El lago nos espera.
Querido lector, cuando me leas quizàs esté saliendo del agua, o puede que ya ande intentando volar por la carretera que corre paralela al lago, acaso haya iniciado ya la maratón, corriendo con una sonrisa en la cara o intentando seguir adelante a pesar de la traición de mis intestinos, acaso ya haya acabado y esté descansando. Ojalá con la camiseta finisher puesta.
Me lees, me piensas, me imaginas y existo. Igual que yo hago lo propio contigo cuando me dejas un pensamiento. Y de modo cartesiano, cuando escribo estas letras, me pienso, luego existo. A. me piensa, y existo para ella, viajando, paseando, sacándonos fotos, sonriendo mañana por ella, dedicándole la carrera, abrazándonos.
Casi seis mil curiosidades que mantienen vivo este blog. Un día cualquiera puedo recibir una propuesta de salida en bici de un chico arandino que vive en Suecia y de vez en cuando pasea por la Rúa. Quizás el año que viene desee tanto toparme con un suizo en su carrera como darle la mano a Keneth. O cruzarme sms deseándonos suerte en nuestros respectivos IM con un mirobrigense exiliado en la capital. También podemos compartir unas cervezas antes de la prueba, y espero también que después, con los tres Tridestroyer blogueros. Y si algún día uno de los dos, lector y el que escribe, rueda por tierras del otro podemos compartir ruta.
Ya está todo preparado. No tengo miedo, pero sí mucho respeto a esta prueba que puede hacerte tan feliz como desgraciado. Unas veces más y otras menos pero yo siempre la he disfrutado. Y también como siempre, esta vez yo ya he sido feliz preparándola, tanto los entrenos en las tres disciplinas (aunque alguna me disguste más que otra) como el viaje o el material.
Repasar todos y cada uno de los tornillos de la cabra, preparar las bolsas de las transiciones, colocar las pegatinas con el dorsal, hacer cola con el casco puesto para pasar por delante de los marshall, cantar tu dorsal, dejarles comprobar que el casco está íntegro, buscar el sito donde colocarás la bici mientras ojeas la de los demás, memorizar donde queda, comprobar por enésima vez el contenido de las bolsas de la transición y colgarlas de su respectivo gancho, imaginar la situación mañana, hacer un esquema mental para encontrarlas lo más rápido posible, girar entre 2400 bolsas blancas pone los pelos de punta si aún no los tienes desde que empezaste con este párrafo, aún antes, cuando pisas por vez primera en la expo, o recoges tu dorsal en la oficina, o en la terminal del avión, y reconoces a la tribu y sabes que has llegado a tu planeta, Triatlón, tras todos esos meses que has estado entrenando, la mayoría de las veces solo.
Gracias por leerme, muchas más gracias por tus ánimos.
Nos vemos.
Me lees, me piensas, me imaginas y existo. Igual que yo hago lo propio contigo cuando me dejas un pensamiento. Y de modo cartesiano, cuando escribo estas letras, me pienso, luego existo. A. me piensa, y existo para ella, viajando, paseando, sacándonos fotos, sonriendo mañana por ella, dedicándole la carrera, abrazándonos.
Casi seis mil curiosidades que mantienen vivo este blog. Un día cualquiera puedo recibir una propuesta de salida en bici de un chico arandino que vive en Suecia y de vez en cuando pasea por la Rúa. Quizás el año que viene desee tanto toparme con un suizo en su carrera como darle la mano a Keneth. O cruzarme sms deseándonos suerte en nuestros respectivos IM con un mirobrigense exiliado en la capital. También podemos compartir unas cervezas antes de la prueba, y espero también que después, con los tres Tridestroyer blogueros. Y si algún día uno de los dos, lector y el que escribe, rueda por tierras del otro podemos compartir ruta.
Ya está todo preparado. No tengo miedo, pero sí mucho respeto a esta prueba que puede hacerte tan feliz como desgraciado. Unas veces más y otras menos pero yo siempre la he disfrutado. Y también como siempre, esta vez yo ya he sido feliz preparándola, tanto los entrenos en las tres disciplinas (aunque alguna me disguste más que otra) como el viaje o el material.
Repasar todos y cada uno de los tornillos de la cabra, preparar las bolsas de las transiciones, colocar las pegatinas con el dorsal, hacer cola con el casco puesto para pasar por delante de los marshall, cantar tu dorsal, dejarles comprobar que el casco está íntegro, buscar el sito donde colocarás la bici mientras ojeas la de los demás, memorizar donde queda, comprobar por enésima vez el contenido de las bolsas de la transición y colgarlas de su respectivo gancho, imaginar la situación mañana, hacer un esquema mental para encontrarlas lo más rápido posible, girar entre 2400 bolsas blancas pone los pelos de punta si aún no los tienes desde que empezaste con este párrafo, aún antes, cuando pisas por vez primera en la expo, o recoges tu dorsal en la oficina, o en la terminal del avión, y reconoces a la tribu y sabes que has llegado a tu planeta, Triatlón, tras todos esos meses que has estado entrenando, la mayoría de las veces solo.
Gracias por leerme, muchas más gracias por tus ánimos.
Nos vemos.
Dorsal 567 (quinientas sesenta y siete sensaciones)
1 comentario:
Mucha suerte a todos!
Vaya día mañana, pendiente de Roth, Zurich y Austria!
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