Un ultrafondista menor de edad sale del Kurdistán y llega a las costas de Calais. Ha dejado su hogar a cuatro mil kilómetros de distancia. Treinta y un kilómetros y fuertes corrientes le separan de su amor. En el puerto de Calais se une a otros emigrantes de diversas procedencias que quieren llegar a la tierra de la Reina Madre porque creen que allí encontrarán El Dorado.
Mia tiene diecisiete años. Vive con una madre que quiso abortarla un par de veces cuando tenía su misma edad; y su hermana menor, amante de los programas donde sale gente rica presumiendo de su modo de vida, en cualquier suburbio de los que no se molestaron en votar a Cameron Brown. Viven de ayudas sociales y reparten su tiempo en beber, fumar y haraganear.
Bilal intenta cruzar al otro lado como polizonte en un camión. Pero es cazado por los gendarmes igual que otros cientos diariamente. La ley impide a los franceses dar cualquier tipo de ayuda a los ilegales para impedir que las calles de la ciudad se llenen de indocumentados, así que éstos pasan su tiempo en los alrededores del puerto esperando la sopa boba y la oportunidad de llegar al otro lado.
Mia no trabaja. No quiere estudiar. No ayuda a que el barrio sea un mundo mejor porque no sabe lo que está bien y lo que está mal. Sigue su moral marginal. Le gusta un caballo blanco que malvive en un vertedero. Le gusta el nuevo novio de su madre. Le gusta bailar. No le gusta el mundo. No se gusta.
Bilal decide aprender a nadar para cruzar al otro lado. Paga su entrada y pasa todas las tardes en la piscina. Allí un hombre tranquilo le enseñará los rudimentos de la natación y poco a poco irá implicándose con él. Al principio para llamar la atención de su ex, activista de los derechos humanos.
Mia aparece retratada en una fotografía sucia y mal encuadrada para que veamos la podedumbre de su vida vacía. Me cae mal y no entiendo sus motivaciones. Hay muchos como ella.
Calais es gris y oscura en invierno. El agua se agita violentamente a diez grados y los policias son enormes e implacables. La piscina es el único sitio luminoso.
Fish Tank tiene el premio del Jurado en Cannes, cada vez confío menos en este festival. Welcome el del público de Gijón, antaño asiduo a este certamen, pocas veces sus películas me dejan indiferente. La primera es lineal y totalmente previsible, tras desarrollarse de modo trágico acaba de cierto modo abierta a la esperanza cuando como espectador le deseo todo lo peor a la protagonista y sus familiares. La segunda es triste, nos hace pensar en los ultrafondistas por obligación y nosotros que lo hacemos por placer. En los que tienen papeles y los que no. Puedes pensar que quizás todo acabe bien, aunque lo más probable es que lo haga de modo duro, como la vida real. El único pensamiento positivo que sacas es pensar en la suerte que tienes por haber nacido en las coordenadas donde vives. Y ellos quieren venir y no saben a dónde. Bienvenidos al acuario, bienvenidos a ninguna parte.
5 comentarios:
Me hace sentir un poco egoísta. Me obliga a sonreir mientras suspiro con medio nudo en la garganta, pensando en lo afortunada que soy.
Me has "pisado" dos de las 3 pelis que quería ver en los próximos días; la primeras de la lista es la de Médem, del que soy "fan" incondicional, aunque me temo que últimamente se le ha ído un poco la "pinza"...
Estas son las entradas que me gustan! Oído cocina.
Un servidor de usted se enteró que existía un festival en Xixón por culpa del disco "Score" de Manta Ray. Lo grabaron en directo allí y es una gozada. Me lo has recordao' y me lo acabo de descargar pa' volver deleitarme.
PD: realmente me gustan casi todas... :)
misstake,
muy afortunados.
manu,
Fishtank totalmente prescindible. Welcome obligatoria. De la de Medem me atrae la belleza de los cuerpos más que el argumento.
popi,
cocina para paladares exigentes y comedor pequeño.
En cualquier coordenada del planeta es posible vivir, en unas más fácil que en otras. En unas has de luchar más o pisar cabezas o comer para no ser comido. En todas, el resultado de lo que tenemos es la lucha de los que nos precedieron y de nosotros mismos. Nada es grátis. Mis abuelos no emigraron. Sufrieron exilio, carcel, hambre, torturas y lo que no me contaron pero entre todos los que fueron como ellos cambiaron lo que no les gustaba. No para ellos sino para nosotros, los que ahora pensamos que somos afortunados por las coordenadas. Somos afortunados por ellos. El que huye de su pais buscando el dorado y lo encuentra pero no regresa para cambiar lo que le hizo huir solo servirá para hacer películas sobre el sueño americano o el sueño europeo. He trabajado en la selva Lacandona y allí solo existe la certeza de la muerte. Incluso para los mayas no existe la palabra "vida" su traducción es la "sin muerte". Todo te mata, todo es dificil. Pero quien trabaja tiene comida si te sales de las normas te matan los narcos o el ejercito o tu vecino porque desea a tu mujer.
Nada es fácil pero me niego a sentirme culpable o afortunado o mal por haber nacido donde lo he hecho. Desde aquí llevo mi propia batalla para seguir cambiando todo lo que no me gusta para que los hijos que he traido a este injusto mundo aprendan a seguir luchando por ellos, por sus hijos y por las condiciones de los que llegan huyendo de guerras, miserias y a veces de sus propias responsabilidades.
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