sábado, 20 de agosto de 2011

penitencia

Una semana perro perro, más que un San Bernardo del pleistoceno, así que el jueves, en plena guardia me entra la culpabilidad, más cuando recibo un sms de Bulderban invitándome a trotar por la sierra cuatro horitas. Aunque me gustaría, no me da tiempo a estar a la hora.

De repente, me entran las ganas de hacer algo e intentando bloguear un rato (está demostrado que el rato que dedico a bloguear y feisbuquear en el curro disminuye la carga de trabajo, no sólo en mi sino en todos mis compañeros, creo que deberían pagarme para que estuviera tecleando en vez de dedicarme a otras cosas menos provechosas de las que no voy a hablar en este momento) me encuentro con que al día siguiente hay una carrera de 10km.

Justo el viernes me toca un rodaje de 50' entre 3'50" y 4'30", no tengo muchas ganas, pero reconozco que un dorsal y una buena compañía hacen que cualquier entreno salga solo. Gugleo el pueblo en cuestión y está lejos, pero gran parte es por autovía, así que creo que si me levanto de la siesta postguardia allí estaré.

Así que salgo de la guardia y tras reconocer mi culpa de no haber hecho nada esta semana me pongo de penitencia salir a rodar un par de horas con la bici (tarea del martes) y puesto que llego a casa y sigo sudando 10' después, decido ir a refrescarme a la piscina mientras me pongo moreno haciendo unos miles de metros. Si estaré enfermo que me siento menos mal después.

Como, friego, me leo un par de cómics sin que me entre el sueño, me tomo un café y llega la hora de coger el coche para ir a la carrera. Introduzco los datos en el gps y confío en él tomtomrrón. Unos pocos kilómetros por la autovía y empieza a meterme por carreteras vecinales como si lo hubiera programado el diputado de fomento de la Diputación para repasar las vías donde echar parches de asfalto, treinta y pico grados en el exterior, a sesenta por carreteras estrechas y el tiempo que pasa y yo que no llego.  Y de repente, tras veintipico kilómetros así, llego a otra carretera principal que podía haber tomado desde mi casa. Pero el tráfico tampoco me deja recuperar mucho tiempo. Y tomo el desvío al pueblo en cuestión. El desvío que tomé antes era un ensayo para esta carretera, curvas y puentes por donde sólo pasa un vehículo. Y pillo un camión a 40km/h que me es imposible adelantar.

Altimetría de una carrera bien organizada
por los Piratas Road Running Club

En el quinto pino diría yo, en casa cachán que diría A. Llego a Bañobárez 15' antes de la salida, tengo que recoger dorsal, ir al baño y vestirme. Casi cien atletas escuchando un discurso que poco tenía que ver con una prueba atlética. Treinta y seis grados y yo muerto de sed, tendré que esperar 5km para beber algo, espero.


Trescientos y pico habitantes y mi dorsal, el último, es el 92. Mucho atleta, algún triatleta y camisetas de ultras, clubs de atletismo lejanos.. todos forasteros, aunque me da que desde la capital, a correr ahora, sólo he venido yo.

Y con la octava campanada que marca la hora se da la salida. Yo a mi ritmo, que tampoco estaba para más. Lástima que eso me sitúa entre los 10 primeros que poco a poco se van disgregando y alejando. Pero no estoy para cambios de ritmo. Durante ocho kilómetros voy sólo, será en las últimas rampas donde perderé un par de puestos, creo que el 13 al final con 41'40" para 10km. No hacía falta apretar más, cuando llegué quedaban latitas frescas de sobra para todos.


Este verano las pruebas populares se han multiplicado y da gusto, casi se puede correr todos los fines de semana. Carreras bien organizadas, con avituallamientos, durante y después de la competición, buen ambiente, muy baratas y que incluso dan una camiseta (y un reloj como en el caso de ayer).

No me quedo al piscolabis de después. Quiero llegar a casa cuanto antes. Menos mal que dentro del coche se está muy cómodo, pero si corría poco de día, de noche aún menos. Es tierra de vampiros, pues de repente, en medio de la nada, aparece una pareja de ancianos paseando por el arcén. ¡Si no se ve nada!

dvdg, Bienve y Atalanta, Ciego Sabino andaba por ahí..

Lo más duro no fue el entreno con dorsal en sí, sino llegar y volver. Los Jaramugos llegaron en bici tras 35km y se quedaron allí a dormir, seguro que alguna tramarían. Llegando a casa a las 23h, cinco horas después de salir, saliente de guardia, pocas ganas me quedaban de soñar despierto.

4 comentarios:

Emilio dijo...

Trotar 4 horas? o he leido mal o entonces puffff. Esas carreras que salen de la nada son de las mejores eh?

Esperanza dijo...

"no me da tiempo a llegar a la hora..." suena a excusa muy trillada.

Anónimo dijo...

Si lo se,voy...sabes de alguna carrera más en estos pueblecillos?

davidiego dijo...

emilio,
estos ultras es lo que tienen, que rodar un par de horas no les cansa...

espe,
la convocatoria era a la misma hora que teóricamente dejaba de trabajar a 190km de distancia...

guille,
pero si en el FB pregunté quién quería acompañarme!!! por ahora no sé de más carreras, si me entero lo cuento.