Que cada mes, de tu sueldo, se te descuenta una pequeña cantidad para el mantenimiento de tu bici. Así, cada vez que tienes un problema, puedes repararla.
Hay una red de pequeños talleres repartidos por todos los núcleos importantes de población. Cada uno de los ciclistas tiene asignado un taller de confianza. Atendidos por unos cuantos mecánicos, que más o menos, entienden de todo. El servicio es universal, todo el mundo es atendido (aunque no contribuyan ni hayan contribuido nunca), y gratuito. Está distribuido de tal manera que ofrece un acceso equitativo estés donde estés y hay una serie de talleres que abren 24 horas 7 días a la semana. Hay talleres diminutos con un mecánico digamos generalista y enormes talleres, casi fábricas, con mecánicos especializados en los distintos procesos de tu bici, con un montón de aparatos (llaves dinamométricas, centradores de ruedas, bombas de presión digitales, básculas, aerógrafo, artesanos...).
A los ciclistas más veteranos, además, se les regalan las piezas que necesiten independientemente de su sueldo, mientras que otros, que a lo mejor tienen más bicis que mantener o tienen unos ahorros más justos, pagan un porcentaje de las piezas que precisen. Ninguno paga la mano de obra.
Si rompes una cadena, destensas un radio, mellas una llanta, etc se arregla del mejor modo posible, y si es necesario se pone una pieza nueva. Si hay que engrasar, todo el aceite con Teflón que precises. Si es necesario, la bici se queda en el taller para poder repararla mejor. Si lo necesitas, una furgoneta te trae y te lleva la bici a casa, aunque la puedas llevar tú caminando, aunque vayas detrás con tu todoterreno o monovolumen, aunque haya un ciclista que ha roto las bielas a 100km de casa, pero que ha pedido este servicio después que tú. A veces necesita la atención de especialistas que sabrán cómo tratar mejor tu montura y tu mécánico de confianza la remitirá sin demora.
Como en todo hay talleres buenos y malos, mecánicos buenos y malos. La gente está contenta, pero leen revistas, visitan foros y ferias y cada vez exige más. Algunos acuden todas las semanas al taller a centrar las ruedas a pesar de seguir subiendo y bajando bordillos con sus llantas de carretera, y algunos hasta exigen ruedas a estrenar. Con el último cierre ultraligero del que han oido hablar. Otros, tras un pequeño roce piden pintura nueva con aérografo al gusto. Poca gente hace por cuidar el material y mucha pide piezas nuevas. Muchas veces se resuelve con piezas que vienen de oriente, sin marca conocida, pero que cumplen su función, aunque sean peores que las más novedosas, cada vez más caras y no siempre tan necesarias que sacan las marcas punteras.
Cada vez más gente monta en bici. Incluso viene gente de fuera a hacer rutas o la pretemporada invernal y se les arregla la bici. Algunos traen la bici rota y aquí se les arregla sin gasto alguno. Aunque tú, al ir a su país tengas que enseñar la visa antes de entrar en cualquier taller.
En muchas ocasiones los talleres están saturados por pequeñas cosas que antes nuestros abuelos reparaban ellos solos con la única ayuda de una sencilla herramienta, un simple golpe o unas gotitas de aceite de la máquina de coser. Pero se exigen sofisticadas herramientas, ya no se aprietan los tornillos a ojo, sino con determinada cantidad de newtons. Ya no se escucha al cuadro crujir o se revisa a ojo, se hacen radiografías para ver posibles líneas minúsculas de fractura. No vale cualquier aceite, ha de ser de baja fricción, para seco y para mojado.
A veces la gente grita porque quiere una bici nueva. Y amenazan. Y denuncian. O acuden a los talleres de 24h porque esa noche se aburren, o para no esperar a la cita de su taller de confianza, o para contar con otra opinión, hay tantas razones como bicis. A veces asociaciones de ciclistas exigen talleres especializados en fixies, bmx, o cabras cuando estas bicis apenas se ven circulando por sus calles o carreteras, pero no les apetece tener que desplazarse a otro pueblo más alejado. O que su bici en la tienda descanse en el escaparate y no la parte de atrás con otras cientos de bicis. O no se hacen a la idea de que otro parche más en una cámara con otros catorce no hace más que prolongar innecesariamente la vida de ésta.
Cada vez más gente, cada vez más pruebas, cada vez más piezas, cada vez más caras, cada vez más protestas. Y la cosa va funcionando, con los mismos talleres, los mismos mecánicos y la misma aportación a la red que los sustenta. Qué bien va todo si a mi me va bien.
¿Hasta cuándo?
8 comentarios:
Je, je. Veo que te has levantado "imagnativo". Reflejando la sociedad en la que vivimos... Aunque extenso seguro que te has dejado muchas cosas en el tintero
más bien no me acosté, andaba en el taller...
la máquina más perfecta es infinitamente más compleja, querida e importante que nuestros amados velocípedos. Cuídala.
Buenísima, David.
Muchas veces os compadezco.¡Con lo que tendréis que lidiar!
Yo soy Secretario de Ayuntamiento y notas que cada vez vienen más personas con exigencias, que todo el mundo sabe sus derechos, que todo el mundo sabe de leyes y que a él nadie le va a tomar el pelo. Y no te digo nada los que vienen de la Francia en verano. Allí todo mucho mejor.
Yo soy un tío paciente pero hay veces que.......
No nos damos cuenta de que, a nivel de servicios sanitarios, vivimos en un lugar privilegiado.
Cualquier persona que trate con gente tiene mucho que aguantar.
El cliente siempre tiene razón, pero el abuso hará que nos quedemos sin nada, y luego muchos llorarán y poco se podrá hacer.
Genial, Davidiego.
Una gran entrada. No sé qué decir. Daré un abrazo a Alfonso, "mi" mecánico de guardia, la próxima vez que le vea.
Quisiera añadir que siempre que entro en su tienda le digo:
- Haz lo que quieras o lo que necesite (la bici, claro). Tuyo es el tiempo y el presupuesto.
Nunca le pido nada, él hace a su antojo y siempre me ha parecido que el que paga de su bolsillo es él. Por eso le conozco hace 17 años, será por eso.
Como la vida misma.
Te noto muy quemado ultimamente... es que eso de ser mecánico ensucia mucho las manos...
uno es mecánico y no duda en ensuciarse las manos con grasa o lo que haga falta, pero lo que quema es pasarme el día quitando el polvo a cada vez más gente.
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