, y volver a empezar.

No hay fotos de mi debut en el Cto de España en Coria, pero aquí
poso antes del Duatlón que tuvo los boxes en la Plaza Mayor.

¿Qué ha sido de esta mítica y preciosa prueba donde me picó el gusanillo de la larga?

Aún no nadaba y el IM era cosa de locos, pero nunca faltaba a mi cita en O Rosal.

Con pantalón de atletismo, dos piezas o monos tengo fotos. En seco o mojado. De las pocas donde me han acompañado mis padres.

En mi primer tri, sprint, abandoné, debuté a la semana siguiente
en un olímpico. Mi primera foto de triatleta tardaría un año más.
Equipación donada por Clemente, como oro en paño la tenía.
Arriba Medina de Rioseco, abajo Cantimpalos unos días después.

Mi primer triviaje con A. Mi primer tri de LD. En el momento de
sacarme la foto llevaba 7 km flotando, esa misma sensación se
ha vuelto a repetir pocas veces más, la carrera perfecta, donde lo
has dado todo y has disfrutado sin importar lo que marca el crono.

Nos atrevemos a salir al extranjero. Niza es otro mundo.
Si las primeras veces que haces algo sientes lo mismo que yo
entonces, seguirás el resto de tu vida buscando lo mismo.

Dos participaciones en Niza, uno LD (éste) y otro debut como
prueba IM. En las dos, pinchazo al sacar la bici de boxes.

Y luego vino la cámara digital, pero la esencia se mantiene. A ver si nos quedamos un par de días encerrados en casa y metemos miles de fotos en unos cuantos álbumes. De ésos cuyas fotos se tocan y se huelen, y las páginas se pasan digitalmente pero sin tocar botones.

jueves, 14 de enero de 2010

Querido cielo,


Tú que estás tan lejos,
aunque a veces nos parezca que te rozamos con los dedos mientras una sonrisa nos surca la cara,

que eres tan grande
que aunque nunca paremos jamás te rodearemos,

que eres tan fuerte
que haces con nosotros lo que quieres,

que eres tan fecundo
que preñas a la tierra con todo lo que crece sobre ella.


¿Por qué abusas de nosotros, insignificantes a tu lado,
derramando sin control todas tus aguas de golpe?

¿Acaso no prefieres juguetear con nosotros y desaguarte poquito a poco?
+ cuando lavemos el coche,
+ al salir de la Iglesia vestidos de boda,
+ después de salir de la peluquería,
+ el día de la competición más importante del año,
+ cuando por fin nos llega ese material tan esperado y salimos a estrenarlo,
+ después de doblar turnos durante una semana viendo el cielo azul desde nuestra mesa.

¿Acaso no te gustaría sentirte deseado?
¿Que salieran los santos a procesionar en tu honor, que la gente te mirase implorando un poco de lluvia?
¿Que la gente se pusiera de rodillas por un poquito de agua?

Por favor, tienes lluvia, calor, frío, viento, nieve, niebla, puedes nublarte o brillar, cambia de juguete y danos una tregua,
podrías llover, por ejemplo,
los martes y los jueves de 2 a 4 am, ¿qué te parece?

miércoles, 13 de enero de 2010

perrear

foto: A. Fernández

Cuando salgo a correr hay gente que me mira, pero yo también miro a otra gente, más bien a sus mascotas. Me llama la atención cómo ahora la gente saca a pasear a los perros con chubasqueros, cazadoras y paraguas que se ajustan a su cabecita, incluso he visto a más de una llevar a su perrito en brazos en una especie de saco.


Y claro, el pequeño demonio de nuestro hombro nos dice: quieres la fama, pero la fama cuesta y aquí es donde vas a empezar a pagar. Con sudor, no te quedes ahí, a la calle! a sufrir como un perro, y algunos se toman esto último en versión perro parishiltoniano, y ya no se sufre como un perro se perrea. Y aunque lo diga Chikilicuatre (ver aquí canción original) no está bueno perrear. Así que ya lo saben, a ser perros, pero como los de antes.

ZONA TRI

martes, 12 de enero de 2010

o lo intentas o te quedas en casa

Si miras continuamente por la ventana esperando que llegue el cielo azul y el termómetro marque veinte grados nunca saldrás de casa.

los caracoles, caseros y blandengues, cuando salen,
van despacio y no llegan lejos.

Como dice el Capitán, hay que adaptarse al medio, algunos nos quedaremos por el camino pero los que sobrevivan serán más fuertes, si nunca lo intentamos nunca lo conseguiremos.

Este deporte nos permite diversificar los esfuerzos. Si un día hay lluvia ácida y no se puede salir a la calle siempre podremos sudar en el gimnasio o mejorar nuestra técnica nadando; la bici se puede sacar cualquier día mientras nos quede ropa seca y tengamos tiempo para dedicar a limpiarla después; correr se puede hacer siempre, se modifica la rutina según el estado del suelo, y nos vestimos para la ocasión, pero siempre se puede hacer algo, quizás no siempre lo que queremos pero podemos.

tormentón en los últimos kilómetros de la Carlos Sastre 2009

Personalmente no salgo a buscar las dificultades climatológicas, pero si llegan he de adaptarme, tanto de caracter como con el equipamiento que prevea que vaya a necesitar, y aprovecharlas para entrenar, para hacerme más fuerte.

hombre del tiempo, no me has vencido, pero me tienes aburrido de tanta lluvia

A veces en la vida hay tantas cosas que hacer que no sabemos por dónde empezar y nos quedamos quietos. En ocasiones tendremos que priorizar y saber qué es lo más importante en cada momento y a medio y largo plazo, en otras será el tener muchas cosas que hacer lo que nos pondrá en movimiento a completarlas todas.

Hace mucho que no me aburro. Incluso hago dos cosas a la vez, cuando no exigen mucho. Pero tan importante es hacer las cosas como dejar de hacerlas y descansar, para recargar energías y volver a empezar, y saber cuando hay que dejar de hacer unas para hacer otras.

ñoñerías?

...y lo que no debéis olvidar nunca, nunca, es que vosotros sois príncipes... y eso es muy, muy importante. Ser príncipe es algo más que ser azul y montar bien a caballo. En verdad, las princesas sólo buscan a su príncipe azul en sueños. Al despertar lo que necesitan las princesas es un príncipe que les haga el amor y el desayuno. Y se lo lleve a la cama. Y le unte las tostadas con la cantidad exacta de mantequilla. Ni mucha para que no quede aceitosa, ni poca para que no quede reseca. Entonces ella te mirará sonriendo desde sus pestañas, mientras mordisquea el pan dorado. Y es entonces cuando serás su príncipe. Y es entonces cuando debes volver a hacerle el amor.

La primera vez que le hagas el amor a tu princesa, vístete de negro. No me preguntes por qué. Simplemente hazlo, confía en mi. Regálale anacardos y gominolas. Pasarán miles de horas sin que te des cuenta...

lunes, 11 de enero de 2010

no lo parece

No parece que hayan pasado nueve años. A estas horas de entonces me invitaste a 200 Cigarrillos en el plus pirateado de tu piso de estudiantes. La película no nos gustó, pero lo mejor vino después, y hasta ahora..

Iglesia de San Francisco. Salvador de Bahía.

Por otros tantos.

tty+!

me esmero

Me esmero en hacer cosas imperfectas mientras otros sueñan con hacer cosas perfectas.

Luis Felipe Comendador
No pasa nada si a mí no me pasa nada



Sigo en movimiento, no puedo evitarlo. Me esfuerzo y lo intento, en un descuido lo habré conseguido, pero que me pille en marcha.

On the road to LZ2010.

domingo, 10 de enero de 2010

la nieve cae a su ritmo

La nieve cae a su ritmo, arrebujado bajo la manta en el sofá la miro caer mientras sigo pensando si volvería a hacer lo que hice, pues aunque quizás fuera peligroso no me arrepiento en absoluto.

Salida de guardia, apenas he dormido dos horas pero estoy lleno de ganas de hacer las tres horitas y pico que tocan. Llego pronto a casa, pero pajareo un rato esperando que la temperatura suba un par de grados, en vano. Así que me visto y a la carretera.

no hay más viento que el que yo produzco, y la temperatura se lleva bien.

Pocos coches, ninguna moto y un ciclista que vuelve. El cielo va nublándose, pero no parece amenazar el temporal que anuncian, así que tras preguntarle a mis piernas qué tal se encuentran, decidimos hacer vuelta larga apretando en las cuestas, y si no hay, salirles al encuentro.

no es una vaca lechera, es un toro nevado.

Empieza a caer la nieve, tímida, disparo un par de fotos. Está bonito el paisaje, pero tardará en cuajar. Lo justo para que me de tiempo a llegar a casa, ducharme y comer.


Como siempre, en el punto en el que pondría la marca de mayor lejanía al hogar, empieza a nevar con ganas. Copos que parecen cereales de desayuno gigantes. Caen rápidos y abundantes, todo está precioso. Vuelvo a parar a sacar un par de fotos. Se me quedan las puntas de los dedos congeladas, no disminuye la velocidad y me doy cuenta de que la nieve ha borrado mis huellas.



Es momento de enfilar hacia casa, sin parar para nada y menos a sacar fotos. Voy bien de tiempo en cuanto a horas de luz restantes, pero ya todo lo que me rodea es un manto blanco virgen. en el que la vista apenas alcanza unos cientos de metros. Siento que todo me pertenece, mis roderas son como el rastro de un cometa que desaparecerá en unos minutos. No se oye más que mi respiración y el golpeteo de los copos contra el chubasquero y el casco. Me quito las gafas porque no veo nada. Me siento feliz, rico, todo es mío. Menos mal que creo conocer esta carretera y no meto las ruedas en ninguno de los baches que la jalonan, la bici se desliza en el llano, he de subir sentado porque patina y evitar lanzarme bajando, pero las piernas responden y yo les pido que hoy no sea el día en que las golpee el del mazo.


Llevaré unos 20km en soledad y me quedan otros tantos cuando un todoterreno me adelanta apenas a una velocidad 10km superior a la mía. El acompañante y yo nos miramos a cámara lenta. Es una pena, ya no serán mis ruedas las que marquen el camino, pero me siento más acompañado sieguiendo este rastro.

Espero no pinchar en un bache y no apajararme, llevo un ritmo alto, en parte porque me encuentro muy bien, en parte porque la nieve cae a su ritmo, cada vez mayor y me da miedo que oscurezca y quedarme por aquí.

llega a los cinco negativos, pero ya no estoy para andar sacando fotos

Estoy seco, sólo me duelen las puntas de los dedos, no tengo calor pero estoy muy a gusto. Prefiero la nieve a la lluvia, es limpia, sonora, nivela el perfil, casi no me doy cuenta de que voy subiendo.

Por fin llego a la civilización, aunque más vale que la civilización no hubiera llegado aquí. Cada vez hay más huellas de coche y más nieve derretida y más sucia. Los coches aumentan en número y ya me superan sin esfuerzo, llenando de porquería el arcén y a mi con él. Las ruedas ya no sueltan polvo de nieve como chispas, sino una masa negra informe y húmeda. La gente me mira desde detrás de cristales, yo me he quitado los míos para ver mejor.

I love this game...

Una vez llegado a casa tengo que velar el deshielo de mi montura en el garage, so pena de ponerlo todo perdido si la meto tal cual en el trastero. Por suerte sólo se han mojado al final los cubrezapatillas y los pantalones, aunque me toca picar el hielo que cubre casi por completo la bici. Los avances en equipamiento quizás nos estén volviendo más salvajes en comportamiento, cuando yo empezaba en esto, un día como hoy hubieran tenido que ir a rescatarme con un soplete.

K de Kuota, K de Kona.

Mi actual bici de carretera es una Kuota Kredo, espero que ésta me lleve alguna vez a la isla que da nombre a mi primera bici, con la que me inicié más en serio en esto de las dos ruedas, fue una Kona Kula, aún la tengo, aunque la montaña está un poco abandonada.

Ya no queda nada original del primer montaje que hice hace ya unos años, ni siquiera el cuadro, el cual me lo cambiaron por un defecto de la pintura que de repente apareció. Mis mejores resultados totales en un IM, que no parciales, son con ella y un montaje sencillo de ruedas, sin estudio de postura ni ninguna otra pijada. Juntos pasamos muy buenos ratos, aunque a veces le doy un poco de mala vida....