jornada de reflexión

A veces nos sentimos grandes, capaces de todo. Yo mismo estoy encantado con mi vida, extraordinaria, pero cuando lo es por partida doble, por las vivencias y la cantidad de cosas que a última hora alteran su ordinariez, su normalidad, no siempre puedo con ella.

Intento llegar a todo. Pero la energía se va en sobrevivir, y no en vivir. Así que hay que establecer prioridades. Lo ideal sería variar esas prioridades cada día, a fin de no dejar ningun detalle sin vivir, pero cuando son externas y urgentes, no hay otra cosa.

Lo peor es cuando queremos recuperar el tiempo perdido. Todo parece hacerse cuesta arriba. El calor obliga a cambiar las horas y altera los horarios de todo un año. Pero se puede, sólo hay que adaptarse.

Dos días seguidos en que la sombra se alarga, se arrastra y parece pegarse al asfalto son suficientes. Hay que quedarse al resguardo del Sol. Subir las piernas y reposar. Y en eso estoy.

Allí al fondo hay luz. Paciencia todo llegará. Mientras, a otra cosa. Descansar...