sábado, 2 de octubre de 2010

recuerdos grises


Unos días después a veces recuerdo Berlín en blanco y negro. Mucho debe a la negra historia que alli empezó y acabó. También los días grises nos han acompañado. Y de vez en cuando pensamientos grises llamaban a nuestras puertas.

 campana en el Estadio Olímpico

Comiendo en un japonés la tele está puesta en silencio. Maki y yakitori casan bien con el duelo L.L. León- Rogers, hasta que aparece Fabian. Una línea de texto en la pantalla atraviesa la pantalla. Apenas acierto a descifrar el nombre de un ciclista español, una gran carrera y la palabra doping. O lo que es lo mismo, hacer trampas, no respetar el código.

 estela que recoge el código de Hammurabi en el Pergamonmuseum, original en el Louvre

Muchos son los que teníamos por campeones y van cayendo día tras día. Tres días en España y otros tantos casos más de sospecha.  No se puede creer más que en uno mismo, y eso si confiamos en el lugar donde conseguimos lo que nos alimenta. En estos tiempos es posible saber hasta el nombre del animal que está en nuestro plato. Sin embargo nos gusta seguir creyendo en historias de coincidencias y hadas.

aquí están todos los campeones de Berlín 1936

Aquellos que debían ser el espejo donde mirarnos, nuestro orgullo, nuestro modelo, nos desilusionan. A muchos no nos cuesta decir que queremos ser un mejor de nosotros mismos, pero nos gustaba tener a quien seguir y ahora estamos desengañados. ¿Dejarías a lo que más quieres entrar en la escuela donde empezaron los que ahora engañan?

Cúpula del Reichstag, de N.Foster, debajo los parlamentarios alemanes

El mayor problema es que ahora tomen a todos por iguales. Y que la tabla rasa se haga al nivel del que ha caído al suelo. Y no distingamos al duro esforzado del tramposo. Y que se relativice el hecho, y en vez de hacerlo bien se pretenda hacer el mal  de mejor manera.


Y la semejanza se puede extender al resto de deportes. Si este lo hace, aquel también. ¿Si estos lo hacen, por qué aquellos otros no?

 columnas en el Olympiastadion

Y así puede que se apague la llama de la ilusión, de la superación, de las alegrías de la participación, de las tristezas, menos, cuando las cosas no salen, la luz y que nos guía cada día a ser mejores por nosotros mismos a través del esfuerzo.


 el pebetero del Olympiastadion

Y muerta la llama puede que muera el deporte. Hay uno malherido. Hay quienes pueden decir que es problema de un territorio, de un país. Hay quienes dicen que al que no le encuentran es porque no loesaben buscar.


 una tumba en Dorotheenstädtischer Friedhof, cerca de la de B. Brecht

Los campos quedarán vacíos y habrá quien quiera llenarlos en post del espectáculo. ¿Qué más da el juego limpio si lo que el pueblo quiere es espectáculo? Si todos hacen lo mismo, dejémoslos hacerlo. Una vez que sepamos de qué va el juego da igual. Ya ocurre en otros deportes. Algunos se quedan por el camino, otros deslumbran mientras están en el camino, pero cuando lo dejan los pasos dados le pasan factura, aunque esto no suele verse.


 piscinas del Olympiastadion

Este es el monumento al Holocausto. Dos mil setecientos bloques de hormigón cuya altura va creciendo a la par que su separación disminuye según vamos avanzando en su interior. La interpretación es que al principio los prejuicios son pocos, pero luego van creciendo, creando confusión y no nos dejan ver con claridad. Así puede ocurrir con todo.

 
Holocaust-Mahnmal


Creo que si queremos seguir creyendo en la limpieza debemos filtrar todo. Que todos y todos los deportes pasen los mismos filtros. A veces donde más se busca es donde más se encuentra y no interesa buscar donde no queremos encontrar. Que los tramposos sean expulsados, no sólo de un deporte sino de toda competición.

 Mientras quede una luz habrá esperanza. Que no quede la imagen de que si alguien está limpio es porque todavía no han demostrado lo contrario. Y que no se juzgue fuera de donde se debe a los sospechosos, porque a veces la publicidad antes de tiempo pesa más que la condena y más si ésta no acaba siendo tal.

10 comentarios:

Furacán dijo...

Difícil tema. Creo que hay un trasfondo cultural en todo esto. El doping no es un problema de 1 deporte, ni de 2, ni del deporte en sí, es un problema de la sociedad que hemos creado que valora más el qué que el cómo, la meta, la imagen, frente al camino.
El problema no es exclusivo de España claro está, pero no me sorprende que aquí se de más, sólo hay que mirar la prensa deportiva, o los medios de comunicación, o los políticos, o los burócratas federativos... si ganas eres el puto amo, te das palmaditas, el presidente te invita a comer, sales en el telediario con el tonto del presentador haciéndote la pelota, te hacen hijo predilecto de tu pueblo, un banco te patrocina y te ponen como ejemplo de ganador... mira que guays somos, los genes españoles, la envidia del mundo mundial...
Nadie va considerar cómo has llegado hasta allí, eso que importa. Ganas y eres guay.
Si no ganas (ya no digo pierdes digo no ganas) eres un fracasado, un aburguesado, o entrenas poco y eres un vago y un golfo o entrenas mucho y eres un pringado. Nadie quiere saber de ti, no eres digno. Nadie te va valorar tu esfuerzo ni tu trayectoria. Estás acabado, no sirves, no vales, adiós muy buenas.

Es así, y lo triste es que esto mismo no sólo ocurre en el deporte de élite sino que lo maman los chavales desde muy temprano. Que alguien vaya ver un partido de fútbol de chavales por ejemplo, menudo espectáculo montan algunos padres.
Ganar a cualquier precio, el leitmotiv de nuestra sociedad y el verdadero cáncer. Llévalo al mundo de la investigación y verás tanto doping (plagio de trabajos, resultados falseados) como en el deporte, llévalo al mundo empresarial y lo mismo (a la política ya no digamos)
Y luego aún hay gente que se rasga las vestiduras ¡que los lleven a la cárcel!
je lo difícil iba ser ver a quien dejamos fuera.

davidiego dijo...

furacán,
+1.

ser13gio dijo...

Amén para ambos.

Una sociedad que se apoya en el éxito no da lugar a una sociedad exitosa.
s

Emilio dijo...

Cuando el rio suena....yo lo tengo claro, pero seguro que hay mas rios, muchos mas, pero alli no hay quien pesque porque ya no se venderian tantas camisetas, ni Florentino podria ganar mas dinero

el chulo dijo...

puede ser que haya algo de verdad en todo esto. quizas añadiria la palabra dinero, en su sentido mas feo y sucio ( ya entendeis).
hasta que se pasa a profesional, todo es diferente ( ser profesional es ganarse la vida con algo, es decir , ganar dinero para vivir de algo), hay ilusion y miradas limpias, sonrisas grandes y sinceras y no se percibe ese gesto de "mejor callar y hablar en global y genericamente que individualmente".
resumiendo, dinero.
por cierto, ¿los makis tienen arroz o me equivoco?.

davidiego dijo...

s,
en quién creer pues? a quién seguir?
triste mundo.

emilio,
es idiota seguir esta escalada, los mejores seguirán siendo mejores pero cada vez durarán menos y acabarán peor.

chulo,
y sin ser profesional, para llegar a serlo. Curioso es que en los campeonatos master también haya positivos...
sí, es alimento prohibido.

Mildolores dijo...

todo dicho.

Tantatachán dijo...

El "síndrome de las aspiraciones infinitas" es la enfermedad de la sociedad occidental. Cuanto más deseas, más disminuye tu felicidad. Como bien dices, educamos y nos educan en la competitividad, y así sólo le toca ser feliz a uno y de forma momentánea.

davidiego dijo...

mildo,
el día que no te duela nada.. sospecho??

alicia,
no veo mal competir de forma sana y honrada aceptando las limitaciones de cada uno, y tratando de superarlas, creo que superarse con esfuerzo es bonito, la enfermedad es tratar de superar, pisotear, al otro, y con el menor esfuerzo posible.
mi vida es feliz, es ver las noticias o a parte de la humanidad y cabrearme... ;)
ya me contarás de Berlín.

Tantatachán dijo...

Ya, el problema es que los valores de superación personal están contaminados desde que nacemos: "Mira tu hermana, que notas saca", dicen los padres a los niños. Cribas de notas para estudiar lo que te motiva, da igual que tengas actitud y aptitud, eres un número. Y así con todo...
La educación no debe ser competitiva, la cooperación te enseña a aprender del que tiene más saber al mismo tiempo que éste aprende otras carencias propias. Cualquier intercambio y comunicación aporta información para la vida. Eso es lo que debe proyectarse desde la familia y la escuela, para que en actividades futuras la competitividad sea algo positivo y mucho más enriquecedor en la autorrealización personal.