Tres horitas en bici, comprobando que la vuelta a la encina son dos horas si en llegar a ella tardas menos de hora y tres cuartos. Cada vuelta de biela era un metro y pico conquistado al viento, una comprobación de que la mente aún domina el cuerpo, a pesar de que dé órdenes estúpidas. Aunque ni el más pequeño músculo replicó cuando la mente decidió enfilar hacia casa y correr más que la nube negra.
lunes, 7 de diciembre de 2009
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8 comentarios:
A mí me da un poco de miedo el bicho ese... A ver si me llevas un día de estos a lo de la encina; eso sí, que sea a la de 3 horas.
querido manu,
se trata de la misma encina, sólo que a una media de 17km/h tardé 1h45' en alcanzarla, tenía previsto Frades, así que alargué un poquito la vuelta, pero sólo un poquito.
al final me agarró corriendo cerca de casa.
vaya bicho!
¿pero luego te soltó? parece un bicho simpático...
Es un bicho de los míos, le molan los abrazos...
¡¡ Qué manía eso de ver el viento como un enemigo !!! Yo que he hecho de él mi amigo y hasta charlamos los días que sale a rodar conmigo...
Que rollo de bicho o animal o lo que sea..pero bueno yo te lo dejo para ti que estas mas fuerte krak¡¡¡
furacán,
le vas a dedicar una entrada?
sislen,
pero pesa un rato.
A.
no te suelta hasta que no paras un tiempo largo...
bulderban,
el viento no es enemigo, sólo me hace ver siempre los mismos paisajes aunque eche más tiempo de entreno, si de lo que me quejo es del pajarón que me agarró/é.
por cierto, apuesta si crees que me va a volver a abrazar en Vitoria...
emilio,
nadie está a salvo, de que le abrace.
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