elegancia

El otro día fui al cine. En los 141' que duró una historia sin emoción ni casi interés tuve tiempo de fijarme en los pequeños detalles. La acción transcurre en los años 30, después de la gran depresión, esa que algunos auguran para estos tiempos.

Atendiendo a la imagen que la televisión, series y telediarios, dan de los gánsters de ahora, los de antes parecen unos románticos de novela. Atracan bancos con traje de tres piezas y sombrero, igual que los policías que los persiguen, con gemelos y reloj de bolsillo. Sin transmisores, ni videocámaras. Con coches con plataforma desde los que de pie disparaban sus pistolas y rifles semiautomáticos. Adictos al whisky de reserva y frecuentadores de clubs donde bailaban al son de orquestas con cantante con vestido de noche. Nada que ver con los mafiosos de ropa de marca cuanto más visible como hortera, politoxicómanos y sin elegancia que nos enseñan ahora, portadores del mismo arsenal que un ejército de mercenarios. Con sombrero de fieltro y no con gorras de equipos deportivos.

pandillero juvenil con corbata, pantalones con cinturón por debajo del ombligo y pantalones con raya.

Incluso a la banda de Dillinger le siguen la pista porque el abrigo del jefe es de una lana especial con cortavientos que sólo se encuentra en determinadas sastrerías que se dedican a vigilar.

Eso es estilo.

John Dillinger, el enemigo público número uno, al que atrapó un recién nacido FBI con unos balbuceantes métodos científicos.

Hoy he vencido a uno de mis enemigos. He ido a correr a las siete de la mañana, he desayunado y me he venido a trabajar, davidiego 1- Pereza 0, pero el partido sigue. La liga es larga, aún quedan otros tantos a quienes derrotar, pero lo seguiré intentando. Esta semana he cumplido con todos los entrenos, menos nadar, que por estas latitudes cierran las piscinas en septiembre. A ver dónde me busco la vida para nadar algo antes del Titán.

Para la semana que viene más entreno y más películas, a priori tienen mejor pinta. De los propósitos de este año, poco a poco, pero progresando adecuadamente.