humanum est

Como algunos populares, o eclesiásticos, o cualquiera con un mínimo de poder, he pecado. Pero al contrario que los anteriores lo reconozco ante vosotros, aunque no sé si está en mi, ni en ellos, el propósito de enmienda.

Ha pasado el invierno, como un mal estudiante veo el examen final ahí al lado y siento que no he hecho los deberes. Y he tomado el camino fácil. Un cendonista dirá que me he dopado. Y no lo voy a negar. No estoy arrepentido.

Con la excusa del triatlón de Arinaga he pasado una semana en Gran Canaria entrenando.

Con Nacho, con quien compartí las 24horas previas, Campeón en su grupo de edad.

Reencontrando viejos amigos.

Puede ir bien, ¿por qué no intentarlo?
Ya tras la primera vuelta esto no va bien..

¡Tocando el cielo gracias a los ánimos de todos!

Sprint final

Del Triatlón quedaría poco recuerdo si no fuera por el gusto dulce del final. Natación a medio gas, con muy buena orientación hasta que me di cuenta que dirigía mis brazadas hacia la boya equivocada. Encima, para castigar a los torpes, el mar empezó a agitarse cuando los buenos ya cabalgaban sobre sus bicis. 67' para 3.000 metros, en la vida he hecho eso en los 3.800 del IM. La bici mal, flojo en bici y torpe bajando. Callejear por un polígono, subir un puerto y bajarlo. Alguna recta larga donde se pillaba velocidad y donde el viento racheado podía dejarte en la cuneta, algunos con buen perfil y mal freno ahí acabaron. Así que finished antes que finisher, bajándome entre los 12últimos de la bici (aunque creo que de los 246 que empezaron muchos no acabaron) me pongo a correr. Al tran tran, pero más que chucuchú del tren pillo el zumbido del ave, empiezo a adelantar gente y a crecerme. Y a fe mía que ha sido, tras Roth, la carrera a pie en un tri que más feliz he acabado. 96' minutos para 20km puede que no sea una gran marca para muchos, para mi ha sido el ritmo más alto en un tri de media-larga distancia y me ha animado. Así que al día siguiente a entrenar de nuevo, siete semanas, si el mundo se hizo en siete días yo tengo siete semanas para rehacerme, siete virtudes cardinales y siete pecados capitales que vencer.

Humanum est, volvería sin dudarlo a esa isla. Como un perdido más.