trabajo en la sombra

Cuando el diablo no sabe que hacer mata moscas con el rabo. Y cuando tengo cinco horas de entreno semanales propuestas, me entretengo en cultivar otras cosas que tengo olvidadas. Así que he vuelto al gimnasio con el propósito de tener continuidad, y en vez de hacer cientos de abdominales al modo davidiego, he preferido meterme en una clase de Pilates.


Estamos en una sala aparte, aislada de la música de aerobic. La gente es seria, los nuevos nos sentamos frente al profesor, los demás ya ni miran, les basta con oir el nombre del ejercicio para ejecutarlo. Reconozco que en dos días no me ha dado tiempo a aprenderme ninguno. El maestro repite que máximo ocho repeticiones, al principio pienso que estoy perdiendo el tiempo, pero a la tercera repetición a mi modo, y a la segunda corrigiéndome el instructor pienso que no voy a llegar a la sexta.

Cuello alineado con la columna, pelvis adelante y ombligo hacia el sacro, al expirar contraemos esfínteres, al estirarnos inspiramos. Despacio, muy despacio. Muchos con los ojos cerrados, no hay música y somos poquitos.

Es difícil, y tira, como cuando vas subiendo un puerto con los colegas, pero no te quedas. Y mola.

Y sales de la clase más chulo que un ocho, o más chulo que el chulo del seis, todo estirado, de orgullo por haber cumplido y porque por fin la zona lumbar ha trabajado como debería.

Ayer cambié de clase. Y fui con una profesora. Mucho más mona, todo chicas jóvenes. Nada que ver con el chico de hace dos días. Si no duele es que no lo estáis haciendo bien, me gusta esta filosofía, pero no es lo mismo. Máximo diez repeticiones, bueno, hacemos seis que os veo cansadas. Tira, pero menos, y no le da importancia a la respiración, que es casi tan difícil como elevar la pierna sin apartar la zona lumbar del suelo sin dejar que se escape el lápiz que sostengo con mis omóplatos. Mucho más flojito.

Las vistas son mejores, pero el trabajo no me ha gustado. Al final no sé si era Pilates o GAP (glúteos, abdominales, pierna, que tampoco viene mal). No se lo he preguntado, pero por algo sería el único chico. Los demás chicos nos miraban mientras intentaban bambolear la mancuerna más pesada que encontraban a la vista, arqueando la espalda y resoplando.

Luego me he ido a la piscina, mientras corría iba pensando en la respiración de Pilates del primer día..