chinches

Mira que me esfuerzo en aprenderme el nombre de las plantitas que A. cuida con esmero, pero mientras ella diferencia un campy de 11 de un Shimano de 10 o una rueda de cubierta de tubular en la lejanía, yo soy incapaz de asociar calanchoes, pensamientos, y otras flores con sus correspondientes tiestos. Las cuido lo mejor que puedo, no los llamo por su nombre como me pasa con muchas otras personas que me rodean y ya está.

El problema es que a pesar de todos nuestros cuidados nuestras plantitas no lucen como hacían. Están llenas de pequeños chinches.

Y me he dado cuenta que éstos bichos nos rodean. Algunos intentan devorar mis pequeñas cosas.

Y quema.

Distribución de horarios y ambiente laboral, imprevistos en el Club, averías en casa, facturas inconsistentes...

Y como el poema de Boris Vian a veces la solución es arrancar el diente que duele.

Así que sin anestesia, no voy al Titán. De doce fines de semana posibles resulta que nos ha tocado currar en nueve. El día de la carrera no trabajamos uno, sino los dos. Uno solo podría cambiar el turno más fácilmente, un amigo me había ofrecido sitio en su furgoneta y en un principio pensaba ir. Pero he decidido quedarme y no empezar a pedir favores ya desde el principio.

Se acabó la temporada y empieza la siguiente. Nuevos planteamientos, las mismas ganas o más aunque unas pocas dudas. Ya os iréis enterando.