Basta una vista general de Frankfurt para imaginársela destruida tras la guerra, basta un vistazo a una postal para confirmarlo. Y da que pensar, qué hubiera pasado si la península hubiera quedado destrozada y hubiera tenido que reconstruirse, ¿lo habríamos conseguido? ¿habríamos superado la sociedad rural y caciquil?
Casi todos los edificios son de la segunda mitad del siglo pasado y muchos se están demoliendo para construir nuevos más acordes con los usos actuales. Rascacielos brillantes se alzan en el barrio financiero, ostentando el logotipo de un banco lo más alto posible, el Deustche Bank tiene las tres torres más bonitas, aunque la casita del Santander tampoco está mal. Se está construyendo la sede del banco central europeo y un símbolo gigante del símbolo del €uro preside una plaza en la que todo el mundo se fotografía. Paso de fotos, los euros al bolsillo, que ya ni en los bancos confío.
La gente sale tarde de trabajar, los edificios de oficinas paren decenas de grupos de personas trajeadas a las horas de comer, mucha oferta en el barrio financiero que queda vacío al apagar el monitor del ordenador. De la estación central de tren surgen continuamente mochileros y parejas arrastrando maletas, alrededor pupula todo tipo de gente extraña; mujeres de moral descarriada, adictos a diversos tóxicos, y otra gente sin oficio ni beneficio. Los negocios que abundan por la zona son los supermercados de objetos eróticos, salas equis y badulaques que abren las 24horas para ofrecer amplia variedad de productos, sobre todo de alcohol.
Hay tranvía en la ciudad, mucha gente se desplaza en bicicleta, la orografía llana y las calles anchas lo favorecen, así como los muchos aparcamientos, poca fixie aunque hay una tienda dedicado a ellas y otra a las bmx que usan los más jóvenes. Los más ostentosos esperan el verde en los semáforos con sus coches de muchos caballos, pero todos conviven en armonía.
Ambas márgenes del río están urbanizadas, con verde y ancha vía asfaltada. Barcos para tomar un tentempié. Carriles bici que se continúan hasta el infinito aunque con tramos sin asfaltar, igual que aquí son compartidas por perros, niños con cuatro ruedas, abuelitas en bicis con cesta, corredores, patinadores y cualquier cosa que os imaginéis, pero no hay voces, paciencia y todos pasan.
Para ser Alemania los restaurantes cierran tarde, oferta adecuada. Hemos tenido suerte, en dos ocasiones nos han regalado el postre y en otro olvidaron cobrarnos las bebidas. Si te tomas una salchicha en un puesto callejero te devuelven unos céntimos al retornar el casco de la cerveza. Los datáfonos no saben de crisis y las calles comerciales están llenas de gente con bolsas, aunque pocas tiendas que no haya en cualquier lado. Las pequeñas e interesantes hay que buscarlas, no encontramos demasiadas y tampoco hay barrios de pequeños cafés y galerías como el Mitte berlinés.
Una ciudad muy funcional, donde los que mueven nuestros euros viven bien pero que vista una vez no llama demasiado a volver a verla, hemos hecho pocas fotos, su personalidad no tiene anda que no hayamos visto ya en otras ciudades con más encanto, aunque habrá que volver para verla con otros ojos, a correr por sus calles un día de Sol y sin lluvia, tal vez así volemos.
6 comentarios:
Por lo que veo, la misma impresión que me dejó a mi te ha dejado a ti.
Lo más significativo que vi yo, en la plaza del Euro había montones de conejos sueltos... Y oye, tenía su punto que estuvieran ajenos a la pasta que se mueve. Salvo eso, la zona de la estación acongoja un poco de noche..
Alemania es diferente. Aquí hubiésemos reconstruido cometiendo los mismos errores, haciendo los mismos chanchullos y creyendo que lo nuestro es calidad de vida. Quizás Frankfurt no tenga personalidad, pero no nos vendría mal algo del carácter alemán.
Xocas
E igual impresión nos dejó tb a Raquel y a mi hace tres años. Y de igual manera alucinamos con los conejos de la plaza Euro, tan acostumbrados a los seres humanos que uno de ellos con su nariz tocó la óptica de mi querida D-200. Como habría disfrutado en ese parque nuestro Ámbar, bajo multa claro.
Me da que pronto habrá un museo dedicado al euro, aquel ambicioso proyecto fallido. He estado leyendo la crónica del iem. Enhorabuena, dagal. Ni amargura, ni porras, eres todo un hombre de hierro, entrenado y en competición. Ahora que ya sabes que te falta poco más de una semana para el gran reto del año :)Nos vemos el domingo. Yo dormiré en el monte como el año pasado.
Una de las ciudades de la Alemania Occidental que mas me gustaron.
Y es que mis preferidas quedaban al otro lado: Nuremberg, Leipzig, Dresde, Erfurt...
Nothing compares to Berlin, de todas formas.
me congratula que todos pensemos lo mismo, aunque claro, si todos coincidimos en el mismo sitio es lógico, espero que esto no nos lleve al pensamiento único y perdamos el diálogo enriquecedor.
santa,
nuestro hotel estaba en la frontera zona de la estación/zona de negocios, lo justo para verlos de lejos.
xocas,
gracias por pasarte por aquí desde tus vacaciones.
por mi Merkel sería una tercera opción más válida que las rosas y gaviotas, pajareando...
nacho,
hasta los conejillos y las liebres son felices allí.
atalanta,
hay una tienda/café del euro donde venden monedas de diversos países de la zona euro así como paquetes de miles de euros triturados.
reconozco que no estoy preparando el gran reto como debería.
mildo,
Berlín está en mi top 3 de ciudades europeas. A ver si A. se anima a correr la media y volvermos...
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