Llegamos acá a las ocho de la mañana, ya nos esperan veintipico grados, cielo azul y las calles repletas. Tenemos suerte y nos dan habitación a esas horas, ducha y city tour organizado que no merece mucho la pena. Acaso pasar al lado de la Bombonera, el estadio del Boca, un barrio no muy recomendable para visitar solo. Allí nos espera la cuadra colorista de El Caminito, casi lo que hay es lo que se ve en las postales. Apenas una manzana de casas de colores mantenidas para reclamo de turistas.
Así que sin tener el cuerpo preparado, aún, para los rigores del verano austral, en manga y pantalón corto, y sandalias, decidimos recorrer de nuevo la ciudad de Buenos Aires. Resulta que el hotel está al lado de la calle Florida, una larga arteria peatonal y comercial, la misma donde vivimos en Salamanca; de la avenida 9 de julio (fecha de mi cumpleaños y de la independencia bonaerense en 1810), la más ancha de las porteñas, con sus 140mts; y de la plaza de Mayo (el 25 es el día del cumpleaños de mi madre y en el que se celebra la independencia en 1816 de lo que sería la nación Argentina), donde se encuentra la trasera de la Casa Rosada, la Catedral Metropolitana y se reúnen las madres a protestar por sus hijos desaparecidos.
Comemos en Puerto Madero, en los antiguos docks, y seguimos paseando nuestra piel roja por las calles porteñas. Visitamos la librería El Ateneo, situada en un antiguo cine remodelado con una hermosa cúpula, y nos dejamos llevar por las calles lujosas, de embajadas y enormes portales del barrio de El Retiro hasta su cementerio, que nos da con las puertas en las narices. Y allí, a sus puertas, sobre el césped, descansamos.
Aunque este país es generoso, para que no echemos de menos la lluvia, no deja de calarnos con el agua que chorrea continuamente de los aparatos de aire acondicionado, y por si estamos cansados, aún nos regala cuatro horas más de día para seguir descubriéndolo. Y ahora en el hotel, cien canales y nada que ver.
Así que sin tener el cuerpo preparado, aún, para los rigores del verano austral, en manga y pantalón corto, y sandalias, decidimos recorrer de nuevo la ciudad de Buenos Aires. Resulta que el hotel está al lado de la calle Florida, una larga arteria peatonal y comercial, la misma donde vivimos en Salamanca; de la avenida 9 de julio (fecha de mi cumpleaños y de la independencia bonaerense en 1810), la más ancha de las porteñas, con sus 140mts; y de la plaza de Mayo (el 25 es el día del cumpleaños de mi madre y en el que se celebra la independencia en 1816 de lo que sería la nación Argentina), donde se encuentra la trasera de la Casa Rosada, la Catedral Metropolitana y se reúnen las madres a protestar por sus hijos desaparecidos.
Comemos en Puerto Madero, en los antiguos docks, y seguimos paseando nuestra piel roja por las calles porteñas. Visitamos la librería El Ateneo, situada en un antiguo cine remodelado con una hermosa cúpula, y nos dejamos llevar por las calles lujosas, de embajadas y enormes portales del barrio de El Retiro hasta su cementerio, que nos da con las puertas en las narices. Y allí, a sus puertas, sobre el césped, descansamos.
Aunque este país es generoso, para que no echemos de menos la lluvia, no deja de calarnos con el agua que chorrea continuamente de los aparatos de aire acondicionado, y por si estamos cansados, aún nos regala cuatro horas más de día para seguir descubriéndolo. Y ahora en el hotel, cien canales y nada que ver.
13 comentarios:
A seguir disfrutando.
Bifé de chorizo en algún restaurante de la Recoleta... Cuántos años ya. Disfrutad.
Os leemos mientras dormís...Espero que hayáis descansado bien, ahora a descubrir nuevos lugares con sus pequeñas cosas.
Mmmmm, qué envidia (sana, supongo). Disfrutadlo.
Vale, ya me he enterado de donde estáis.
Pues hale a pasarlo bien, haz muchas fotos y luego cuelga unas pocas.
Que casualidad, mi cumpleaños es el mismo día que el tuyo.
Así no se me olvida felicitarte xD
Disfruta mucho del viaje!!
A disfrutar del viaje y pasarlo bien.
Ya nos contaras.
Buen destino habéis elegido, y más en esta época del año, que lo disfrutéis!
Recuerdos a Madariaga... y besos para vosotros. Disfrutad, seguid disfrutando y más todavía!!
ché qué envidia!! :))
No olvideis dar una vuelta por El Tigre.
Yo viví de niña en Argentina cuatro años; de los ocho a los doce. Vivía en la calle 25 de mayo :) Desde entonces no vuelvo, pero ya llegará el día; de momento Cari estuvo hace un par de años y sacó algunas fotos de la que fue mi casa entonces. Una nostalgia...
La industria Hotelera deja mucho q desear, pero hay otras cosas bonitas, no pierdas los espectaculos de Tango y si hay la oportunidad, un Ferri te lleva a Uruguay en un dos por tres.
Suerte en Sudacalandia.
manuel,
en eso estamos.
dani,
por ahora mucha pasta, que no la hacen nada mal.
xocas,
no lo dudes.
lucano,
sana, siempre sana.
mildo,
las fotos tardarán, así que este viaje se prolongará en el blog aunque hayamos llegado a casa.
chasis,
muchas casualidades compartimos tú y yo.
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