Los paraguas se pusieron de acuerdo. Aquella tarde, cuando llovía torrencialmente y la ciudad era un enjambre de peatones apresurados, se cerraron todos a la vez.
Te estás obsesionando. ¿Sabes que recuerdo inviernos en los que empezó a llover en noviembre y paró en abril? Je, je, este parece uno de ellos. Venga, hombre, no hay mal que cien años dure (ni cuerpo que lo resita).
8 comentarios:
Debajo de los paraguas realmente no había nadie
Seres redondos, como las pequeñs cosas; saludos, tríptico.
Como les de por cerrarse a la vez lo vamos a pasar mal, creo que este ño nuestras cabezas han estado demasiado tiempo debajo de ellos...
Entonces se dieron cuenta de que hacía días que lucía un precioso sol en el cielo.
Te estás obsesionando. ¿Sabes que recuerdo inviernos en los que empezó a llover en noviembre y paró en abril? Je, je, este parece uno de ellos. Venga, hombre, no hay mal que cien años dure (ni cuerpo que lo resita).
dani,
¿estás seguro?
manuel,
también hay pequeñas cosas cuadradas, alargadas, de todas formas y colores. ;)
emilio,
como dice Laura, lo mismo nos ciega el sol.
laura,
y por la noche las estrellas escriben nuestros nombres.
xocas,
pon voz del niño del sexto sentido:
en ocasiones, veo el sol..
A ver si se cierran y se esconden en el fondo del armario!!
misstake,
al fondo del armario irán los que quieran ir...
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