relax

En la península de Vatnsnes venimos a ver focas. Son más tímidas que en NZ, pero nos da igual, el paisaje y el paseo sobre la playa de arena negra merecen la pena.

En Husavik garantizan avistar ballenas con un 98% de probabilidades, tras tres horas no vi ni una, aunque arponeé un buen mareo y no se quiso soltar. En lo que sale el barco es ilustrativo pasarse por la Faloteca, también da tiempo para probar la cerveza local y un poquito de Sol. Al no ver cetáceos tras un día tormentoso tengo un vale para volver a montar en el barco que caduca en diez años. Segundo intento fallido tras Kaikoura... ¿dónde las acabaremos viendo?

las cataratas de las montañas del fondo caen directamente al fiordo

Este es el campanario de la Iglesia moderna con el diseño más impactante que he visto en mucho tiempo. Suerte que la carretera principal pasa a cincuenta metros y es imposible perdérsela.


Este pueblecillo tiene un aire francés. En el se establecieron los marinos que de aquel país venían a Islandia a pescar, cuarenta y nueve no volvieron y se quedaron aquí a dormir para siempre en su cementerio.


Curiosos algunos supermercados. No tienen cámaras frigoríficas para los productos perecederos. Están literalmente en una habitación frigorífica. Hace un frío terrible dentro, no sé si lo hacen para que no estés mucho tiempo dentro buscando las ofertas y pilles lo primero que veas...

Bonus, los supermercados más baratos. El único cerdito que verás en Islandia.

Cansados de tanto frío es hora de caminar por el campo. Aquí tienen un detalle con los turistas y tienen suelo radiante. En los alrededores hay decenas de grietas soltando aire con olor a azufre, paisajes volcánicos, algún cráter cubierto por una laguna y una central geotérmica que tuvo que ser reconstruida hace 25 años porque se estropeó con la erupción, seguro que ésta la han hecho más resistente.


La tierra es de todos los colores. El agua también. Si no quieres quemarte los pies puedes dar un paseo alrededor por el caminito de madera. Pero no lo abandones. Estamos en la zona del volcán Kafla.


Y para el relax nada mejor que la laguna Azul (Bláa Lonid), enorme piscina natural de agua caliente (38-39 grados) rodeada de lava, por el natural afloramiento de manantiales volcánicos situados a más de dos mil metros de profundidad. Aguas ricas en minerales y algas, dicen que con poder terapéutico. Da igual. El lugar merece la pena. El agua es azul de verdad,aunque no se ve más allá de cinco dedos de profundidad, hay cubos llenos de sales para extenderte por el cuerpo y dejar actuar.

El edificio blanco del fondo es una planta geotérmica.

Si tenéis dudas de la temperatura ambiente echar un vistazo al atuendo del camarero...